Explotación laboral infantil en LA

Dueña de una planta procesadora de carne en la ciudad de Industry fue multada por aprovecharse del trabajo de menores de edad; su padre también explotó a niños de Guatemala

The Exclusive Poultry Inc.  que se ubicaba en el 258 sur de la calle 8, en La Puente; el negocio se llama ahora “Q” Ranch Wholesale Distributor.

The Exclusive Poultry Inc. que se ubicaba en el 258 sur de la calle 8, en La Puente; el negocio se llama ahora “Q” Ranch Wholesale Distributor.  Crédito: FOTOS: JORGE LUIS MACÍAS | Impremedia

Priscilla Helen Castillo, propietaria de A&J Meats, una compañía procesadora de carne en la ciudad de Industry, y una agencia de empleo, The Right Here, ubicada en la ciudad de Downey fueron obligadas a entregar $327,484 en ganancias procedentes del trabajo opresivo infantil.

Una investigación de agentes del Departamento del Trabajo reveló que niños realizaban trabajos peligrosos en la planta procesadora de carne y en horarios ilegales.

La sentencia por la venta de productos asociados con el trabajo infantil opresivo y explotador, requiere también que los empleadores paguen al Departamento del Trabajo $62,516 en multas.

El dictamen del 20 de junio del Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Central de California en Los Ángeles surgió después de una investigación realizada por personal de la División de Salarios y Horas, quienes determinaron que A&J Meats y The Right Hire empleaban conjuntamente y ponían en peligro a niños de hasta 15 años al asignarles tareas peligrosas.

“El principal enfoque de nuestra investigación fueron las ocupaciones peligrosas”, dijo a La Opinión, Michael Petersen, del Departamento del Trabajo de los Estados Unidos. “En el fondo estaban las violaciones a la Ley de Normas Laborales Justas”.

En efecto, los menores utilizaban cuchillos afilados para cortar carne; se les permitía trabajar dentro de congeladores y refrigeradores, y los programaban para trabajar en horarios no permitidos por la ley, todo en violación de las regulaciones federales sobre trabajo infantil.

Frente de A&J Meats que se localizaba en el 15268 Proctor Ave #A, en City of Industry.

“A&J Meats y The Right Hire pusieron en peligro conscientemente la seguridad de estos niños y antepusieron las ganancias de sus empresas al bienestar de estos menores”, dijo el Procurador Laboral Regional Occidental en San Francisco, Marc Pilotin. “Estos empleadores violaron flagrantemente la ley federal y ahora ambos han aprendido sobre las graves consecuencias para aquellos que exponen tan cruelmente a los niños a sufrir daños”.

Específicamente, los investigadores encontraron que los niños trabajaban en las instalaciones más de tres horas al día durante los días escolares, después de las 7 p.m. y más de 18 horas por semana mientras la escuela estaba en sesión. La Ley de Normas Laborales Justas prohíbe a los empleadores dar trabajo a niños menores de 18 años en ocupaciones peligrosas, incluida la mayoría de los trabajos en establecimientos de matanza, procesamiento y empaque de carne y aves.

La sentencia del tribunal también prohíbe a la propietaria de a A&J Meats, Priscilla Helen Castillo y a la agencia de personal The Right Hire infringir en el futuro la Ley de Normas Laborales Justas (FSLA) y tratar de comercializar bienes relacionados con el trabajo infantil opresivo.

Además, A&J Meats y The Right Here deberán brindar capacitación anual sobre la ley FLSA al menos cuatro años.

“Esta explotación está ocurriendo en muchos estados, especialmente donde hay fabricas procesadoras de carne y en industrias donde hay especialmente personas indocumentadas”, dijo Víctor Narro, miembro del Centro laboral de UCLA.

Narro declaró a La Opinión que el problema ya es parte de una crisis de explotación laboral, la cual afecta particularmente a niños.

“Ese tema lo tuvimos en este país hace décadas en la industria de la costura, y pensamos que ya se había eliminado este tipo de explotación, pero está ocurriendo otra vez y tenemos que pensar en una estrategia para lidiar con esta crisis”, añadió.

La Opinión solicitó una entrevista con los dueños de A&J Meats, pero una telefonista dijo que “están de vacaciones y desafortunadamente no podrían responder”.

