Enviaron miles de procesadores a China en secreto y ahora podrían ir presos
Una compañía surcoreana evadió las sanciones que impiden la importación de chips a China y durante años enviaron en secreto millones de dólares en procesadores
Un escándalo tecnológico ha salido a la luz con el descubrimiento de las autoridades surcoreanas sobre las maquinaciones de una empresa aún no identificada que ha estado evadiendo las sanciones estadounidenses para enviar en secreto miles de procesadores a China. En medio de las crecientes tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, las restricciones impuestas por Washington han llevado a medidas cada vez más audaces para eludir los controles de exportación.
Las medidas restrictivas, que inicialmente se dirigieron contra empresas chinas como Huawei, se han ampliado para incluir compañías estadounidenses de renombre como NVIDIA e Intel. Sin embargo, parece que algunas entidades surcoreanas han ideado un meticuloso plan para eludir las restricciones y enviar productos estratégicos a China, desafiando las leyes de comercio exterior.
La compañía, cuyo nombre aún permanece sin revelar, ha sido denunciada por la Oficina de Aduanas de Seúl por violar la Ley de Comercio Exterior, la Ley de Aduanas y la Ley de Regulación de la Ocultación de Ganancias Delictivas. Los principales responsables, incluyendo al CEO, ahora se enfrentan a posibles multas y tiempo en prisión si son declarados culpables de estas violaciones legales.
Envíos de chips en secreto
El modus operandi de la empresa surcoreana involucrada revela un plan meticulosamente diseñado que abarca desde agosto de 2020 hasta agosto de 2023. Durante este periodo, realizaron 144 envíos no declarados a China, incluyendo aproximadamente 96,000 semiconductores considerados estratégicos y prohibidos para su exportación. Estos chips, principalmente de comunicaciones y desarrollados en Estados Unidos, podrían tener aplicaciones militares, según la investigación de la aduana.
La trama se complica aún más con la participación de empresas intermediarias en Corea del Sur, que recibieron la tecnología a través de canales designados. Estas empresas, en colaboración con la compañía infractora, importaron más productos de los necesarios y, posteriormente, retiraron los chips excedentes de los paquetes originales. Estos componentes se presentaron de manera engañosa como “muestras” para su envío a China, burlando así los controles de exportación.
La empresa también enfrenta acusaciones adicionales, ya que se descubrió que había hecho declaraciones aduaneras falsas, adulterado documentos y participado en prácticas de lavado de dinero. Estos hallazgos aumentan la gravedad del caso y podrían tener consecuencias legales más allá de las violaciones directas a las leyes de exportación.
En total, se estima que la compañía surcoreana envió alrededor de 11.6 millones de dólares en chips estratégicos a China a lo largo de este período. Este escándalo no solo destaca las debilidades en los controles de exportación, sino que también plantea preguntas sobre la cooperación internacional para abordar el contrabando tecnológico en medio de las crecientes tensiones geopolíticas. Las autoridades surcoreanas ahora están llevando a cabo investigaciones exhaustivas para determinar la magnitud completa de las actividades ilícitas y asegurar que los responsables rindan cuentas por sus acciones.
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