Cómo el aire contaminado puede afectar nuestro cerebro, según una nueva investigación
Hasta la fecha, pocos estudios han examinado los efectos de la exposición a la contaminación del aire durante los primeros años de vida como la infancia, la niñez y la adolescencia
Un estudio publicado recientemente en la revista NeuroToxicology, asegura que quienes respiran aire contaminado experimentan cambios en las regiones del cerebro que controlan las emociones y, como resultado, es más probable que desarrollen ansiedad y depresión que quienes respiran aire más limpio.
El equipo revisó más de 100 artículos de investigación de estudios con animales y humanos que se centraron en los efectos de la contaminación del aire exterior en la salud mental y el hipocampo, la amígdala y la corteza prefrontal, regiones del cerebro que regulan las emociones.
Los hallazgos mostraron que al menos el 73% de los estudios informaron síntomas y comportamientos de salud mental más altos en humanos y animales, como ratas, que estuvieron expuestos a niveles de contaminación del aire más altos que el promedio.
Aun así, algunas exposiciones que provocaron efectos negativos ocurrieron en los rangos de contaminación del aire que actualmente se consideran “seguros” según los estándares de la Agencia de Protección Ambiental.
El 95 % de los estudios que examinaron los efectos cerebrales encontraron cambios físicos y funcionales significativos dentro de las regiones del cerebro antes mencionadas.
La mayoría de estos estudios encontraron que la exposición a niveles elevados de contaminación del aire está asociada con una mayor inflamación y cambios en la regulación de los neurotransmisores, que actúan como mensajeros químicos del cerebro.
Pequeños contaminantes en el aire sí afectan nuestro cerebro
Mucho sabemos sobre los efectos que puede causar la exposición a la contaminación del aire a la salud física. Entre estas afecciones se encuentran, el asma y los problemas respiratorios.
Nos obstante, apenas durante los últimos 10 años, científicos se han esforzado por comprender cómo la contaminación del aire puede afectar el cerebro.
Se ha demostrado que los pequeños contaminantes del aire, como las partículas ultrafinas de los gases de escape de los vehículos, pueden afectar el cerebro directamente, al viajar a través de la nariz y al cerebro, o indirectamente, causando inflamación y respuestas inmunitarias alteradas en el cuerpo que luego pueden cruzar en el cerebro.
Esta nueva investigación sugiere que la contaminación del aire solo empeorará a medida que el cambio climático se intensifique y las emisiones de carbono sigan sin regularse.
Hasta la fecha pocos estudios han examinado los efectos de la exposición a la contaminación del aire durante los primeros años de vida como la infancia, la niñez y la adolescencia.
Por ello, los autores de la actual investigación planean usar métodos de imágenes cerebrales para estudiar cómo la contaminación del aire aumenta el riesgo de ansiedad durante la adolescencia.
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