En 2022 Colima registra el mayor número de asesinatos en toda su historia

El estado de Colima, que hace unos años se caracterizaba por ser una región tranquila y alejada de la violencia generada por el crimen organizado, ahora luce un panorama totalmente diferente.

Y es que, de enero a noviembre del presente año, la entidad acumula 823 asesinatos, lo que representa la cifra más alta desde que se tienen registros. Anteriormente, el año más sangriento en Colima había sido 2017 con 817 personas asesinadas, es decir, seis víctimas menos que el conteo actual.

Pero la situación es aún más grave, pues en el estado existen 694 denuncias de personas desaparecidas, de las cuales 438 siguen sin ser encontradas.

Para las mujeres las cosas no son diferentes, ya que, a lo largo del 2022, 100 colimenses del sexo femenino fueron asesinadas, de estos casos solo 18 se tipificaron como feminicidios, y los otros 82 se clasificaron como homicidios dolosos.

Los datos, que abarcan el periodo del 1 de enero al 1 de diciembre de este año, fueron dados a conocer en rueda de prensa por el vocero de la Mesa de Construcción de Paz y Seguridad del estado de Colima, Francisco Javier Almazán Torres.

Con dichas cifras, Colima se ubica en el primer lugar nacional en las tasas de homicidios dolosos en general, en homicidios dolosos de mujeres y en feminicidios, de acuerdo con los números de casos por cada 100,000 habitantes difundidos por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Los funcionarios encargados de la seguridad de Colima aseguran que, pese a las cifras de delitos de alto impacto, las autoridades no están rebasadas por la delincuencia y los primeros lugares son por la baja densidad poblacional.

Pero los habitantes tienen otros datos, pues para ellos las balaceras son una constante que puede ocurrir en cualquier momento.

Así lo reveló Don Manuel, un habitante de ese estado entrevistado por el sitio Animal Político, quien relató cómo un grupo de jóvenes armados perseguía en una camioneta a otro vehículo, presuntamente de una banda delictiva rival, y desde ahí disparaba sus armas sin importar que en la zona hubiera decenas de personas, incluyendo niñas y niños.

Testimonios como el de él se pueden escuchar en casi todo el estado, pues las balas alcanzan a niños, mujeres, jóvenes, adultos, servidores públicos y políticos por igual.

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