CDC dicen que los casos de parvovirus están aumentando: de qué se trata
El parvovirus B19 se expande en EE.UU., especialmente en niños. CDC alerta sobre su peligro, especialmente para embarazadas e inmunodeprimidos
El parvovirus B19, una infección viral respiratoria que puede causar complicaciones graves en ciertos grupos de riesgo, está registrando un aumento significativo en los Estados Unidos, afectando a personas de todas las edades, según un reciente aviso de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Este incremento sigue un patrón observado previamente en Europa, donde se reportaron niveles inusualmente altos de casos en 14 países durante el primer trimestre de 2024.
El parvovirus B19 es comúnmente conocido como la “enfermedad de la mejilla abofeteada” debido a la erupción característica que provoca en las mejillas de los niños, es un virus altamente contagioso que se propaga a través de gotitas respiratorias expulsadas al toser o estornudar. Si bien para muchos la infección puede ser leve, hay poblaciones que enfrentan riesgos mucho más serios.
“El parvovirus puede ser una infección muy leve en muchas personas, pero si usted está embarazada o tiene algún tipo de inmunodepresión, corre un riesgo mucho mayor de sufrir una enfermedad grave”, advirtió el Dr. Aaron Glatt, jefe de enfermedades infecciosas del Hospital Mount Sinai South Nassau en Long Island, Nueva York.
Los niños son los principales transmisores de este virus, llevándolo desde las escuelas a sus hogares, donde pueden infectar a adultos. De hecho, se estima que alrededor del 50% de las personas no infectadas previamente contraerán el virus de un familiar infectado, mientras que entre el 20% y el 50% de los estudiantes y personal de las escuelas susceptibles se contagiarán durante los brotes escolares.
Los síntomas iniciales del parvovirus B19, que suelen aparecer aproximadamente una semana después de la exposición, pueden parecerse a los de una gripe, con fiebre, dolor muscular y fatiga, síntomas que generalmente duran menos de una semana.
En esta fase temprana, las personas son más contagiosas. Unos días después, los niños pueden desarrollar la erupción característica en las mejillas, lo que facilita el diagnóstico. Sin embargo, para entonces, ya no son contagiosos. En algunos casos, la erupción puede extenderse a otras partes del cuerpo, como el pecho, la espalda, y las extremidades.
Síntomas de parvovirus en adultos
Los adultos, por otro lado, son menos propensos a desarrollar la erupción en las mejillas. En su lugar, pueden experimentar una erupción generalizada en el cuerpo y dolor en las articulaciones, especialmente en las manos, pies y rodillas. En algunos casos, los adultos solo presentan dolor articular, que puede durar semanas o incluso meses, aunque generalmente se resuelve sin dejar secuelas a largo plazo.
El aviso de los CDC también resalta el aumento más pronunciado de casos entre niños de 5 a 9 años, donde la tasa de infección aumentó del 15% al 40% en un corto período. A pesar de que la mayoría de los adultos en los EE.UU. son inmunes al virus, este incremento en la población infantil es motivo de preocupación, especialmente para aquellos en contacto cercano con niños, como maestros y personal de guarderías.
Para las mujeres embarazadas que contraen el virus, los riesgos son significativos. Según el Dr. Glatt, existe un mayor riesgo de aborto espontáneo si se contrae parvovirus durante el embarazo, con un 5% a 10% de los casos resultando en complicaciones graves como anemia severa en el feto. Este riesgo es particularmente elevado entre las semanas 9 y 20 de gestación.
Además, el parvovirus B19 puede tener consecuencias graves para personas con sistemas inmunes debilitados o con trastornos sanguíneos crónicos, quienes pueden desarrollar insuficiencia de la médula ósea. El tratamiento para estos casos severos suele incluir transfusiones de células sanguíneas e inmunoglobulina intravenosa (IGIV).
Actualmente, no existe una vacuna para prevenir el parvovirus B19, lo que resalta la importancia de la prevención a través de medidas básicas de higiene, como el lavado frecuente de manos. Aunque no existe un tratamiento específico para el virus, la detección temprana y el manejo adecuado de las complicaciones pueden ser cruciales para evitar consecuencias graves.
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