En el Día del Trabajo, empleados de la salud son arrestados por protestar contra Kaiser Permanente
Los empleados temen que la falta de empleados de la salud afecte el servicio a los pacientes; según sindicalistas, la empresa ha obtenido 24 mil millones de dólares en ganancias desde 2018
En un acto de desobediencia civil, 25 miembros de sindicatos y trabajadores de la salud fueron arrestados por protestar pacíficamente sentados en el asfalto, frente al centro médico Kaiser Permanente de Los Ángeles, en Hollywood.
“¡Si se pudo!”, exclamó Jessica Cruz, del sindicato SEIU UHW, quien fue esposada con cintas de plástico, por parte de agentes del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD), mientras era llevada a través de la iglesia de Cienciología.
Cruz y los otros 24 arrestados recibieron una citación para pagar $1,500 cada uno, por no haber acatado la orden de dispersarse, 20 minutos después que la asamblea fue declarada ilegal por parte del teniente Zady Bórquez, comandante de detective de la División Central del LAPD.
“Todo bien, gracias a Dios hubo cooperación de las personas [arrestadas]”, dijo a La Opinión el teniente Bórquez. “Nosotros estamos para servir a la gente”.
En la celebración del 144 aniversario del Día el Trabajo, los miles de trabajadores marcharon desde la primaria Los Feliz Elementary School, a través del Bulevar Hollywood, la avenida Vermont y el Bulevar Sunset, para concluir con un mitin frente al hospital de Kaiser Permanente.
La Coalición de Sindicatos de Kaiser Permanente, además de PriMer Heathcare y Tenet Healthcare está negociando un nuevo contrato con la organización de atención médica para reemplazar el que vence el 30 de septiembre.
En las calles exigen que Kaiser y las otras cadenas de hospitales respondan a sus demandas sobre las tasas inseguras de personal y presumibles prácticas laborales injustas que se relacionan con la negociación de un nuevo contrato.
A días de posible paro laboral
Los trabajadores tienen hasta el 13 de septiembre para votar sobre una autorización de huelga. Si la mayoría la aprueba, sus representantes en la mesa de negociaciones anunciarán con 10 días de anticipación la notificación a Kaiser de que se van al paro laboral el 1 de octubre.
“Todos sabemos la verdad; ya no hay suficientes trabajadores de salud para atender de manera segura y adecuada a nuestros pacientes”, dijo a La Opinión, Mayra Castañeda, técnica en ultrasonido del hospital St. Francis Medical Center en Lynwood.
“La carga de trabajo es súper pesada al grado que no tenemos tiempo para tomar un descanso o nuestra hora de comida, aparte de tener que aguantar los gritos de tres doctores al mismo tiempo”.
En un día normal de trabajo, ella tiene que atender a 12 pacientes en un turno de ocho horas, lo cual, dijo, “puede dar margen al error, porque no puedes dedicar tiempo adecuado al paciente”.
“Por eso necesitamos un mejor contrato, para mantener a los trabajadores con experiencia y ayudar a los que puedan venir en el futuro”, añadió.
En efecto, los manifestantes denunciaron que, a menudo, se ven obligados a realizar trabajos de dos o incluso tres trabajadores.
“Simplemente no hay suficiente personal. Ahora que el costo de vida aumenta y nuestros empleadores se niegan a pagar más, casi un tercio de los trabajadores de la salud están pensando en irse”, dijo la sindicalista de St. Francis Medical Center.
“Por eso, los pacientes tienen que pagar más por la atención, pero obteniendo peores resultados, menos atención práctica, demoras más largas, acceso reducido y peores resultados de salud”.
Consecuencias de la larga espera por una cirugía
Justamente, esas fueron las consecuencias sufridas por Martha Muñoz, de 62 años, quien debió esperar 11 meses para que le fuera aprobada una cirugía de las vértebras cervicales, desde el 5 se septiembre de 2017 al 29 de agosto de 2018.
“Fueron once meses de martirio lo que tuve que aguantar; el dolor en mi espalda era insoportable”, explicó Muñoz. “Dentro de lo malo del sistema de salud, la avaricia de los que la privatizaron afectó mucho más a afroamericanos y latinos”. Ella también fue arrestada por la policía.
En la actualidad, corporaciones sin fines de lucro como Kaiser Permanente funcionan aparentemente como compañías de inversión de Wall Street más que como proveedores de atención médica.
Ejecutivos multimillonarios
De hecho, Simboa Wright, trabajador de recolección de aguas residuales de Los Ángeles y presidente del SEIU Local 721 por más de dos décadas, recordó cómo los trabajadores paralizaron a la ciudad con un solo día de huelga, en su demanda de mejoras salariales.
Wright dio a conocer que Kaiser Permanente obtuvo $3,000 millones de beneficios durante los primeros seis meses de este año.
“Tal vez se piense que este año ha sido realmente un buen año, y que Kaiser tuvo problemas durante los años de la pandemia. Pero no es así, Kaiser ha obtenido 24 mil millones de dólares en ganancias desde 2018”, dijo el sindicalista.
Afirmó que la organización médica tiene 62 mil millones de dólares en reservas y pagó 16 millones de dólares para automóviles de 21 ejecutivos, y que tiene, al menos, 49 ejecutivos que cobran por lo menos un millón de dólares al año.
En 2022, el presidente y director ejecutivo de Kaiser, Gregory Adams tuvo una compensación económica superior a los 17 millones de dólares.
