Adultos mayores con un estilo de vida despreocupado tienen mayores posibilidades de terminar en un asilo
Aspectos como fumar, la actividad física, sentarse y la calidad del sueño tienen un fuerte vínculo con las tasas de admisión a hogares de ancianos
Un nuevo estudio reveló que los adultos mayores que llevan un estilo de vida despreocupado y poco saludable tienen el doble de probabilidades de terminar necesitando un asilo de ancianos.
Según investigadores de la Universidad de Sydney, aspectos como fumar, la actividad física, sentarse y la calidad del sueño tienen un fuerte vínculo con las tasas de admisión a hogares de ancianos.
Por ejemplo, en el caso de los fumadores, tenían un 55% más de probabilidades que los no fumadores de terminar necesitando atención de enfermería en sus años de longevidad.
En este estudio sobre el envejecimiento se evaluó a unos 127 000 australianos que participaron entre 2006 y 2009 y se realizó un seguimiento a estos pacientes durante 11 años aproximadamente.
Dividieron a los participantes en tres grupos de riesgo según factores del estilo de vida como fumar, actividad física, estar sentado, calidad del sueño y calidad de la dieta.
El equipo descubrió que aquellos mayores de 60 años que comen mal y pasan demasiado tiempo en el sofá tenían un 43% más de probabilidades de terminar en un hogar de ancianos en comparación con los jubilados más aptos.
En contraparte, las personas mayores con un estilo de vida moderadamente saludable tenían un 12% más de probabilidades de necesitar atención en un hogar de ancianos que las personas mayores más sanas.
“Las estrategias efectivas para prevenir o retrasar que los adultos mayores ingresen a los hogares de ancianos ayudarán a garantizar que la sociedad pueda cuidar adecuadamente a su creciente número de personas mayores”, explicó la autora principal del estudio, la Dra. Alice Gibson, de la Universidad de Sydney, según un comunicado.
Prevenir o retrasar el ingreso a un asilo
Gibson señala que este estudio destaca el potencial de prevenir o retrasar la admisión a hogares de ancianos entre personas en riesgo durante el envejecimiento, con intervenciones que promuevan un estilo de vida saludable.
“Esto podría ser un poderoso motivador para que muchas personas adopten o mantengan un estilo de vida más saludable”, dijo.
Además, señala que sus hallazgos también pueden incentivar la inversión del gobierno en atención médica preventiva y promoción de la salud debido al mayor costo asociado con el cuidado de personas en instituciones
A su juicio, es necesario un cambio en la política de salud hacia la salud preventiva, lo que no solo implica la reducción de enfermedades crónicas, sino también reducir o retrasar la admisión a largo plazo en hogares de ancianos.
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