Cómo usar las pantallas como calmantes para los niños afecta su conducta futura
Niños de nueve a 10 años que pasan demasiado tiempo pegados a sus pantallas tienen mayores probabilidades de desarrollar un trastorno obsesivo compulsivo (TOC)
Cuando los niños hacen un berrinche en casa o en la calle, la mayoría de los padres suelen darles un teléfono con algún video, música o dibujo animado para “distraerlos”.
Y aunque al momento puede ser efectivo, un estudio determinó que esta acción podría provocar problemas de comportamiento.
Un equipo de la Universidad de Michigan reclutó a 422 padres y sus hijos de entre tres y cinco años para su estudio y preguntaron a los progenitores con qué frecuencia usaban dispositivos digitales, como un teléfono o un iPad, como una herramienta tranquilizadora, y si su hijo mostraba síntomas de problemas emocionales o de comportamiento durante seis meses.
Con esto, los investigadores sugieren que en lugar de usar una pantalla para ayudar a un niño a calmarse, los padres podrían probar técnicas sensoriales como saltar en un trampolín, escuchar música o mirar un libro.
Aconsejan enseñar a los niños una reacción más segura y de mayor resolución de problemas cuando están molestos, o pedirles que nombren su emoción y discutan qué hacer al respecto.
Si bien el uso ocasional de un dispositivo para entretener a los niños es esperado y realista, es importante que no se convierta en una herramienta relajante habitual.
Los celulares, una herramienta “temporal e inofensiva”
“Usar dispositivos móviles para calmar a un niño pequeño puede parecer una herramienta temporal e inofensiva para reducir el estrés en el hogar, pero puede haber consecuencias a largo plazo si se trata de una estrategia calmante habitual”, dijo la autora principal, Jenny Radesky.
De hecho, la especialista explicó que particularmente en la primera infancia, los dispositivos pueden desplazar las oportunidades para el desarrollo de métodos independientes y alternativos para la autorregulación.
“Usar un distractor como un dispositivo móvil no enseña una habilidad, solo distrae al niño de cómo se siente”, declara.
Además, asegura que los niños que no desarrollan estas habilidades en la primera infancia tienen más probabilidades de tener dificultades cuando están estresados en la escuela o con sus compañeros a medida que crecen.
Otro estudio encontró que los niños de nueve a 10 años que pasan demasiado tiempo pegados a sus pantallas tienen mayores probabilidades de desarrollar un trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
Sus probabilidades de desarrollar TOC durante un período de dos años aumentaron en un 13 % por cada hora que jugaron videojuegos y en un 11 por ciento por cada hora que vieron videos.
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