El talento latino detrás de “Inside Out 2” de Pixar
La mexicana Paula Assadourian y el peruano Paul Díaz nos cuentan cómo llegaron a Pixar y su trabajo en la última película del estudio de animación de Disney
EMERYVILLE, CA – “Inside Out 2” (Intensa Mente 2), la secuela de la popular película de Pixar que en 2015 sorprendió al convertir las emociones humanas en personajes animados, llegará a los cines el 14 de junio. LA OPINIÓN tuvo la oportunidad de visitar los estudios de Pixar en el área de la bahía de San Francisco para hablar con los creadores del film y ver la primera media hora de la cinta.
Allí también descubrimos que en el equipo creativo de “Inside Out 2” se encuentran algunos latinos. Es el caso de Paul Díaz, animador de origen peruano que creció en New Jersey, y de Paula Assadourian, story artist mexicana. Ambos nos contaron su historia hasta llegar a Pixar, el sueño para cualquiera que quiera trabajar en animación, y su participación en “Inside Out 2”.
Paul Díaz, un peruano autodidacta
El día de Navidad de 1980 la familia de Paul Díaz emigró a Patterson, New Jersey, desde Lima, Perú, cuando él sólo tenía 8 años.
En esa ciudad cercana a Nueva York, donde su padre trabajaba en un almacén llenando camiones y su madre en una fábrica, el pequeño Paul dibujaba y dibujaba delante del televisor.
“Para mí ver las películas de Disney era algo mágico. Algo que no se podía tocar, pero yo quería hacerlo. Me ponía a ver las cintas VHS de Disney. Play, pause. Play, pause. Para entender lo que pasaba en cada frame. Y yo los dibujaba. De esa manera aprendí”, recuerda Díaz en las oficinas de Pixar, donde ha trabajado los últimos 11 años.
Pero llegar hasta el estudio que más premios Óscar de animación ha ganado no fue nada fácil para este hijo de emigrantes.
“Encontré un community college en Patterson que tenía una computadora. Pero no sabía usarla. Tenía un libro así de grande –asegura separando las manos– y me hice todos los tutoriales. Después hice un demo reel y empecé a mandarlo a todo el mundo. Pero todo el mundo me rechazó. Nadie quería saber nada de mí porque no era bueno”, comenta Díaz sobre sus inicios.
“No tenía dinero para ir a las escuelas de animación buenas. Así que seguí aprendiendo en el community college y después de cuatro o cinco años, una compañía chiquita de juegos me llamó. Poco a poco seguí avanzando en el mundo de la animación y llegué a Blue Sky, Disney… ahí ya me vine a California. Y después de muchos rechazos de Pixar, por fin me dieron una oportunidad hace 11 años”, nos cuenta.
Díaz ha trabajado en “ocho o diez” películas de Pixar: “Inside Out”, “The Good Dinosaur”, “Coco”, “Incredibles 2”, “Finding Dory”, “Elemental”, “Turning Red”, “Indide Out 2” ahora… y la próxima que viene, de la que no tiene permitido contar nada aún. Los proyectos de animación en un gran estudio se desarrollan durante un mínimo de tres o cuatro años. El proceso se mantiene en secreto casi hasta el último año.
El trabajo del animador comienza con la película ya avanzada, porque los primeros meses, incluso años, se dedican a desarrollar la historia.
“La historia cambia y se mejora. Como la historia es lo más importante, no puedes empezar con la animación mientras la historia sigue cambiando y mejorando”, explica Díaz.
¿Y en qué consiste el trabajo del animador?
“El director te da diferentes escenas y diferentes personajes. Y tu trabajo es crear la emoción, darle vida”, apunta. El proceso incluye múltiples revisiones por parte del director. La escena se recrea una y otra vez.
“Hasta que quede perfecto”, sentencia Díaz. “Lo más complicado es recibir los comentarios del director y hacerlo otra vez. Tienes que tener la piel gruesa. Aprender a escuchar a la gente, y a darle al director su visión… Tú tienes que ver lo que ellos ven”.
