Cómo funciona el estrés y la depresión en el cerebro según un nuevo estudio

Un nuevo estudio abre la puerta a futuras investigaciones para explorar los cambios en una parte del cerebro llamada núcleo accumbens en respuesta al estrés o la depresión a lo largo del tiempo.

Cómo funciona el estrés y la depresión en el cerebro según un nuevo estudio

Los resultados de este estudio arrojaron una relación bidireccional significativa entre los acontecimientos vitales estresantes y los síntomas depresivos. Crédito: Alis3D | Shutterstock

Una nueva investigación publicada en Psychological Medicine reveló datos sobre la compleja relación entre el estrés y los síntomas depresivos, identificando el núcleo accumbens como una pieza clave en esta intrincada conexión.

Este estudio, liderado por Yizhou Ma, becario postdoctoral en la Facultad de Medicina de Baltimore de la Universidad de Maryland, se enfoca en desentrañar los misterios neuronales que vinculan el estrés y la depresión, dos desafíos comunes de salud mental que afectan a millones de personas en todo el mundo.

La depresión, una condición mental caracterizada por la persistencia de sentimientos de tristeza y desesperanza, ha sido durante mucho tiempo relacionada con eventos estresantes en la vida de las personas. Sin embargo, la dinámica precisa de esta relación no se comprendía plenamente.

Los investigadores emplearon una muestra significativa de adultos del Biobanco del Reino Unido, un conjunto de datos que abarcó dos visitas de evaluación a lo largo de varios años. La primera visita tuvo lugar entre 2006 y 2010, mientras que la segunda, que incluyó imágenes cerebrales, ocurrió entre 2014 y 2019. La muestra se compuso de 22,195 adultos, siendo un 52% mujeres, con edades promedio de 55 años durante la primera visita.

Medición de los síntomas depresivos

La medición de los síntomas depresivos se realizó mediante una serie de preguntas en pantalla táctil, evaluando aspectos como la anhedonia, el estado de ánimo deprimido, la fatiga y la agitación psicomotora experimentados en las dos semanas previas. Los participantes calificaron sus síntomas en una escala que iba desde “nada” hasta “casi todos los días”.

Por otro lado, se evaluaron los eventos estresantes de la vida, preguntando a los participantes si habían enfrentado eventos específicos en los dos años previos. Estos eventos incluyeron enfermedades graves, lesiones, agresión a uno mismo o a familiares cercanos, muerte de familiares cercanos, separación o divorcio matrimonial, y dificultades financieras.

Además, una submuestra de participantes informó sobre experiencias adversas en la infancia, como negligencia emocional, negligencia física, abuso emocional, abuso físico y abuso sexual, que podrían influir en los eventos estresantes en la vida adulta.

Los resultados de este estudio arrojaron una relación bidireccional significativa entre los acontecimientos vitales estresantes y los síntomas depresivos. En otras palabras, las personas que informaron más eventos de vida estresantes en la primera visita tenían más probabilidades de experimentar síntomas depresivos en el seguimiento, y viceversa.

Esto sugiere que el estrés puede contribuir al desarrollo o empeoramiento de la depresión, pero también que la depresión puede conducir a experimentar más eventos estresantes.

Uno de los hallazgos más destacados del estudio fue la asociación de los eventos estresantes con cambios en la integridad de la sustancia blanca en el cerebro, específicamente en el fórceps inferior, una región previamente relacionada con el estrés y el trauma.

Asimismo, se observó una conectividad funcional en estado de reposo más débil entre el núcleo accumbens izquierdo y la corteza orbitofrontal izquierda, que desempeña un papel crucial en la regulación de las emociones y la toma de decisiones.

Los síntomas depresivos, por su parte, se asociaron con varios cambios en la estructura y volumen del cerebro, incluyendo adelgazamiento cortical, volúmenes más pequeños en estructuras subcorticales, microestructura alterada de la sustancia blanca y mayores hiperintensidades de la materia blanca total. Estos efectos se observaron especialmente en regiones como la corteza cingulada anterior rostral izquierda, la corteza orbitofrontal medial y el núcleo accumbens bilateral.

Los investigadores encontraron que los síntomas depresivos mediaban parcialmente la relación entre los eventos estresantes y el volumen del núcleo accumbens bilateral. Al mismo tiempo, los eventos estresantes mediaban parcialmente la relación entre los síntomas depresivos y el volumen de esta región cerebral.

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