Emigrar o corromperse: la historia de un custodio de transporte de dinero

José Luis González no quería irse de México, pero la inseguridad lo obligó

José Luis Bojórquez durante una reunión de la organización New Comienzos en Nevada.

José Luis Bojórquez durante una reunión de la organización New Comienzos en Nevada. Crédito: Gardenia Mendoza | Cortesía

LAS VEGAS- A José Luis Bojórquez le exigieron a través de un mensaje de celular anónimo que revelara la ruta que seguía el sistema de transporte de dinero para el cual trabajaba como custodio. Pero no hizo caso: lo bloqueó inmediatamente. Para su sorpresa, le escribieron desde otro y lo llamaron.

“Contesta o te vamos a levantar”, amenazaron con el rapto.

Bojórquez no quería añadir a su precaria condición de migrante en Mexicali un problema más y volvió a ignorarlos. A los pocos días, volvieron a escribirle con la misma petición: la ruta que seguía para llevar la plata desde los negocios que contrataban los servicios a los bancos.

Sabían donde vivía, detalles de su familia, sus horarios laborales, detallaron.

Que los delincuentes supieran la minucia de su vida le dio terror. Pensó en regresar a Culiacán, pero allá se moría de precariedad. Cuando encontraba algún trabajo, era muy mal pagado. Después de un análisis, más bien de sentido común, cruzó la frontera.

Quería el anonimato, su sustento y seguridad. Así se convirtió en un mexicano más que huyó del país para salvar el pellejo. “Por mi mente nunca había cruzado la idea de emigrar”, reconoce en entrevista con este diario en la que reconoce que busca la figura legal de refugiado.

Actualmente, los mexicanos son el grupo más numeroso de personas en busca de refugio en Estados Unidos, según cifras del gobierno estadounidense. Representan un tercio de todas las detenciones de la Patrulla Fronteriza, pero sus solicitudes son rechazadas en el 90% de las ocasiones.

Durante la pandemia, fueron expulsados en virtud del título 42; posteriormente porque las autoridades consideran “que no hay un miedo creíble”. La organización civil de abogados Mexicanos en el exilio concluyó recientemente que los mexicanos son rechazados por “muchos prejuicios” sobre lo que viven en materia de seguridad, aunque las cifras digan lo contrario.

Un estudio del Observatorio del Desplazamiento Interno y el Consejo Noruego de Refugiados (NRC) reveló que la violencia en territorio mexicano causó 9,200 nuevos movimientos forzosos debido a la violencia en 2022 que se sumaron a los poco más de 87,000 que se reportaron entre el 2019 y 2021.

Dinero o muerte

José Luis Bojórquez empacó su ropa y saltó a California junto con su esposa y dos hijos para no enfrentar el dilema de entregar la ruta a los delincuentes y exponerse a sí mismo a una agresión armada o morir como chivo expiatorio, como muestra de escarmiento a otros como él.

De eso hace cinco años. De lejos se enteró que la misma petición que le habían hecho a él se la hicieron a otros de sus colegas que trasladaban dinero. Supo que algunos cedieron y, otros, como él, optaron por dejar las cosas en paz y saltar el muro.

“La delincuencia en México te obligan a irte o quedar a sus deseos”, detalla en las oficinas de la organización binacional New Comienzos, que busca apoyar a la comunidad migrante en Nevada y todo el país.

A la distancia, Bojórquez se enteró que la estrategia de los criminales les había dado jugosos botines: los asaltos a las empresas de traslado de valores en Mexicali, en Baja California y en México se volvieron el día a día. 

Poco después de su migración, un guardia de seguridad de valores fue baleado afuera de un bar ubicado en la zona de antros de Mexicali. “Los hechos sucedieron aproximadamente a las 02:12 horas, cuando el afectado se encontraba trabajando al exterior del negocio “ubicado en Avenida Paseo del Roble y Bulevar Benito Juárez en el fraccionamiento Los Pinos”, dieron cuenta los periódicos.

En los meses posteriores, hubo otro asalto con un botín de cerca de un millón de pesos (alrededor de 40,000 dólares) frente a las instalaciones de la empresa Sepsa en la misma ciudad. La policía local informó que sujetos tomaron la unidad Ford Econoline y escaparon, posteriormente abandonando el vehículo vacío en la colonia Nueva. 

Y sucesivamente.

Bojórquez conocía bien los lugares donde ocurrieron los delitos. Vivió tres años en Mexicali desde que se mudó desde Culiacán. Su primo lo convenció de ir allá a trabajar en obras de construcción en donde él también participaba. 

Bojórquez encontró trabajo como soldador y luego como guardia de seguridad para el traslado de dinero en efectivo en una zona “caliente”. 

Un análisis del Centro de Estudios Económicos de Tijuana determinó que la inseguridad en Baja California creó un fenómeno conocido como “policrisis” —múltiples delitos— y el “estancamiento casi secular” de la economía del estado en los últimos años

Con cifras del Secretariado Ejecutivo Nacional de Seguridad Pública en 2022, el centro de estudios concluyó que el estado enfrenta la “peor crisis de los últimos cinco años” con un avance anual de inseguridad del 12%, esto es, casi 110,000 delitos.

Doble problema

Al llegar a Coachella, Jorge Luis Bojórquez, sintió el peso de su decisión: pagar cuentas. No conocía a nadie y  tuvo que buscar trabajo en áreas donde tenía poca experiencia, como el campo y la construcción. 

“Fue muy difícil porque quienes te consiguen el trabajo se quedan con una parte de tu sueldo porque los pagos son en cash”, detalla en entrevista con este diario.

Los días pasaron y la relación con la madre de su hijo se fue deteriorando hasta la separación. Cuatro años después de haber llegado a Estados Unidos, se quedó sin familia y, en medio de la crisis, un conocido le aconsejó mudarse a Nevada para trabajar en los casinos.

Pero fue peor: aquí no es fácil encontrar un lugar para rentar como migrante. “Hasta los mismos latinos, si tienen papeles, son más avaros que los gabachos y, si te ayudan a encontrar empleo no te pagan por hora sino por día o se llevan una parte del salario porque ellos cobran por ti y, muchas veces, se quedan con el dinero o te tratan mal, como a un apestoso”.

La lucha por la supervivencia en otro país ha quitado a Bojórquez mucho tiempo para hacer el proceso del asilo. “Quisiera tener una oportunidad para estar en paz en mucho tiempo”.

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