La Nueva Escuela Mexicana “incendia” debate con nuevos libros de texto
Para algunos, son materiales para adoctrinar a los niños con pensamientos políticos afines al gobierno; para otros, se trata de un nuevo modelo hacia el pensamiento crítico
Hay una polémica por los libros de texto para la educación pública que son parte de la Nueva Escuela Mexicana (NEM). Crédito: ULISES RUIZ | AFP / Getty Images
MÉXICO- Quizás porque sus padres no la empujaban a estudiar. O ella tenía otros intereses, jugar, los chicos. Tal vez le gustaba reírse más que leer los libros de ciencias naturales y sociales, de español o matemáticas. El caso es que Ivonne Figueroa, cocinera de una fonda económica en el estado de Guerrero, siente que de la primaria y secundaria “salió bien ignorante”.
“A lo mejor estos nuevos libros logran captar más el interés de mis niños”, dice después de un día duro de trabajo para la manutención de sus hijos de ocho y 12 años como madre divorciada. “Si hay tanto escándalo deberían prohibir también internet porque ahí hay de todo”.
Ivonne Figueroa se refiere a la polémica por los libros de texto para la educación pública que son parte de la Nueva Escuela Mexicana (NEM). Su contenido está en debate desde hace meses, pero se ha intensificado en la víspera del arranque del ciclo escolar el próximo 28 de agosto.
Los opositores califican al contenido como “adoctrinamiento político” socialista o comunista afín al presidente Andrés Manuel López Obrador porque usa palabras y conceptos tales como “clases sociales”, “opresores”, “oprimidos”, “subalternidades” y “hegemonías”.
Señalan que falta énfasis en las ciencias, abusa del indigenismo y que los nombres de los libros son confusos: Múltiples Lenguajes, Proyecto de Aula, Proyectos Comunitarios, Proyectos Escolares, Nuestros Saberes y Múltiples Lenguajes.
¿Qué es eso?, cuestionó Marko Cortés, líder nacional del Partido Acción Nacional (PAN), entre las múltiples declaraciones con las que incitó a rechazar los libros y, en un momento de euforia y retroceso verbal a los tiempos de la inquisición, hizo un llamado a “arrancar las hojas” de los libros o de plano “quemarlos”.
Por ahora los detractores no han seguido el llamado a la hoguera del panista. Sin embargo, al menos ocho gobernadores de los 32 estados del país (una cuarta parte) decidieron no distribuir el nuevo material a los niños hasta que la Suprema Corte de Justicia de la Nación se pronuncie al respecto.
El recurso legal ante el máximo tribunal gira en torno al argumento de que no se llamó a todos los actores involucrados a participar en la elaboración de los contenidos; el gobierno federal revira que sí se hizo una convocatoria pública. En esas están.
Las entidades que vetaron los nuevos materiales coinciden con gobiernos donde no gobierna Morena (el partido fundado por AMLO) y por lo cual el debate tomó un giro político. López Obrador consideró que las acusaciones son “sin fundamento” y lamentó la desesperación de sus adversarios quienes “para atacarlo” incitaron a prender fuego al conocimiento.
Otros analistas, pedagogos y profesores consideran que los nuevos libros de texto han tenido literalmente una “mala lectura”, que han sido vilipendiados sin tomar en cuenta que son “guías de información” que necesitan completarse con el análisis y la aplicación del conocimiento de los estudiantes en sus comunidades.
“No son libros donde solo aparecen las definiciones, sino que plantean problemas y proponen a los alumnos que reflexionen en el modo de resolverlos”, destacó Fernando Mejía, investigador titular en el Centro de Estudios Educativos.
En el día a día, Ivonne Figueroa está esperanzada en que los nuevos libros logren que sus hijos se interesen más por su propia educación que ella. Además, no tiene opción: en el municipio de Pilcaya, no hay escuelas privadas y acceder a una de ellas le implicaría enviar a los niños a Ixtapan de la Sal, el municipio vecino en el Estado de México, y ella no tiene tiempo. Ni dinero.
Hacia un pensamiento crítico
Los nuevos libros de texto gratuitos de primaria y secundaria forman parte del modelo educativo implementado por el gobierno actual denominado “La Nueva Escuela Mexicana” que pretende superar “la sumisión, la marginación y la ignorancia”.
Estas intenciones han sido públicas a través de diversos funcionarios de la Secretaría de Educación Pública y aparecen en la guía para los maestros que lleva el nombre de Un libro sin recetas que puede consultarse on line junto con el resto de los libros.
Para lograr los nuevos objetivos, incita a los maestros a empujar a los alumnos a liberar sus pensamientos para encontrar nuevos conceptos de felicidad, realización personal, cooperación y creatividad a través de diversos caminos.
Entre otros, cuestionar y analizar todo, desde la ciencia como un negocio que ha lucrado con saberes ancestrales, a la emigración, el analfabetismo, la pobreza, la mortalidad, el trabajo infantil, las lenguas indígenas, el papel de las religiones en el mundo, el patrimonio cultural…
Para ello propone incitar a los niños a hacerse a sí mismos siete preguntas: ¿Qué hacer con mis manos y mi cuerpo? ¿Quién y cuándo me lo enseñó?¿Qué pienso de mi? ¿Quién soy?¿Por qué rechazo algunas ideas?¿Qué de lo que pienso ha llegado a mí por mi comunidad?¿Cuál es la herencia cultural que recibí y formó mi identidad?
