“Ella no hace el mal”: Tepito, el barrio mexicano que venera a la Santa Muerte
Cada año personas de diversas regiones visitan el altar a la Santa Muerte para agradecer por cumplir con sus peticiones, que van desde curar enfermedades hasta alejarse del consumo de drogas
Creyentes de la Santa Muerte celebran a su virgen en el barrio bravo de Tepito de la Ciudad de México en vísperas del Día de Muertos, una fecha especial para ellos donde agradecen y recuerdan que ella “no le hace mal a nadie”.
“Ella no hace el mal nunca, ella hace el bien. (…) Estoy muy agradecida, le debo tanto, y a Dios también”, dijo en entrevista con EFE Cindy López, de 34 años, quien es devota desde hace 14 años y llevó este año una banda de música a la Santa Muerte.
Tepito, ubicado en el centro histórico de la Ciudad de México, es uno de los barrios con una identidad más marcada de la capital, en el que se mezcla una potente historia cultural e intelectual, así como fuertes problemas sociales como la delincuencia y drogadicción.
La calle Alfarería se llena en estos días de personas que llegan al lugar a agradecer a la Santa Muerte por cumplir con sus peticiones, que van desde curar enfermedades hasta alejarse del consumo de estupefacientes, o pedir que no les contacten personas que no quieren tener en sus vidas.
A la celebración llegan vecinos orgullosos de la tradición, pero también personas de otras partes de la ciudad e incluso de otros países.
“En esta vida una hoja no se mueve sin la voluntad de Dios, Dios sabe por qué estoy aquí. (…) Significa para mí mucha tranquilidad ver tanta gente con fe”, dice Enriqueta, quien gestiona el altar que cumple este año 22 años.
A su alrededor, un frenesí de humo de tabaco y marihuana, petardos, alabanzas a la Santa Muerte y lluvias intermitentes de tequila.
Cindy dice que gracias a ella se alejó de un mal rumbo y también de una relación de violencia. “Me alejó de las drogas y el alcohol, llevo cinco años limpia, y ahora estoy en un proceso de entrar a la policía penitenciaria, vengo a pedirle que me ayude a superar mi examen el viernes”, compartió.
Origen incierto
El culto a la Santa Muerte, también conocida como la “niña blanca”, arrastra un pasado enigmático, en una prueba más del sincretismo religioso en México.
Enriqueta asegura que la fe en la Santa Muerte no tiene origen prehispánico, pero según diversos investigadores se remonta a 1795, cuando los indígenas adoraban un esqueleto en un poblado del centro de México.
Se mantuvo en secreto durante casi dos siglos y, ya en la Ciudad de México, el culto empezó a proliferar en la década de los cuarenta del siglo XX, especialmente en barrios desfavorecidos.
La eclosión del fenómeno, que dice tener unos cinco millones de fieles en todo el mundo, se produjo a mediados de la década de 1990, cuando la devoción se trasladó de las casas a las calles. Ahora, la Santa Muerte es adorada por personas de múltiples orígenes y clases. Sus fieles aseguran que su Santa abre los brazos para todas las personas. Es una Santa del pueblo.
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