Cómo la soledad temporal puede afectar negativamente a la salud de tu cuerpo

Incluso breves episodios de soledad pueden afectar la salud física, aumentando síntomas como fatiga y dolores de cabeza, según un nuevo estudio

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La llamada "edad biológica" está influenciada por la genética, estilo de vida y otros factores. Crédito: Shutterstock

Aunque no te consideres una persona solitaria, es posible que en ocasiones experimentes días en los que te sientes aislado. Estos episodios transitorios de soledad pueden estar teniendo un impacto significativo en tu salud física, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad Penn State.

La investigación, liderada por Dakota Witzel, investigadora postdoctoral en el Centro para el Envejecimiento Saludable de Penn State, propone un enfoque novedoso al examinar la soledad no como un estado permanente, sino como una experiencia fluctuante que varía día a día e incluso hora a hora.

“Muchas investigaciones se centran en que la soledad es un rasgo binario: o estás solo o no. Pero basándonos en nuestras propias vidas anecdóticas, sabemos que ese no es el caso. Algunos días son peores que otros, incluso algunas horas”, explicó Witzel. La comprensión de estas variaciones podría ser crucial para abordar cómo la soledad afecta nuestra salud tanto a corto como a largo plazo.

El estudio destaca la importancia de estas fluctuaciones diarias en la soledad y su impacto en la salud física. La soledad a largo plazo ya ha sido identificada como un factor de riesgo significativo para la salud, al punto que en 2023 el Cirujano General de EE. UU., Vivek Murthy, calificó la soledad como una crisis de salud pública.

Murthy señaló tasas elevadas de depresión y otros problemas de salud mental asociados con la soledad, así como un mayor riesgo de enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular y demencia en adultos mayores.

Para explorar estas dinámicas diarias de la soledad, el equipo de Witzel utilizó datos del Estudio Nacional de Experiencias Diarias (NSDE), que incluye información de 1,538 estadounidenses de mediana edad.

Este estudio, dirigido por David Almeida, profesor de desarrollo humano y estudios familiares en Penn State, recopila información a través de entrevistas telefónicas diarias con los participantes durante un período de ocho días. Los participantes informaron sobre sus altibajos emocionales y cualquier problema de salud física que experimentaran.

No debemos ignorar los momentos de soledad

Los hallazgos del estudio revelan que en días en los que los participantes se sentían menos solos, reportaron menos síntomas físicos como fatiga y dolores de cabeza. Además, cuando estos síntomas aparecían, tendían a ser menos severos en días de “baja soledad” en comparación con días en los que la persona se sentía más aislada. Estos resultados fueron publicados recientemente en la revista Health Psychology.

“Estos hallazgos sugieren que la dinámica diaria de la soledad puede ser crucial para comprender y abordar los efectos de la soledad en la salud”, afirmó Almeida en un comunicado de prensa de Penn State. “Aumentar los sentimientos de conexión social incluso durante un día podría resultar en menos síntomas de salud ese día. Este enfoque diario ofrece una microintervención manejable y esperanzadora para las personas que viven con soledad”.

El estudio de Penn State subraya la importancia de considerar la soledad no solo como un estado permanente, sino como una experiencia dinámica que varía a lo largo del tiempo. Esta perspectiva puede abrir nuevas vías para intervenciones diarias que podrían mejorar la salud y el bienestar de las personas que experimentan soledad.

Las intervenciones podrían incluir actividades que fomenten la conexión social, como el voluntariado, la participación en grupos comunitarios o simplemente dedicar tiempo a las relaciones personales.

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