Después de Adams, los salarios de otros seis ejecutivos fueron superiores a los cuatro millones de dólares: Kimberly Horn, vicepresidenta ejecutiva, presidenta del grupo, MOC ($ 4,300,195); Julie Miller-Phipps, presidenta regional, sur de California ($ 4,643,773); Arthur Southam, vicepresidente ejecutivo, operaciones del plan de salud ($ 4,886,355); Kathryn Lancaster, vicepresidenta ejecutiva y directora financiera $ 5,086,656; Janet Liang, presidenta regional, Norte de California ($ 5,580,333, y Richard Daniels, vicepresidente ejecutivo, director de información ($ 6,674,960).
“Claramente, los que están prosperando son los ejecutivos de Kaiser y sus cuentas bancarias”, dijo Simboa Wright.
“Pero ¿qué pasa con los pacientes? Las tarifas están subiendo y la calidad de la atención está bajando. ¿Y qué pasa con los cuidadores y trabajadores de Kaiser como nosotros? Estamos tratando de negociar un nuevo contrato que aborde la escasez de personal y el mayor costo de vida, pero Kaiser se niega a negociar de buena fe con nosotros”.
Las negociaciones contractuales representan a 85,000 trabajadores de 39 hospitales y más de 600 oficinas médicas de Kaiser Permanente en California, Colorado, Hawái, Georgia, Oregón, Washington, Virginia, Maryland y el Distrito de Columbia. A ellos se suman miles de empleados de PriMer y Tenet.
Respuesta de Kaiser Permanente
En un extenso comunicado, la organización médica de Kaiser Permanente dijo que entendía el entorno laboral actual en todo el país y que está comprometida “a mejorar la salud económica de nuestra gente y nuestra sociedad”.
Con respecto a la negociación con la Coalición de Sindicatos de Kaiser Permanente, destacaron que “ a lo largo de nuestra asociación de 20 años con la Coalición hemos alcanzado conjuntamente acuerdos nacionales en cada período de negociación con dos tasas de aumento salarial de los empleados, que reflejan las diferencias del mercado.
Una tarifa para California con costos más altos; una tarifa para mercados generalmente de menor costo fuera de California y, en ocasiones, también hemos acordado diferenciar un mercado cuando las condiciones lo ameritaban”.
Señalaron que, como resultado de estos acuerdos, “los salarios en algunos de nuestros mercados están significativamente por encima del mercado, mientras que en otros mercados los salarios solo están en el promedio del mercado”.
“Este año, -añadieron- la dirección de los sindicatos busca un aumento salarial único a nivel nacional, el mismo aumento para todos. Sin embargo, esto no reflejaría los costos laborales del mercado y nos impediría abordar salarios justos de mercado”.
Y, además de liderar la compensación, señalaron que han ofrecido a los empleados oportunidades para aprender nuevas habilidades y hacer crecer sus carreras.
“Durante los años 2020 a 2022, Kaiser Permanente contribuyó con más de $190 millones en fondos fiduciarios de capacitación de empleados sindicales, lo que llevó a que los empleados obtuvieran más de 5,100 nuevos títulos y certificaciones. Tan solo en el primer semestre de 2023, nuestras inversiones en fideicomisos de capacitación sindical han brindado a casi 30,000 empleados oportunidades de capacitación sin costo para ellos”.
¡Hasta la victoria!
Didy Najarro es una mujer salvadoreña de 62 años que dice no es comunista, pero admira al extinto líder marxista revolucionario Ernesto “Che” y al finado líder cubano Fidel Castro, pero no le gustan las injusticias.
“Cuando me arrestaron, grité ¡hasta la victoria!”, porque vamos a ganar la lucha”, manifestó la mujer que vive en Watts “Yo no soy de ninguna ideología, pero no me gusta eso que están haciendo con los trabajadores en los hospitales”.
En su silla de ruedas. Didy esperó con paciencia a ser arrestada por agentes del LAPD, quienes la escoltaron esposada y la llevaron a un costado de la iglesia de la Cienciología, donde le entregaron una multa de $1,500 por haber violado la sección 409 del código penal de California, cuando no quiso abandonar su participación en el acto de desobediencia civil frente al hospital Kaiser Permanente del bulevar Sunset, em Hollywood.
Dijo que ella se unió a la protesta de miles de trabajadores de la salud porque, independientemente de que es paciente de Kaiser, lucha por su hijo , Julio Marte, quien trabaja en el hospital Martin Luther King, y anhela que le paguen un salario digno para vivir.
Agregó que conoce de primera mano la falta de personal que atienda a pacientes como ella, quien sufrió una fuerte descompensación psicológica desde 2012, cuando murió su madre, Mercedes Olanda Turcios.
“Comencé a subir de peso exageradamente y tanta proteína en mi cuerpo llegué a pesar 450 libras”, dijo la mujer de 58 años. “Desde 2014 hasta 2016 me trajeron de hospital en hospital”.
Contó a La Opinión que, cuando estuvo internada por tres meses y medio en el Lakewood Medical Center no le atendieron bien y eso le provocó una embolia pulmonar que la puso al borde de la muerte.
“En carne propia viví la falta de personal en un hospital, y por eso decidí unirme a la lucha de los trabajadores”, afirmó.
Para su fortuna, ya quedaron en el pasado las 73 transfusiones de sangre que le hicieron en la batalla por su salud, además de la desaparición total de coágulos sanguíneos en sus piernas, y que recibe cuidado personal por parte de la novia de su hijo, Julio.