Investigadores desarrollan una computadora que funcionaría con células cerebrales humanas

Los ordenadores que funcionen con este "hardware biológico" podrían empezar a aliviar en la próxima década las demandas de consumo energético de la supercomputación

Computadora

Persona utilizando una laptop. / Foto: AFP/Getty Images Crédito: CHRIS DELMAS | AFP / Getty Images

Hay algunos proyectos que buscan insertar chips en el cerebro humano, pero un grupo de científicos están haciendo todo lo contrario al introducir células humanas en ordenadores para crear una “biocomputadora”  

Según los investigadores de la Universidad Johns Hopkins, un “bioordenador” alimentado por células cerebrales humanas podría desarrollarse en el transcurso de nuestra vida, y esperan que esta tecnología amplíe exponencialmente las capacidades de la informática moderna y cree nuevos campos de estudio.

“La informática y la inteligencia artificial han impulsado la revolución tecnológica, pero están tocando techo”, afirma Thomas Hartung, catedrático de Ciencias de la Salud Medioambiental de la Escuela Bloomberg de Salud Pública y la Escuela Whiting de Ingeniería de la Universidad Johns Hopkins, que dirige el trabajo. “La bioinformática supone un enorme esfuerzo de compactación y aumento de la eficiencia para superar nuestros límites tecnológicos actuales”, agregó.

Hartung y sus colegas de la Johns Hopkins han estado trabajando con organoides cerebrales, orbes del tamaño de un punto de bolígrafo con neuronas y otras características que prometen mantener funciones básicas como el aprendizaje y la memoria.

“Esto abre la investigación sobre el funcionamiento del cerebro humano”, afirma Hartung. “Porque se puede empezar a manipular el sistema, haciendo cosas que éticamente no se pueden hacer con cerebros humanos”.

Hartung comenzó a cultivar y ensamblar células cerebrales en organoides funcionales en 2012 utilizando células de muestras de piel humana reprogramadas a un estado similar al de las células madre embrionarias. Cada organoide contiene unas 50,000 células, aproximadamente del tamaño del sistema nervioso de una mosca de la fruta. Ahora imagina construir un ordenador futurista con estos organoides cerebrales.

¿Cómo serían estas “biocomputadoras”?

Los ordenadores que funcionen con este “hardware biológico” podrían empezar a aliviar en la próxima década las demandas de consumo energético de la supercomputación, cada vez más insostenibles, afirma Hartung. Aunque los ordenadores procesan cálculos con números y datos más rápido que los humanos, los cerebros son mucho más inteligentes a la hora de tomar decisiones lógicas complejas, como distinguir un perro de un gato.

“El cerebro sigue siendo incomparable con los ordenadores modernos”, afirma Hartung. “Frontier”, el último superordenador de Kentucky, es una instalación de 600 millones de dólares y 6,800 metros cuadrados. En junio del año pasado superó por primera vez la capacidad de cálculo de un solo cerebro humano, pero utilizando un millón de veces más energía.”

Es posible que pasen décadas antes de que la inteligencia de los organoides pueda alimentar un sistema tan inteligente como un ratón, afirma Hartung. Pero al aumentar la producción de organoides cerebrales y entrenarlos con inteligencia artificial, prevé un futuro en el que los bioordenadores admitan una velocidad de cálculo, una potencia de procesamiento, una eficiencia de datos y una capacidad de almacenamiento superiores.

“Pasarán décadas antes de que alcancemos el objetivo de algo comparable a cualquier tipo de ordenador”, afirma Hartung. “Pero si no empezamos a crear programas de financiación para ello, será mucho más difícil”.

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