Verano de Ciencias en LA 

Niños crean y lanzan “cohetes” en Griffith Park; programa Hope Street Margolis Center cambia las vidas de familias desfavorecidas 

La algarabía de los niños latinos fue evidente durante su visita de excursión y aprendizaje al Griffith Park.

La algarabía de los niños latinos fue evidente durante su visita de excursión y aprendizaje al Griffith Park.  Crédito: FOTOS: JORGE LUIS MACÍAS | Impremedia

Además de ser amigas inseparables, Jazmín Aidé Rodríguez, de 17 años; Alissa Soberanes, de 14 y Saraí Palma, de 15 tienen en común que, por primera vez en sus vidas estuvieron en el Parque Griffith de Los Ángeles. 

Las tres chicas son parte de un centenar de estudiantes de bajos recursos, inscritos en el Verano de Ciencias de la escuela Hope Street Margolis Center, un programa comunitario de salud y bienestar centrado en los niños y familias de Dignity Health – California Hospital Medical Center (CHMC). 

“Yo no sabía que existía este parque”, dijo Saraí. “Nunca había venido porque mis padres trabajan mucho”. 

Es el mismo caso de Jazmín y Alissa, quienes viven en el sur centro de Los Ángeles, cerca del centro escolar ubicado en el 1600 sur de la calle 16. 

Sus progenitores, además del trabajo, “no tienen tiempo para traernos”, coincidieron ambas estudiantes. 

Jazmín Aidé, Alissa, Saraí y decenas de niños de primer grado al 12 lanzaron al “espacio” los cohetes que ellos mismos diseñaron e impulsaron por aire comprimido en tubos de plástico galvanizado, además de botellas de plástico llenas de vinagre y bicarbonato. 

Todos a la expectativa para que el cohete vuele.

Programas gratuitos 

“En muchas escuelas no hay clases de ciencia ni apoyo de los maestros porque tienen muchos estudiantes”, dijo Araceli Padrón, coordinadora de arte de Hope Street Margolis Center. 

“Lo especial de nuestros programas es que siempre estamos en comunicación con los niños y sus padres”, añadió. 

Los niños van primero a escuelas del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, y las clases extracurriculares gratuitas las toman en la escuela de Hope Street Margolis Center, donde, además, les ofrecen programas de enriquecimiento en arte, clases de ballet, música, guitarra y danza moderna. 

Las botellas de plástico reciclado fueron armadas como “cohete” y llenas de vinagre y bicarbonato para provocar una reacción química y que el objeto se elevara.

De esa manera, los estudiantes están siendo preparados para el éxito académico y en la vida. 

El único requisito que deben cumplir es ser puntuales y constantes. 

La mayoría de ellos son hijos de padres inmigrantes que no tuvieron educación formal ni en México ni en Estados Unidos. 

Miles de niños beneficiados 

Desde 1992, Hope Street Margolis Center y Dignity Health – California Hospital Medical Center (CHMC) han colaborado para proporcionar educación de calidad a aproximadamente 5,000 niños, han fortalecido a sus familias de escasos recursos y han transformado el entorno de pobreza donde viven. 

El éxito académico lo logró, precisamente la ahora doctora Evelyn Janet Bonilla, una profesora clínica asociada en el Departamento de Anestesiología de City of Hope, en Duarte, California, quien estuvo en el programa de Hope Street a finales de los años 1990. 

“Cuando comencé hace 20 años nuestro gran objetivo era lograr que los niños se graduaran de la escuela secundaria y que los padres entendieran lo importante que era”, expresó Sid Oxford, coordinador de recreación en el Centro Familiar Hope Street. “Hoy, los niños se gradúan y van a universidades como UC Davis, UCLA, Cornell y Columbia. 

De hecho, la madre de la doctora Evelyn Janet Bonilla, se matriculó en clases de inglés como segundo idioma y obtuvo un diploma GED. Sus cuatro hermanas también fueron a la universidad y se graduaron en carreras de trabajo social, educación, ingeniería y medicina. 

“Empujón hacia el éxito” 

“Hope Street tiene la misma oportunidad para los niños, que solo necesitan un pequeño empujón para triunfar; vienen a Hope Street, aprenden, se divierten, al tiempo que disfrutan su niñez, hacen cosas increíbles”, dijo Oxford, después de tomar un descanso en Griffith Park, y antes de dedicarse a preparar los perros calientes para todos los estudiantes. 

