Mantener un peso estable después de los 60 años aumenta la longevidad: estudio
Los científicos estudiaron datos de miles de mujeres mayores para determinar la probabilidad de alcanzar más de 90 años manteniendo un peso estable. Perder más del 5% del peso, después de los 60 años, suele ser un indicador de mala salud y riesgo de padecer enfermedades fatales
Investigadores de la Universidad de California en San Diego encontraron que mantener un peso estable después de los 60 años puede aumentar la probabilidad de tener una “longevidad excepcional”, lo que se refiere a alcanzar los 90, 95 o incluso 100 años.
En cambio perder más de un 5% de tu densidad se relaciona con problemas de salud, y por ende, la disminución de los años que puedes llegar a vivir.
En el estudio se analizaron los resultados de casi 55.000 mujeres de la Iniciativa de Salud de la Mujer, donde las participantes que perdieron peso involuntariamente disminuyeron el 51% de las probabilidades de llegar a los 90 años. Un aumento de peso del 5% o más no contribuyó a una longevidad excepcional lo que revela que es más importante mantener la densidad.
La publicación hecha en la revista de gerontología Ciencias Médicas se centró en problemas de salud que padecen mujeres posmenopáusicas, como enfermedades cardíacas y cáncer. Los autores clasificaron a las señoras no solo por el peso que perdían, ganaban o se mantenían estables sino por la intención, es decir, si estaban ejecutando medidas para perder las libras de más.
Las mujeres que intentaron perder peso ya sea por dieta o un aumento de ejercicio, tenían un 17% menos de probabilidades de llegar a los 90 años. Sin embargo, es válido destacar que aquellas que lo hicieron sin motivo aparente bajaron en un 51% esta expectativa ya que se debió a enfermedades.
“Es muy común que las mujeres mayores en los Estados Unidos experimenten (sobrepeso u obesidad) con un índice de masa corporal entre 25 y 35. Nuestros hallazgos respaldan el peso estable como objetivo de longevidad en las mujeres mayores”, dijo el profesor Aladdin. H. Shadyab, autor principal del estudio a Medical News Today.
Lo importante es el equilibrio, contrario a lo que suelen indicar los médicos. “En lugar de centrarse en la pérdida o el aumento de peso después de los 60 años, será más importante enfatizar el mantenimiento del peso en aquellos que por lo demás están sanos en general”, indicó la profesora de geriatría de la Facultad de Medicina McGovern de UTHealth Houston, Jessica Lee, a Medical News Today.
Acumulación de grasa y longevidad
El aumento de peso, relacionado con la acumulación de grasa, puede tener consecuencias graves para la salud. Entre ellas sufrir enfermedades cardíacas, diabetes, artritis y otras afecciones médicas. Posterior a los 60 años resulta beneficioso tener algo de grasa como fuente de energía para tolerar distintos tipos de terapia.
Todo va a depender del peso inicial de la persona. Quienes ya tienen un índice de masa corporal (IMC) igual o superior a 30 que engordan más corren más riesgo que las que pesan menos. Así mismo, un aumento de libras repentino en una edad avanzada es motivo de preocupación.
A medida que vamos avanzando en edad el organismo pierde masa corporal y aumenta la grasa. La ubicación como en la parte central del cuerpo suele asociarse con inflamación, resistencia a la insulina y un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, accidentes cerebrovasculares y otras afecciones.
Además, las personas mayores suelen ser menos activas. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), indican que los adultos deben hacer al menos 150 minutos de actividad física moderadamente intensa a la semana.
También deben incorporar actividades como caminar a paso ligero y ejecutar ejercicios de fortalecimiento muscular como levantar peso al menos dos veces a la semana. Esta pauta solo la cumplen entre 27% y el 44% de la población mayor..
Los expertos indican que la falta de masa muscular, debido a la poca actividad física, puede aumentar el riesgo en personas mayores de desarrollar discapacidades o deteriorar su capacidad de funcionar de manera independiente.
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