El capitán de un barco de Galveston fue acusado por engañar a una funeraria al no arrojar cenizas al mar
Inexplicablemente, Cody Kenney se quedó con los restos de tres difuntos que por contrato debía arrojar al agua
Cody Kenney fue despedido de inmediato al descubrirse que había escondido cenizas de seres humanos en tres embarcaciones. Crédito: Scott Olson | Getty Images
El año pasado, Cody Kenney, capitán de un barco pesquero de Galveston, Texas, fue contratado por una funeraria para apoyarla mediante la tarea de arrojar al mar las cenizas de tres personas cuyos familiares cubrieron los honorarios para cumplir con dicho servicio.
Sin embargo, el extrabajador de Galveston Deep Sea Fishing Charters únicamente cobró cierta cantidad de dinero establecido, pero no llevó a cabo el trabajo indicado.
A través de la llamada telefónica de un representante de la funeraria con la cual colaboraba el capitán Kenney, en octubre del año pasado, el propietario de Galveston Deep Sea Fishing Charters fue notificado de que el marino, además de haber incumplido con su tarea, tenía escondidas las cenizas de una persona en el barco de otro trabajador de la compañía.
Por tal motivo, se inició una revisión en todas las embarcaciones propiedad de la empresa pesquera y derivado de ello el 1 de febrero se descubrieron los restos de dos personas más que permanecían ocultos en el interior de un par de vehículos marítimos.
Acto seguido, se notificó el incidente a las autoridades de Galveston y el 1 de febrero se emitió una orden de arresto en contra de Cody Kenney quien repentinamente desapareció de los muelles.
No obstante, el marinero terminó por entregarse a la Oficina del Sheriff del Condado de Galveston con la esperanza de poder evitar ir a la cárcel mediante el pago de una fianza, pues enfrentaba tres cargos de abuso de un cadáver.
En el informe policiaco se menciona que el excapitán se limitó a escuchar los señalamientos en su contra, pero en ningún momento dio a conocer el motivo por el cual decidió quedarse con las cenizas que le pedían arrojar al mar.
Bajo dicha postura, al acusado se le fijó una fianza de $15,000,000 dólares que una vez cubierta le permitieron quedar en libertad, pero no recuperar su puesto de trabajo en Galveston Deep Sea Fishing Charters, pues el dueño de la compañía se negó a volver a contemplar como parte de su personal de confianza.
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