Quiénes son los republicanos “rebeldes y de ala dura” que exponen la profunda división de su partido en el Congreso
Pese a contar con una mayoría, la candidatura del republicano Kevin McCarthy a la presidencia de la Cámara de Representantes se vio bloqueada desde sus propias filas. BBC Mundo cuenta por qué
Coser y cantar, un juego de niños, un paseo por el campo: cualquiera de estas frases utilizadas normalmente para referirse a algo que es muy fácil debería haber servido para describir lo que tenía que hacer esta semana el Partido Republicano para escoger entre sus filas al próximo presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU.
Los resultados de las elecciones legislativas de noviembre de 2022 dieron a los republicanos una pequeña pero clara mayoría en este cuerpo legislativo, en el que ocupan 222 escaños, lo que significa que contaban con cuatro votos más de los necesarios para garantizar los 218 requeridos para escoger a su nuevo presidente.
También tenían un candidato natural para el puesto: Kevin McCarthy, quien desde 2019 había sido líder de la minoría conservadora en la Cámara Baja.
Pese a ello, luego de seis votaciones realizadas entre este martes y miércoles, McCarthy no había conseguido los votos necesarios para ocupar una de las posiciones de mayor poder de la política estadounidense que, además, le convertiría en la segunda persona en la línea de sucesión presidencial, por detrás de la vicepresidenta Kamala Harris.
Es la primera vez desde 1923 que el partido con mayoría en la Cámara de Representantes no logra elegir al presidente de la misma en el primer día de votaciones.
Detrás de ese fracaso hay una rebelión de una veintena de congresistas republicanos que se resisten a votar por McCarthy.
¿Quiénes son?
Miembros del “Freedom Caucus”
Casi todos los congresistas republicanos que se resistieron a votar por McCarthy son miembros del Freedom Caucus, un grupo de parlamentarios conservadores de línea dura que fue responsable de la primera gran derrota política del entonces presidente Donald Trump en marzo de 2017.
Entonces, con sus votos bloquearon la primera oportunidad real en siete años para derogar y sustituir la Ley de Cuidado de Salud Accesible, mejor conocida como Obamacare, abominada por los conservadores.
Estos congresistas cuestionaban que la nueva ley no iba suficientemente lejos pues no eliminaba totalmente el Obamacare, al mantener en pie algunos subsidios y no eliminar la exigencia hecha a las aseguradoras de cumplir con una serie de coberturas médicas esenciales.
Su radicalismo, sin embargo, solamente sirvió para que cinco años más tarde el Obamacare siga en pie.
Creado en 2015, el Freedom Caucus es considerado como el bloque más a la derecha dentro del Partido Republicano al que se le atribuye haber jugado un rol decisivo en forzar ese año la renuncia de John Boehner como presidente de la Cámara de Representantes.
De acuerdo con The New York Times, 19 de los 20 representantes republicanos que no votaron por McCarthy pertenecen a ese grupo radical o recibieron su respaldo de cara a las elecciones de 2022.
Al mismo tiempo, los dos congresistas republicanos que fueron postulados como alternativa a McCarthy el martes (Jim Jordan, de Ohio) y el miércoles (Byron Donalds, de Florida) son miembros del Freedom Caucus, aunque paradójicamente Jordan -que es un miembro fundador del grupo- sí ha votado a favor de McCarthy.
Los 20 republicanos que votaron por Jordan o Donalds son: Andy Biggs (Arizona); Lauren Boebert (Colorado); Josh Brecheen (Oklahoma); Michael Cloud (Texas); Eli Crane (Arizona); Andrew Clyde (Georgia); Byron Donalds (Florida); Matt Gaetz (Florida); Bob Good (Virginia); Paul Gosar (Arizona); Andy Harris (Maryland); Anna Paulina Luna (Florida); Mary Miller (Illinois); Ralph Norman (Carolina del Sur); Andy Ogles (Tennessee); Scott Perry (Pensilvania); Matt Rosendale (Montana); Dan Bishop (Carolina del Norte); Chip Roy (Texas) y Keith Self (Texas).
De ellos, Self es el único que no tiene una vinculación clara con el Freedom Caucus.
Rechazo a la elección de Biden
Otra característica que tienen en común es que la mayoría de ellos han cuestionado los resultados de las elecciones presidenciales de 2020, en las que resultó ganador Joe Biden.
12 de los 20 congresistas han señalado explícitamente esas elecciones como robadas o fraudulentas no solamente durante las semanas o meses que siguieron a la contienda, sino que han mantenido esa posición a lo largo del tiempo, algo que les distingue de la mayor parte de los representantes republicanos.
Entre estos 20 parlamentarios hay 5 que fueron electos por primera vez en noviembre pasado y 15 están repitiendo en su curul. Casi todos (14) los de este último grupo votaron el 6 de enero de 2021 a favor de desconocer los resultados de los colegios electorales para intentar evitar la certificación de la victoria electoral de Biden.
Una última característica que comparten es el hecho de que 17 de ellos contaron con el espaldarazo de Trump durante la campaña electoral de 2022.
Esto, sin embargo, no quiere decir necesariamente que sean siempre fieles a la línea política que marque el exmandatario republicano como quedó manifiesto este miércoles cuando, pese a un llamamiento expreso de Trump para que votaran a favor de McCarthy, estos congresistas mantuvieron su negativa a respaldarle durante, al menos, las tres votaciones de este miércoles.
De hecho, la congresista Lauren Boebert dijo explícitamente ante la Cámara que Trump había hablado con ella y con otros para decirles que desistieran de lo que estaban haciendo, pero que ella consideraba que, en lugar de ello, el exmandatario debería llamar a McCarthy para decirle que es “hora de retirarse”.
Andy Biggs, otro representante de este grupo, también hizo referencia a la petición del exmandatario republicano: “Amamos a Trump, pero… no creemos que [McCarthy] sea la persona”, dijo.
¿Qué buscan?
La negativa de los 20 congresistas republicanos a votar por McCarthy surge no solamente de un rechazo contra él, sino que también responde a una agenda política concreta.
Estos representantes son fuertes críticos de instituciones como el gobierno federal. Entre sus ideas se incluye el establecimiento de un presupuesto federal balanceado, que no incurra en gastos deficitarios; la eliminación del impuesto sobre la renta y en su lugar establecer únicamente un impuesto al consumo; y la fortificación de la frontera con México.
En cuanto al funcionamiento del Congreso, abogan por reformar sus procedimientos para dar más influencia a los parlamentarios y restar poder a figuras como el presidente de la Cámara, quien ejerce gran control sobre su funcionamiento, así como sobre la agenda legislativa.
La incapacidad de los republicanos para elegir a un presidente del Congreso entre sus propias filas fue criticada por el presidente Biden, quien este miércoles dijo que se trataba de un episodio “avergonzante” para Estados Unidos.
Pero también ha sido criticado desde las propias filas republicanas. Así, por ejemplo, la congresista republicana Nancy Mace (Carolina del Sur) acusó al Freedom Caucus de haber tomado la agenda conservadora como “rehén”.
“Esto no es sobre políticas. Esto no se trata de avanzar nuestra agenda conservadora. Esto es sobre ego y recaudación de fondos y de un montón de otra basura”, apuntó.
En cualquier caso, y con independencia de cuándo se resuelva este impasse, es probable que quienquiera que asuma la presidencia del Congreso durante los próximos dos años tendrá por delante una labor extremadamente complicada para adelantar el trabajo en un parlamento ya no solamente marcado por la profunda polarización entre demócratas y republicanos, sino ahora también por las divisiones manifiestas entre estos últimos.
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