Nueva investigación asegura que la contaminación del aire aumenta el riesgo de párkinson

La densidad de carreteras en el valle del río Mississippi-Ohio y la presencia de la industria manufacturera podrían contribuir a la mayor exposición a partículas de combustión del tráfico y metales pesados, que se han relacionado con daño cerebral en la región afectada por el Parkinson

Nueva investigación asegura que la contaminación del aire aumenta el riesgo de párkinson

La relación entre la contaminación del aire y la enfermedad de Parkinson no es uniforme en todo el territorio de Estados Unidos. Crédito: witsarut sakorn | Shutterstock

Un nuevo estudio realizado en Estados Unidos ha arrojado luz sobre la conexión entre la contaminación del aire y la enfermedad de Parkinson, revelando que la exposición a niveles moderados de partículas finas (PM2.5) está asociada con un aumento significativo en el riesgo de desarrollar esta enfermedad neurodegenerativa.

La investigación, liderada por Brittany Krzyzanowski del Instituto Neurológico Barrow en Arizona, ha identificado un incremento del 56% en el riesgo de Parkinson en individuos expuestos a niveles moderados de PM2.5.

La relación entre la contaminación del aire y la enfermedad de Parkinson no es uniforme en todo el país, sino que varía en intensidad según la región. Estos hallazgos han sido publicados en la revista Neurology y tienen importantes implicaciones para la salud pública y las políticas de control de la contaminación del aire.

La enfermedad de Parkinson es un trastorno del sistema nervioso central que se caracteriza por síntomas como temblores y problemas en la coordinación muscular. Se desconoce la causa exacta de la enfermedad, pero la inflamación cerebral se ha identificado como un posible mecanismo por el cual podría desarrollarse. El estudio se centró en investigar si la exposición a PM2.5, que se ha relacionado previamente con la inflamación cerebral, podría estar vinculada al riesgo de Parkinson.

Datos de Medicare

Para llevar a cabo la investigación, se utilizaron datos del conjunto de Medicare de EE. UU., que incluía información sobre casi 90,000 personas con la enfermedad de Parkinson entre una población de aproximadamente 22 millones de individuos.

Estos pacientes fueron geocodificados en función de su lugar de residencia, lo que permitió a los investigadores calcular las tasas de la enfermedad en diferentes regiones del país.

Además, se calcularon las concentraciones anuales promedio de PM2.5 en estas áreas geográficas específicas. El análisis reveló una asociación entre la exposición previa a PM2.5 y el riesgo posterior de desarrollar la enfermedad de Parkinson. Sin embargo, lo más sorprendente fue la variación regional en este riesgo.

Se descubrió que el valle del río Mississippi-Ohio era un punto crítico para la enfermedad de Parkinson, al igual que otros estados, como Dakota del Norte, Texas, Kansas, Michigan oriental y partes de Florida. Por otro lado, las personas que vivían en la mitad occidental de los Estados Unidos tenían un riesgo reducido en comparación con el resto del país.

La líder del estudio, Brittany Krzyzanowski, destacó que estas diferencias regionales podrían deberse a las variaciones en la composición de las partículas en el aire. Algunas áreas podrían estar expuestas a partículas con componentes más tóxicos que otras, lo que aumentaría el riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson.

Además, señaló que la densidad de carreteras en el valle del río Mississippi-Ohio y la presencia de la industria manufacturera podrían contribuir a la mayor exposición a partículas de combustión del tráfico y metales pesados, que se han relacionado con daño cerebral en la región afectada por el Parkinson.

Si bien este estudio no exploró las fuentes exactas de contaminación del aire en cada región, Krzyzanowski resaltó la importancia de tener en cuenta estos factores en futuras investigaciones. Los resultados de este análisis geográfico basado en la población podrían proporcionar información valiosa sobre el papel de las toxinas ambientales en el desarrollo y la progresión de la enfermedad de Parkinson, así como en otras afecciones neurológicas.

Los investigadores tienen la esperanza de que estos hallazgos contribuyan a la formulación de políticas más estrictas destinadas a reducir los niveles de contaminación del aire en áreas de riesgo y, por lo tanto, disminuir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.

La concienciación sobre los peligros de la contaminación del aire y la implementación de medidas de control adecuadas pueden desempeñar un papel crucial en la protección de la salud pública y la prevención de enfermedades relacionadas con la contaminación atmosférica.

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