La esposa de García Luna sería la testigo clave de la defensa
Linda Cristina Pereyra habría estado con su pareja en algunos episodios que se han ventilado en el juicio, como el del secuestro ocurrido en el año 2008
Linda Cristina Pereyra llega a la corte para la continuación del juicio de Genaro García Luna. Crédito: EFE
El juicio en contra de Genaro García Luna está a punto de llegar a su final luego de las declaraciones de varios testigos, muchos de ellos exmiembros del crimen organizado que fueron interrogados por la Fiscalía sobre los presuntos vínculos del exsecretario de seguridad mexicano con los cárteles de la droga.
Sin embargo, antes de la presentación de los alegatos finales, la defensa del acusado adelantó que convocará un testigo en favor de su cliente, cuya identidad no se dio a conocer.
Fue el periodista Marco Antonio Silva, a través del noticiario de Ciro Gómez Leyva en Imagen Televisión, quien confirmó que dicho testigo es nada más y nada menos que la esposa de García Luna, Linda Cristina Pereyra.
De acuerdo con Silva, la mujer asegura haber estado con su pareja en algunos episodios clave que se han ventilado en el juicio, como el del secuestro ocurrido en el año 2008.
Además, conoce la historia de la casa de descanso que tiene la familia, una propiedad que, según argumentó la Fiscalía, se compró con dinero proveniente del narcotráfico.
Para aclarar cuál era la fuente que le reveló tal información al corresponsal de Imagen Televisión, el titular del noticiario aseguró que fue la propia Cristina Pereyra quien le confirmó a Marco Antonio Silva que ella sería la testigo.
La presentación de la mujer en el estrado se produciría luego de uno de los testimonios más relevantes en el juicio: el del narcotraficante Jesús “El Rey” Zambada García, hermano del “Mayo” Zambada, líder del Cártel de Sinaloa.
Durante su declaración, Zambada aseguró que había pagado 5 millones de dólares en 2006 a Genaro García Luna, cuando este dirigía la Agencia Federal de Investigaciones.
De acuerdo con su testimonio, realizó dos pagos, uno de 3 millones de dólares y un segundo de 2 millones de dólares en un restaurante de la Ciudad de México, porque se sabía que se iba a convertir en secretario de Seguridad Pública y convenía sobornarlo para que siguiera protegiendo y ayudando al Cártel de Sinaloa.
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