Gen de la “confianza”: de qué se trata y qué dicen los científicos
La capacidad de confiar en extraños podría estar en el ADN, con el gen PLPP4 desempeñando un papel clave. Este hallazgo sugiere que la confianza puede influir positivamente en la salud cardiovascular
Un equipo internacional de investigadores ha realizado un avance significativo en el estudio de la confianza, publicado recientemente en la revista Scientific Reports. El estudio revela que la capacidad de confiar en extraños podría estar arraigada en el ADN, y no ser solo un rasgo social o psicológico.
Este descubrimiento es crucial, ya que las personas que tienden a confiar en otros suelen vivir vidas más largas y saludables que aquellos que son más escépticos.
Las investigaciones indican que quienes confían en extraños tienen un riesgo significativamente menor de sufrir enfermedades cardiovasculares, incluso considerando factores como el tabaquismo, la edad y el sexo biológico. Sin embargo, comprender por qué ocurre esto ha sido un desafío.
Durante décadas, el estudio de la confianza ha sido un dominio de las ciencias sociales y políticas, considerándola principalmente como una construcción social. Existen dos teorías principales para explicar por qué algunas personas confían más que otras.
Una sugiere que la confianza es un rasgo estable moldeado por experiencias tempranas de vida. La otra propone que está influenciada por la evaluación continua que una persona hace de su entorno social.
La respuesta a la pregunta estándar sobre confianza social: “¿Diría que se puede confiar en la mayoría de las personas o que no se puede ser demasiado cuidadoso al tratar con ellas?” podría depender de si alguien ha sido víctima de un robo recientemente o si alguien le devolvió la billetera que se le cayó.
El equipo de investigación, liderado por la Unidad de Epidemiología Genética y Molecular de la Universidad de Lund en Suecia, ha estado investigando los fundamentos biológicos de la confianza y sus vínculos con una mejor salud durante los últimos 15 años.
En su estudio más reciente, que involucró a 33,882 donantes de sangre daneses, realizaron el estudio de asociación de todo el genoma más grande hasta la fecha sobre la confianza social. Utilizaron datos genéticos e información sobre la propensión de los participantes a confiar en extraños, obteniendo niveles de confianza a partir de respuestas a preguntas de confianza social validadas y personalizadas.
Confiar en los demás
Los análisis identificaron un único gen, PLPP4, que estaba fuertemente asociado con el rasgo de confiar en los demás. Este gen explicaba un significativo 6% de la variación en la confianza social dentro de la población estudiada. Esto implica que, comparando a dos personas con una educación y experiencias de vida similares, este gen podría representar el 6% de la diferencia en su nivel de confianza hacia los demás.
En el ámbito de la genética es un hallazgo notable, especialmente considerando la complejidad del comportamiento humano. Por ejemplo, el gen “FTO” se cita a menudo para explicar diferencias en el índice de masa corporal entre europeos, pero sólo representa el 0,34% de estas diferencias.
El descubrimiento del “gen de la confianza” podría servir como un puente entre la biología y las ciencias sociales, desafiando la división tradicional entre estos campos. Además, el hecho de que este gen se exprese predominantemente en el cerebro plantea preguntas intrigantes sobre su papel en la configuración de las vías neuronales y los mecanismos de señalización.
Aunque podría ser tentador especular que la manipulación de este gen podría mejorar la confianza, los investigadores advierten contra interpretaciones simplistas. En lugar de afectar directamente los niveles de confianza, este gen probablemente desempeña un papel en la configuración de circuitos cerebrales asociados con el mecanismo de supervivencia de “lucha o huida”.
Este sistema, integrado en todos los seres humanos, gobierna la respuesta al estrés mediante la liberación de ciertas hormonas. Aunque útil a corto plazo, la exposición prolongada a las hormonas del estrés puede ser perjudicial para la salud, y se ha relacionado con problemas cardiovasculares, ansiedad y depresión.
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