Los colonos judíos que se convirtieron en una amenaza para los palestinos en Cisjordania

Los colonos religiosos extremistas afirman que tienen un derecho otorgado por Dios a la tierra en Cisjordania.

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Crédito: Getty Images

Issa Amro está atrincherado dentro de su casa en Hebrón, en Cisjordania ocupada. Su jardín solía dar a la calle, pero ahora está cercado. Las ventanas de su casa están cubiertas de ladrillos: ni la luz ni las balas pueden entrar. Estas son medidas que asegura haber tomado por su propia seguridad.

El 7 de octubre, el día en que Hamas atacó a Israel, el activista palestino cuenta que lo sacaron de su propio patio, lo retuvieron durante 10 horas y fue agredido por soldados israelíes, algunos de los cuales, dice, son sus vecinos colonos.

“Puedo decirles sus nombres. Puedo decirles que éste vive aquí y aquél vive allá”, afirma.

Durante nuestra videollamada, dirige la cámara hacia un agujero en la puerta y señala las siluetas de cinco personas, vestidas con lo que parece uniforme militar, patrullando su calle durante el toque de queda nocturno.

“La mayoría de los palestinos no salen porque tienen miedo”, añade.

Llevamos los reclamos de Issa ante las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Un portavoz le dijo a la BBC que su misión es “mantener la seguridad de todos los residentes de la zona y actuar para prevenir el terrorismo y las actividades que pongan en peligro a los ciudadanos del Estado de Israel” y que están mirando su caso.

Desde que comenzó la guerra en Gaza, la violencia contra los palestinos en Cisjordania ha aumentado drásticamente. Las Naciones Unidas dicen que los colonos mataron a ocho palestinos e hirieron a más de 84.

Según cifras de la ONU, hay 700.000 personas viviendo en asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este. Estos asentamientos son ilegales según el derecho internacional.

 El rabino religioso sionista Moshe Levinger

Getty Images
El rabino religioso sionista Moshe Levinger (izq) celebra un nuevo asentamiento en Cisjordania en la década de 1970.

Algunas de las personas que viven en ellos pertenecen al extremista y ultrarreligioso movimiento de colonos judíos.

Creen que están devolviendo la tierra bíblica de Judea y Samaria -la actual Cisjordania- a Israel. Esta vocación que perciben como superior los distingue de otras comunidades de colonos que se trasladan a los territorios ocupados por razones económicas o para ayudar a reforzar la seguridad de Israel en la región.

Pero lo que los une a todos es la creencia de que ellos tienen el derecho, otorgado por Dios o no, a reclamar tierras en Cisjordania.

1967

Está ampliamente documentado que familias judías y árabes alguna vez vivieron juntas en Jerusalén.

Pero cuando la ciudad fue dividida entre Israel y Jordania, después de la guerra árabe-israelí de 1948, las familias judías huyeron de sus hogares en Jerusalén Este, mientras que los árabes huyeron de sus hogares en el oeste de la ciudad.

El movimiento moderno de colonos comenzó en las décadas siguientes, después de la Guerra de los Seis Días en 1967, cuando Israel capturó Cisjordania y Jerusalén Este de manos de la vecina Jordania y sus aliados árabes.

En los meses posteriores a la guerra, se estableció el primer asentamiento religioso, Kfar Etzion. Hoy en día, unas 40.000 personas viven en el asentamiento a sólo 4 kilómetros de la Línea Verde, la frontera entre Israel y Cisjordania.

Un año después, el rabino religioso sionista Moshe Levinger y sus seguidores entraron en Hebrón para celebrar la festividad judía de Pesaj, pero nunca se marcharon.

Allí, en las afueras de la ciudad, él y sus seguidores fundaron Kiryat Arba.

A diferencia de Kfar Etzion, que contaba con el apoyo del Estado, el rabino Levinger y sus discípulos se establecieron en Hebrón desafiando al gobierno, explica el autor y profesor de historia de la Universidad de Montreal, Yakov Rabkin.

Tanto los historiadores como los expertos consideran que este último fue el punto de inflexión para el movimiento de colonos religiosos.

“Ellos (los colonos religiosos) fueron a varios cerros y lugares mencionados en la Biblia, y trataron de colonizarlos, porque lo que quieren es tener toda la tierra bíblica”.

Una vista del asentamiento judío Kiryat Arba

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Una vista del asentamiento judío Kiryat Arba en Hebrón 12 años después de su establecimiento.

Hoy en día, el número de comunidades de colonos ha aumentado a 300 en Cisjordania y Jerusalén Este, según la ONG israelí Peace Now.

La organización dice que esto incluye 146 asentamientos y 154 puestos de avanzada. A pesar del derecho internacional, Israel considera que los asentamientos son legales, pero define los puestos de avanzada como ilegales.

