¿NY o CDMX?, crónica de un grupo de dreamers en su país

20 hombres y mujeres beneficiados por el DACA conocieron por primera vez la Ciudad de México, aunque nacieron aquí mismo o en Puebla, Oaxaca, Morelos, Michoacán y Guerrero. Así fue su visita

Dreamers frente a a la Plaza de la República. Al centro, de blanco, Mauricio López, repatriado guía

Dreamers frente a a la Plaza de la República. Al centro, de blanco, Mauricio López, repatriado guía Crédito: Gardenia Mendoza | Cortesía

MEXICO.- El autobús se detuvo frente al Monumento a la Revolución y de él descendió un grupo de 21 hombres y mujeres que por primera vez conocen la Ciudad de México, aunque nacieron aquí mismo o en Puebla, Oaxaca, Morelos, Michoacán y Guerrero.

No son turistas comunes. Se los llevaron de niños a Estados Unidos y por una cosa u otra terminaron en Nueva York sin documentos hasta que se beneficiaron del Dream Act y tuvieron permiso de trabajo y la oportunidad de salir del país aunque con el riesgo de que, al regresar, un oficial de migración se ponga sus moños y los bloquee.

Pero en este momento están optimistas. En primer lugar porque tienen frente a sí a anfitriones que fueron migrantes y volvieron al país repatriados y ya no tienen miedo, sino fascinación; en segundo, porque con ellos pueden saltar del inglés al español y vicerversa, sin que los vean feo, raro, excluyente.

En tercer lugar, porque los respalda la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY) que articuló el viaje y como cereza en el pastel, se enfilan hacia el Frontón México, un edificio Art Decó del siglo XIX recientemente intervenido por el artista español de arte urbano Okuda San Miguel, quien lo salpicó de colores, de rosas, azules, violetas, amarillos…

Foto: Gardenia Mendoza.

“Aquí se habla spanglish”, dice Mauricio López, un repatriado que hizo con su historia de repatriado una escuela de inglés que suma cada día más alumnos.

De paso por el frontón, recuerda que están frente a la cuna de la oposición política del país porque fue sede de eventos y reuniones del Partido Acción Nacional (PAN) del cual salieron dos presidentes de la República: Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-212).

Daniela Contreras asienta una y otra vez. Ella es una de las integrantes del grupo que estudió la historia de México de primera mano porque su mamá se la llevó a EU a los 11 años ya con la escuela nacionalista de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

“Siento como si el tiempo no hubiera pasado y volviera a la primaria”, cuenta a este diario. “Al mismo tiempo siento que me he perdido ¡tanto!”.

En cuentas reales han pasado 28 años de su camino hacia el norte, desde que dejó atrás toda la poblanería, a sus abuelos, a su padre. De aquel tiempo a la fecha, todos ellos fallecieron, incluso su madre, a quien le prometió en el lecho de muerte que volvería al país para verlo nuevamente con sus propios ojos.

Daniela Contreras es hoy una activista a favor de los derechos de los inmigrantes en Nueva York. Su testimonio sobre acoso sexual en contra de las trabajadoras domésticas fue clave para una ley estatal que protege a las indocumentados en contra conductas abusivas por parte de los patrones.

Foto: Gardenia Mendoza.

Ella es beneficiada del programa DACA desde 2016, cuatro años después de sus inicios y lo único que lamenta es la incertidumbre.

La Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) ha estado vigente desde 2012. Además de que no otorga estatus legal en el país, aunque protege a los beneficiarios de la deportación y les proporciona permisos de trabajo. El programa ha sido impugnado judicialmente y en cualquier momento se espera un pronunciamiento sobre su legalidad.

Actualmente hay alrededor de 590,000 beneficiarios activos de DACA, según los Servicios de Ciudadanía e Inmigración, entre ellos, el grupo de mexicanos neoyorkinos que pasea por la colonia Tabacalera de la CDMX.

Ya ha dejado atrás el Frontón México y una de las principales sedes de trabajo para los mexicanos deportados: los call centers.

“A esta zona se le conoce también como Little LA por la cantidad de mexicanos que hablan inglés”, informa Mauricio López.

El grupo filma cada detalle, retrata cada instante, cada rincón lejos del frío, inmersos en otra urbe que presenta muchas similitudes con la suya, aunque la pregunta estas alturas del recorrido es ¿cuál es su urbe?

¿SUERTE O TRABAJO?

Hace tiempo que los dreamers, amparados con un Advance Parole, pueden salir de EEUU y la mayoría aprovecha el beneficio para conocer su país de sangre a través de diversos programas.

Una de las peculiaridades de este grupo es que sus gastos no corren totalmente por su cuenta, sino son patrocinados por las organizaciones de mexicanos Mixteca y Colmena que se aliaron al Instituto de Estudios Mexicanos de CUNY.

De ello da cuenta José Higuera, director del instituto durante el recorrido por la Casa de los amigos, que desde su fundación hace más de 60 años apoya a refugiados y emigrantes.

La Casa de los Amigos perteneció José Clemente Orozco. El muralista la vendió el siglo pasado por un precio simbólico al grupo religioso Premio Nobel de la Paz “Los Cuáqueros”.

Ya en tiempos recientes, la organización de repatriados New Comienzos se ha apoyado en este espacio para dar albergue a deportados en situación de emergencia y evitar que terminen en la calle.

New Comienzos tiene oficinas en la Plaza de la República, frente al monumento a la Revolución, donde los mexicanos neoyorkinos hacen escala para tomar café y conocer más de la organización que pudo ser parte de su historia, pero tuvieron suerte y tesón.

Carlos Ibarra, es ejemplo. Antes de DACA, él solo sabía que quería estudiar actuación. No tenía papeles pero aplicó  a varias universidades desde Orange County, en California. “Me aceptaron en la New York University y yo no tenía dinero”, recuerda. “Entonces convencí al patrón de mi abuela para que me prestara y aceptó que le fuera pagando en 10 años”.

Foto: Gardenia Mendoza.

Desde entonces ha hecho comerciales, producciones, teatro, películas y fundó su propia empresa gracias a DACA. Solo le hacía falta regresar a México. “Estoy encantado, sorprendido porque la CDMX es más limpia que NY”, dice. “Y al estar aquí he visto cosas que no se pueden recrear ni en el cine, ni en las noticias ni con las anécdotas de la familia”.

Yamilet Martínez rompe en llanto. “Ha superado todas mis expectativas: la comida, la amabilidad, los ruidos”, resume la estudiante de 25 años sobre la estancia que inició seis días atrás y está a punto de concluir.

Foto: Gardenia Mendoza.

Antes, fue junto al grupo a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y se reencontró con su hermano, 10 años después de que él regresara de EEUU porque no se adaptó. Hoy tiene un taller mecánico; ella estudia psicología en el CUNY como dreamer en Nueva York.

La felicidad tiene muchos rostros y no tiene fronteras. “Aquí estamos”, concluye Yamilet.

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