Cómo la falta de sueño puede afectar tus emociones: estudio
Un estudio de la Asociación Estadounidense de Psicología revela que la falta de sueño, analizando más de 50 años de investigación, está vinculada a una disminución de las emociones positivas y un aumento de los síntomas de ansiedad. La Dra. Cara Palmer destaca la urgencia de abordar la pérdida de sueño, subrayando la necesidad de políticas prioritarias en sectores propensos a la falta de descanso
La falta de sueño no solo nos deja cansados, sino que también tiene un impacto significativo en nuestro bienestar emocional, según un exhaustivo análisis de más de cincuenta años de investigación realizado por la Asociación Estadounidense de Psicología (APA).
Los resultados, publicados en la revista Psychological Bulletin, indican que la privación del sueño está vinculada a una disminución de las emociones positivas y a un aumento de los síntomas de ansiedad.
La Dra. Cara Palmer, autora principal del estudio y profesora de la Universidad Estatal de Montana, enfatizó la importancia de cuantificar los efectos de la pérdida de sueño sobre las emociones en una sociedad que, en gran medida, carece de un tiempo adecuado de descanso.
“Este estudio representa la síntesis más completa de la investigación experimental sobre el sueño y las emociones hasta la fecha”, afirmó la Dra. Palmer. “Proporciona pruebas sólidas de que los períodos de vigilia prolongada, la duración más corta del sueño y los despertares nocturnos influyen negativamente en el funcionamiento emocional humano”.
La investigación analizó datos de 154 estudios realizados a lo largo de cinco décadas, con la participación de 5,715 individuos. Durante estos estudios, los participantes experimentaron diversas formas de interrupción del sueño, desde períodos prolongados de vigilia hasta reducción de la duración habitual del sueño y despertares nocturnos.
Los hallazgos revelaron que incluso breves períodos de pérdida de sueño afectaban significativamente el estado de ánimo y las respuestas emocionales de los participantes. Las emociones positivas como la alegría, la felicidad y la satisfacción, disminuyeron. Mientras que los síntomas de ansiedad, como el aumento del ritmo cardíaco y la preocupación, se incrementaron.
La Dra. Palmer destacó que estos efectos se observaron incluso después de períodos cortos de pérdida de sueño, como quedarse despierto una o dos horas más tarde de lo habitual o perder solo unas pocas horas de sueño.
Trastornos del sueño pueden causar ansiedad
Además, la falta de sueño no solo afectó el estado de ánimo de los participantes, sino que también se asoció con un aumento de los síntomas de ansiedad y una disminución de la excitación en respuesta a estímulos emocionales.
Aunque el estudio ofrece una visión integral de la relación entre la pérdida de sueño y el bienestar emocional, se señala que la mayoría de los participantes eran adultos jóvenes, con una edad promedio de 23 años. Los investigadores sugieren que futuras investigaciones deberían incluir muestras más diversas en términos de edades para comprender mejor cómo la falta de sueño afecta a personas de diferentes grupos etarios.
Además, las implicaciones de la investigación para la salud pública son considerables en una sociedad en gran medida privada de sueño. Más del 30 por ciento de los adultos y hasta el 90 por ciento de los adolescentes no duermen lo suficiente, según los estudios citados por la Dra. Palmer. Esto destaca la necesidad de abordar la falta de sueño en diversos sectores, especialmente aquellos propensos a la pérdida de sueño, como socorristas, pilotos y camioneros.
“Las industrias y sectores propensos a la pérdida de sueño deberían desarrollar y adoptar políticas que prioricen el sueño para mitigar los riesgos para el funcionamiento y el bienestar durante el día”, advirtió la Dra. Palmer.
En última instancia, el mensaje clave del estudio es claro: la falta de sueño no es solo un inconveniente molesto, sino un factor significativo que afecta nuestra salud emocional. La conciencia sobre la importancia del sueño y la implementación de medidas para mejorar los hábitos de sueño podrían ser cruciales para el bienestar emocional a largo plazo de la sociedad.
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