El día de excursión de los estudiantes los inspiró a explorar las maravillas de la ciencia y la tecnología. 

Antes del evento, los estudiantes diseñaron, construyeron y decoraron sus propios cohetes, integrando el arte y la creatividad en sus proyectos.  

“Estudiar ciencias es importante para mí, porque quiero tener una carrera en el campo médico, como una enfermera registrada”, dijo Alissa Soberanes, cuyos padres Mariela, -quien limpia casas- y su padre, Roberto, un cocinero de Santa Mónica le apoyan totalmente en sus sueños por acudir a la universidad. 

Por su parte, Saraí Palma, hija de Ansberta y Merced, inmigrantes de Morelos y Puebla, respectivamente, adelantó que, después de graduarse de la secundaria tiene la meta de ir a UC Irvine o UCLA para convertirse en una técnica de ultrasonido. 

“Podría tener una vida exitosa”. dijo la niña de 14 años. “Quiero tener una buena carrera, tener suficiente dinero y hasta comprarme una casa y un buen carro”. 

“Hoy, los niños se gradúan y van a universidades como UC Davis, UCLA, Cornell y Columbia”: Sid Oxford, coordinador de recreación en el Centro Familiar Hope Street.

Entre tanto, Jazmín Aidé, hija de Luis, originario de Texas y trabajador de la construcción y de Silvia Rodríguez, de oficio sobadora y nacida en Michoacán, manifestó que ella tiene planes de cursar una carrera, ya sea en el campo de los negocios, en Loyola Marymount University o ingeniería en Rensselaer Polythecnic University de Nueva York. 

Ayuda a familias con pocos recursos 

El lanzamiento del programa Verano de Ciencias de la escuela Hope Street que atiende a niños comenzó esta semana y finalizará el 2 de agosto. 

Aproximadamente la mitad de los estudiantes del programa de verano se inscriben durante el año y la otra mitad aparece de vez en cuando. 

De acuerdo con el reporte de 2022, en el Centro Familiar Hope Street Margolis, la configuración de la población que atienden es 69% latina, que tiene un promedio de edad de 32 años y los jefes de familia -donde vive al menos un niño menor de seis años- tienen un promedio salarial anual de apenas $32,014 

En California, el nivel de pobreza federal (FPL) para una familia de cuatro personas está establecido en un ingreso de $43,056 anuales, que representa un 138% por debajo del umbral de pobreza. 

Alissa Soberanes, Saraí Palma y Jazmín Rodríguez, tres estudiantes que aprovechan las clases extracurriculares del programa de verano de Hope Street Margolis Center y Dignity Health – California Hospital Medical Center (CHMC).

Asimismo, la mitad de las familias reciben Ingresos Suplementarios de Seguridad (SSI), ingresos de asistencia en efectivo o cupones de alimentos; 44% de los hogares cuentan con un menor de 18 años que vive bajo el nivel federal de pobreza y 47% de todos los niños en familias que experimentan falta de vivienda dentro del condado de Los Ángeles residen dentro de nuestra área de servicio de Hope Street Margolis Center del Dignity Health –California Hospital Medical Center (CHMC). 

Favor con favor se paga 

Entre la algarabía de la competencia de los niños por lanzar lo más lejos sus cohetes, Yajaira Molina, coordinadora de educación en Hope Street Margolis Center comentó que, a la diversión al aire libre se le ha incorporado la ciencia, pero también la idea del reciclaje. 

A los estudiantes se le enseñó a entender la aerodinámica de los aviones, los cohetes espaciales y usamos cosas básicas como vinagre y bicarbonato para hacer una reacción química 

“Los niños están súper interesados. Les encanta todo lo que huela y todo lo que explota”, dijo Molina, cuya madre, Rosa Aragón, de Ahuachapán, El Salvador también trabaja mucho y le quedaba poco tiempo para su hija. 

Ella misma aprovechó la oportunidad ofrecida hace 10 años por Hope Street Margolis Center y ha regresado a ese lugar para devolverle el favor a otros niños que tienen necesidades como ella las tuvo en algún momento. 

Los niños pasaron un tarde llena de diversión y aprendizaje.

“Lo importante es que estos programas son para la comunidad [que vive en un área empobrecida]”, dijo. “Pero es muy, muy bonito ver que muchos de nuestros niños empiezan con nosotros desde los ocho años hasta que se gradúan de secundaria y cuando ellos están ya en la universidad, regresan a querer también ayudar a los demás”, subrayó. 

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