Neve Gordon, profesor de Derecho Internacional y Derechos Humanos en la Universidad Queen Mary de Londres, señala que las comunidades que comienzan como puestos de avanzada a menudo pueden terminar siendo legitimadas por el Estado israelí.

“Traerán una especie de casa rodante y luego otra casa rodante. Y luego, poco a poco, conseguirán más tierras y otra familia se mudará. El ejército viene al día siguiente y pone cuatro o cinco soldados allí para proteger la tierra y asegurar esos puestos de avanzada”.

Coalición

Hoy el sionismo religioso está arraigado en el tejido político del Estado de Israel.

Lo que lo sustenta es el impulso que han tenido los partidos de extrema derecha en la política convencional a través del gobierno de coalición del primer ministro Benjamín Netanyahu.

“Tienden a hacer declaraciones más provocativas. Es más fácil señalarlos como avatares de esta corriente extremista israelí que opera en todo el gobierno”, explica Natasha Roth-Rowland, investigadora de la extrema derecha judía.

El colono y líder del partido sionista religioso, Bezalel Smotrich, constantemente ha estado pidiendo más asentamientos en Cisjordania, y en una publicación en X, antes conocido como Twitter, utilizó un lenguaje incendiario refiriéndose a los palestinos como nazis.

En noviembre, como ministro de Finanzas, abogó por una mayor presencia militar israelí y pidió que se prohibiera a los palestinos cosechar aceitunas cerca de los asentamientos israelíes.

El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, es otro nombre fuertemente asociado con el movimiento de colonos religiosos.

Vive en el asentamiento Kiryat Arba y supervisa la policía interna de Israel, así como la fuerza fronteriza del país en Cisjordania y Jerusalén Este.

Solía ser miembro del movimiento ultranacionalista Kach, fundado por el rabino estadounidense Meir Kahane y ahora prohibido en Israel según las leyes antiterroristas.

Ben-Gvir ya había sido condenado anteriormente por incitar al racismo y apoyar el terrorismo.

Itamar Ben-Gvir y Bezalel Smotrich

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Los políticos de extrema derecha Itamar Ben-Gvir (izq) y Bezalel Smotrich (der) forman parte de la coalición del primer ministro Benjamin Netanyahu.

Gran parte del movimiento de colonos religiosos, tanto a nivel popular como político, se ha envalentonado por la influencia estadounidense.

En 2021, un video subido a las redes sociales, que mostraba a un colono judío estadounidense apoderándose de la casa de una mujer palestina en Jerusalén Este ocupada, fue noticia a nivel mundial.

“Estás robando mi casa”, proclamó Muna Al-Kurd.

“Si no la robo yo, alguien más la robará”, respondió Yaakov Fauci.

Hay organizaciones que ayudan a judíos estadounidenses como Fauci a trasladarse a Israel y los territorios ocupados. Pero no son sólo las organizaciones financiadas con fondos privados las que impulsan los movimientos de colonos.

El abogado judío estadounidense y ex embajador de Estados Unidos en Israel David Friedman ha sido vinculado con los colonos religiosos que tienen fuertes vínculos con el asentamiento de Beit El, o Casa de Dios en español.

El asentamiento, que alberga la Piedra de Jacob, es el lugar donde, en la Biblia, Jacob tuvo un sueño en el que Dios prometía la tierra a los israelitas.

Bajo Donald Trump, David Friedman participó en políticas como la reubicación de la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén.

Se han establecido paralelismos con las historias de los colonos norteamericanos: el profesor Neve Rabkin sostiene que quienes apoyan los movimientos de colonos ultrarreligiosos buscan “desplazar a los palestinos para reemplazarlos”.

El profesor Yakov Rabkin está de acuerdo: “La historia de Israel encaja con la historia estadounidense; las únicas diferencias en Estados Unidos fueron que exterminaron a la mayor parte de la población local, mientras que los israelíes no lo hicieron. Pero lo están intentando”.

Desde que comenzó la guerra, Peace Now ha registrado el establecimiento de seis nuevos asentamientos en los territorios ocupados de Cisjordania y Jerusalén Este.

No está claro si estos colonos tienen inclinaciones religiosas o se han trasladado allí como parte de una estrategia de seguridad más amplia.

La guerra es “un desastre que se ha transformado en una oportunidad”, afirma el profesor Neve Gordon.

La organización Jóvenes contra los Asentamientos del activista Issa Amro, que aboga por el fin de los asentamientos israelíes en Cisjordania, dice que se ha visto obligada a dejar de funcionar.

Debido a la violencia actual en su ciudad natal de Hebrón, Amro sostiene que no puede hacer mucho debido a la amenaza de secuestro, encarcelamiento y persecución.

“No hay sentido de protección. No hay sensación de seguridad. Mira cómo vivo. ¿Quién me protege?”.

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