El papá también contrataba menores
El padre de Priscila Helen Castillo, Tony Elvis Bran, también fue encontrado empleando ilegalmente a niños – en su gran mayoría originarios de Guatemala- en tres empresas procesadoras de aves que él opera. Una de esas empresas es The Exclusive Poultry Inc., ubicada en el 208 sur de la Avenida 8, en la ciudad de La Puente. El negocio se llama ahora “Q Ranch Wholesale Distributor”.

En octubre de 2023, la División de Horas y Salarios del Departamento del Trabajo determinó que Bran, junto con Karen Ríos, Juan Valtierra, Javier Meza y Jacqueline García, operaban una sola empresa compuesta por The Exclusive Poultry Inc., Valtierra Poultry LLC y Meza Poultry LLC que ordenaba a los empleados menores de 18 años usar cuchillos afilados para deshuesar y cortar aves de corral y que emplearon a niños de hasta 14 años para que trabajaran más tiempo y en horarios no permitidos por la ley. La compañía tenía 437 empleados.

“Yo pensaría que estas violaciones de los derechos de las personas ocurren con mayor frecuencia en estados como Kentucky, Virginia o Georgia, pero no en California”, comentó Jimmy Soto, un trabajador de la construcción que labora cerca de la planta procesadora de carne. “A esta gente que contrata a esos niños no solamente deberían multarlos, sino también encarcelarlos”.

Los propietarios de The Exclusive Poultry Inc. también ordenaban a los menores a que trabajaran en instalaciones prohibidas y no les pagaron los salarios por horas extras, todas son violaciones de la Ley de Normas Laborales Justas. El dueño del negocio acordó pagar casi $ 3.8 millones en salarios atrasados, daños y sanciones.

Los investigadores también encontraron que los empleadores interfirieron con su investigación al amenazar y tomar represalias contra los empleados que expresaron inquietudes o intentaron ejercer sus derechos legales.

“Ningún empleador debería sacar provecho de la explotación de niños”, dijo Rubén Rosalez, administrador regional de la División de Horas y Salarios en San Francisco. “Cuando encontremos niños empleados en violación de la ley, tomaremos medidas para garantizar que podamos responsabilizar a todos los empleadores según la ley. Las empresas que utilizan agencias de empleo para satisfacer sus necesidades laborales no pueden eludir la responsabilidad por infracciones en materia de trabajo infantil cuando, de hecho, también son empleadores”.

Una mano amputada
Odilia Romero, directora ejecutiva de Comunidades Indígenas en Liderazgo (CIELO) manifestó que “es muy común” la explotación laboral para las personas indígenas no solamente en California, sino en todo Estados Unidos.

“Lo vemos en Los Ángeles, en Nueva York, en Chicago, donde hay jóvenes indígenas trabajando. Pudimos verlo con el reporte del New York Times de Marcos Cux, quien metió la mano en una de las máquinas para limpiar donde destazan el pollo y se fue su bracito”, dijo.

Marcos Cux perdió un brazo en su trabajo.
Crédito: GOFUNDME

Cux, un joven migrante guatemalteco apenas tenía 14 años en 2023 cuando su brazo quedó atrapado en la peligrosa máquina del matadero de aves y animales del estado de Virginia.

Después de terminar de lavar las máquinas con una manguera, Marcos comenzó a limpiar la sangre y la grasa de las piezas de acero con productos químicos que, si golpeaban la piel, creaban ronchas que podían tardar meses en sanar.

Poco después de las 2:30 a.m., observó un trozo de guante de goma roto dentro de la cinta transportadora del área de deshuesado y extendió la mano para agarrarlo.

De repente, la máquina fue encendida. Al otro lado de la fábrica, otro trabajador no había visto a Marcos que estaba agachado con su brazo izquierdo profundamente dentro de la línea de montaje y la puso a funcionar.

La cinta transportadora atrapó la manga de la chaqueta holgada de Marcos y lo arrastró por el suelo. Unos dientes de plástico duro atravesaron sus músculos y le abrieron el antebrazo hasta el hueso.

Para cuando alguien escuchó sus gritos y apagó el suministro eléctrico, su brazo estaba inerte. Una cuerda de tendones blancos colgaba desde su codo hasta su muñeca. Incluso la policía ocultó el caso ante la opinión pública

“Los niños indígenas no están protegidos. Muchos de esos niños vienen solo hablando su lengua indígena, por lo cual se presta a que los exploten”, agregó Odilia Romero. “No saben dónde a denunciar, que tienen derechos laborales…entonces son como un blanco para que sean estafados laboralmente”.

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