En otra ruta, la NEM hace un llamado a derribar ciertos mitos como que todo mundo puede ser empresario sino es perezoso, el mito de que hay igualdad de oportunidades; el del individualismo exacerbado e incluso el mito de que “la rebelión es un pecado en contra de Dios”.
Por otro lado, incita a enseñar y aprender a no tener miedo a los cambios; a construir compromisos sólidos, “esos que perduran” y, sobre todo, a reconocerse en los pueblos originarios de México, la multiculturalidad y las comunidades (entornos).
Bajo estos criterios aparecen en los libros de primaria ejercicios para entender el conocimiento a través de lo que pasa cerca del estudiante por lo que el aprendizaje se vuelve interactivo, incluso en la ciencia, dice el analista de la Universidad Nacional Autónoma de México, Angel Díaz Barriga.
El investigador emérito y pedagogo afirma que la idea de que “no hay suficientes matemáticas” en los nuevos libros deriva de la vieja escuela en donde no había muchas fuentes de información: “Ahora pueden ir a la biblioteca o meterse a internet”.
Además, los maestros tendrán programas que cumplir para completar lo que se ve en los libros y en estos programas se especifican las metas. En el caso de las matemáticas tienen que enseñar fracciones, tablas de multiplicar, divisiones, sumas, restas, etcétera.
Influencias
“Nadie libera a nadie, ni nadie se libera solo. Los hombres se liberan en comunión”. La frase de Paulo Freire, uno de los principales humanistas y pedagogos del Siglo XX en América Latina, es el punto de partida de cada uno de los libros de textos de primaria y la carta de presentación de la influencia de la NEM que reconoce SEP.
Freile fue un fiel creyente de la educación como liberación y en su historia personal de pobre en América Latina dejó el rastro que vio la administración de AMLO, un espejo de Brasil en México: un muchacho que tuvo que interrumpir su carrera por razones económicas, ya que debía trabajar para contribuir con su familia.
“Algo de lo que veo en los libros es también mi propia historia”, destaca Elvira Arellano, activista de la organización Sin Fronteras en Chicago, quien usará los libros de texto para ayudar a su hijo de 10 años a mejorar su español.
“Yo los he ido consultando on line y lo que me gusta es que dignifica a las culturas indígenas porque siempre se han visto con desprecio”.
Elvira Arellano es originaria en San Miguel Curaguango, una pequeña comunidad rural del estado de Michoacán que no tenía escuela. Ella tenía que ir a estudiar a Maravatío, la cabecera municipal, donde la llamaban “india” por usar trenzas y por ser más pobre, aunque mestiza.
“En México hace falta que se enseñe desde niños a respetar a los demás, su color, su idioma o su físico, eso aquí en Estados Unidos se hace desde hace mucho, pero allá no se había puesto atención y lo que yo veo es que ahora se está reconociendo mucho al indígena en esos libros”.
Además de autores mexicanos indigenistas, en los libros de texto hay fragmentos de Garcilaso de la Vega, un escritor e historiador hispano-inca que se centró sacar a la luz la cultura y costumbres de los hincas que inspiró el levantamiento de Túpac Amaru II, un movimiento subersivo en tiempos de la corona española que desembocó en el veto de la obra.
Otra influencia en los nuevos libros de textos es Boa Venrura de Sousa Santos, sociólogo portugués y catedrático en la Universidad de Coimbra, EEUU, que analiza la realidad latinoamericana a través de los procesos históricos de colonización.
Sousa Santos es parte de una corriente filosófica muy reciente conocida como “La teoría decolonial” que crítica el conocimiento que a través de la historia han impuesto los dominadores.
Los decoloniales observan que si en la región del Amazonas un grupo de indígenas cura enfermedades con una planta se le considerada herbolaria y no adquiere el carácter de ciencia hasta que llega una farmacéutica, lleva la planta a un laboratorio, la embotella y la vende muy cara, aunque sirva para lo mismo.
La NEM también se finca en autores de oriente como el filósofo surcoreano Byung-Chul Han, uno de los rostros más destacados en la crítica de la sociedad del hiperconsumismo, y la “autoexplotación” del individuo como consecuencia de la imposición de pensamientos neoliberales.
Pero lejos de los teóricos que inspiraron el nuevo proyecto de la SEP, Jorge Rebolledo, profesor investigador de relaciones internacionales y consultor en temas educativos, considera que el principal reto para implementar el modelo serán los maestros.
Por su experiencia durante décadas como profesor universitario, se ha dado cuenta que muchos de ellos no están suficientemente preparados porque compraron las plazas en un esquema de corrupción o no tuvieron una buena formación y condenan a los alumnos de por vida con graves deficiencias.
“Cuando llegan a la universidad no saben escribir, no saben leer, no conocen de historia y no entienden lo que leen”, detalló.
En resumen, para el analista, hace falta poner énfasis tanto en el mensaje como en el mensajero si realmente se espera un cambio en la calidad de las generaciones futuras.
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