“En esta película quizá he hecho 1 minuto en cuatro meses de trabajo”, asegura.
Pero cada película es diferente, explica Díaz. “Cada vez es algo nuevo. En Coco la animación tomó año y medio”. “Aquí, como somos Pixar, queremos hacer lo mejor cada vez”.
“Coco” es precisamente la película que más le ha gustado de todas en las que ha trabajado.
“Cuando estaba animando a Miguel, el niño mexicano, me emocionaba. Ver alguien ahí que tenía mi mismo color de piel, que hablaba spanglish… Eso no se veía cuando yo era niño”, dice Díaz.
Díaz, 51 años, no ha dejado de soñar desde que gastaba las películas VHS de Disney de tanto play y pause.
“Me gustaría representar más latinos, contar nuestras historias. Me gustaría escribir y dirigir algún día. Y ayudar a los latinos a avanzar más en esta industria”, confiesa.
Muchos directores de películas de animación comenzaron sus carreras como dibujantes.
“Un animador aprende de todo. Estamos en la misma habitación que el director, aprendiendo por qué esto funciona y por qué esto no”, explica. Nos confiesa que tiene un proyecto entre manos.
“Tengo una historia, pero todavía lo estoy trabajando…”.
Paula Assadourian, la “story artist” mexicana
El camino de Paula Assadourian fue diferente al de Díaz, pero el destino les llevó al mismo lugar: el campus de Pixar en Emeryville que fundara Steve Jobs para Pixar.
Esta joven de apellido armenio nació en la Ciudad de México hace 34 años, pero creció en Cuernavaca.
“Yo sabía que quería hacer animación… Digo, me enteré un poco tarde -reconoce-. Como a los 18 años estaba estudiando en el TEC de Monterrey y de ahí me fui a estudiar un diplomado en Vancouver, en la escuela de cine. Ahí me enteré que había una escuela que se llama CalArts, que es muy buena en animación. Apliqué, estuve ahí cuatro años”.
Assadourian comenzó a trabajar nada más graduarse. Participó en la ganadora del Óscar “Spider-man into the Spiderverse” de Sony. Pasó por DreamWorks TV unos meses. Ya en 2018 entró en Pixar, donde hasta ahora ha trabajado en “Soul”, “Turning Red” y más recientemente en “Inside Out 2” como “story artist”, es decir, uno de los dibujantes encargados de concebir las escenas, de visualizar las escenas.
“Llevo un equipo de ocho artistas. Toqué diferentes escenas de la película. Es un proceso muy colaborativo. Luego muchas escenas las cortan, pero sí hay un par de escenas que terminaron en la película”, asegura.
“El proceso dura varios años. Nos pasamos las escenas de unos a otros”.
Una película de animación de esta magnitud es tan compleja que una artista como Assadourian puede estar trabajando dos o tres años en la película para que sólo dos escenas terminen en el corte final.
“Uno lo que piensa es: “ayudé a construir esta versión y viendo lo que no funciona pueden encontrar lo que sí funciona”, explica.
“Es un trabajo chistoso. Porque como artista te tienes que proyectar muchísimo en la escena en que te toca. Sentir todas esas emociones y ponerte en el punto de vista del personaje. Pero después, en las revisiones con el director tienes que estar totalmente desprendido del proceso y lo pueden tirar a la basura”, dice Assadourian, que asegura que es “fan” de la primera “Inside Out”.
“Me encanta la idea de personificar las emociones… de poder contemplar tu propia mente -elabora-. En esta segunda película lo estamos llevando más lejos. Estamos invitado a la audiencia a que piensen en sus propios cambios, en el momento en la pubertad en que pasamos de la infancia en que estas relajado, feliz y eres auténticamente tú mismo, y con el tiempo vas cambiando para tratar de encajar”.
Como Díaz, Assadourian sueña con dirigir algún su propia película de animación.
“Muchos directores han salido de story”, apunta.
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