‘Todo personal’, de la escritora Yurina Melara
En su nacimiento como escritora de la novela negra, la también periodista nos habla de la realidad salvadoreña entre dos mundos y de la justicia que es y debería ser
Un joven pandillero salvadoreño que fue deportado de Los Ángeles en la década de los noventa, ayuda a disminuir la violencia de las pandillas en su tierra natal. 20 años después, su esposa y su hija son asesinadas, todo parece indicar que son las pandillas, pero ¿qué sucedió realmente? Esta es la trama de suspenso de la nueva novela escrita en español para los latinos en Estados Unidos.
La periodista y ahora escritora Yurina Melara inició esa historia con una entrevista que hizo en San Salvador a un joven deportado quien en realidad fue pandillero, sin embargo Melara dejó volar la imaginación y desarrolló toda una trama que ahora se publica en su libro “Todo personal”.
La reportera impregnó en su primera novela –que este domingo sale a la venta a través de Amazon en forma electrónica por menos de $1—las vivencias de muchos salvadoreños en las últimas décadas: residir unas temporadas en Estados Unidos y otras en El Salvador, ser bilingüe, bicultural y tener seres queridos distantes.
Melara, quien trabajó diez años para el periódico La Opinión y otros tantos para El Mundo salvadoreño, platicó que cuando finalmente terminó su libro, se encontró con que en Estados Unidos las editoriales que imprimen en español se han enfocado, todas, en temas de autoayuda y bienestar.
A esas empresas les parecía raro que una mujer latina escribiera una novela policiaca. En El Salvador, sin embargo, encontró justo lo que buscaba, una editorial, Ojo de Cuervo, que se enfoca en impulsar las obras de mujeres centroamericanas.
El libro versión electrónica se puede ordenar desde ahora y quien lo adquiera podría a la vez recordar, reconocer o conocer rasgos salvadoreños, y al mismo tiempo apoyar la labor de esa editorial. Este domingo podrá leerlo en móviles, celulares, tabletas electrónicas o computadoras.
Yurina entrevistó a aquel joven pandillero en 1996, “y esa es la única parte real de la novela”, lo demás, como es narrativa, es imaginación y creatividad.
Aquel pandillero se redimió mucho antes de que el presidente Nayib Bukele ordenara encerrar a decenas de miles de pandilleros en El Salvador.
“Escribí la novela en el 2013”, platicó la autora a La Opinión, “sin embargo la dejé porque cuando acababa de terminarla me enteré que estaba embarazada, y quise continuar el libro hasta que mi hijo ya fuera a la escuela”.
Dijo que la disciplina de escribir todos los días para un diario “por supuesto que ayuda mucho para hacer una novela”. A la autora salvadoreña le tomó poco menos de cuatro meses terminar su borrador, con una trama de doble asesinato, deseos de venganza y reivindicación, de triángulo amoroso, y personajes del viudo devastado, el expandillero, y, por supuesto, una periodista.
“Admiro mucho a las mujeres periodistas; hacen un trabajo excelente. Especialmente he admirado a una de mis amigas periodistas allá en El Salvador, que al paso de los años sigue adelante, todos los días, con un amor al periodismo que rara vez he visto en otras personas”, platicó.
“Esta novela de suspenso te atrapará entre lo que debería ser la justicia salvadoreña y la justicia divina”, dice Amazon en su presentación.
Solo que el trabajo de reportera de cubrir a diario una nota y tenerla terminada a tiempo, pero al mismo tiempo asegurarse del rigor de apegarse a los hechos, es un tanto distinto al de producir una obra en narrativa.
“En el periódico sabes que tienes que entregar la nota a tiempo, y tu editor solo le hará, si acaso, pequeños cambios”, como poner una coma, o cambiar una palabra repetida en un párrafo y cuidar la sintaxis”, dijo Melara.
En cambio la edición de su novela tomó alrededor de un año “porque en narrativa la editora no te dice cambia esta palabra, sino que te sugiere cambios a la historia”, que toman tiempo y requieren de reencauzar la imaginación y creatividad.
La escritora realizó toda la edición entre las tareas de ser empleada de tiempo completo, esposa, madre de familia y criar a sus gatos, entre otras actividades. Pero la novela ahora está lista e incluye rasgos de su historia personal.
Melara vino dos veces a Estados Unidos; la primera cuando su madre la llevó a Nueva York para huir de la guerra civil que se vivía en ese tiempo en su país, luego regresó a su tierra a estudiar periodismo en la Universidad de El Salvador. Al terminar su carrera, quiso adquirir experiencia internacional y vino a Los Ángeles, a trabajar en medios hispanos. Por más de 10 años fue reportera de La Opinión.
Hace poco tomó la decisión de que se quedará en Estados Unidos con su esposo y con sus hijos, pues con la familia ha echado raíces en su nuevo país donde vive la realidad de una familia bicultural.