Acceso a parques y playas debe de ser libre para todos
La medida AB 2038 cuenta con apoyo bipartidista y es una forma directa de hacer que los parques y playas estén abiertos para todos
En mi infancia en Fullerton, pasé incontables horas con mi familia en los parques y playas que estaban a sólo unos pasos de nuestra casa. No eran sólo lugares de recreo para nosotros: eran espacios de refugio, conexión y alegría. Estos lugares moldearon mi infancia y profundizaron mi aprecio por la belleza natural de California, un sentimiento que sólo ha crecido con la experiencia y el paso del tiempo.
No soy la única que piensa así. El amor por nuestros parques y playas es algo que nos une como californianos.
Hay estudios que han demostrado una y otra vez que pasar tiempo rodeado de la naturaleza no sólo refresca el cuerpo, sino que renueva el espíritu y la mente. Los parques y las playas ofrecen un espacio de juego y un lugar de pertenencia que estrecha a nuestras comunidades de un modo difícil de cuantificar, pero fácil de sentir.
Sin embargo, la cuestión es la siguiente: demasiados californianos se están quedando sin acceso. Ya sea porque no hay parques cerca, o porque el autobús no circula en un horario lo suficientemente amplio para llegar a ellos, o porque algunas personas simplemente no saben a dónde ir. Son demasiados los vecinos que no disponen del acceso que se merece a las maravillas naturales que definen nuestro estado. Esto no es tan sólo una oportunidad perdida, sino una promesa olvidada.
Desde 2019, California ha hecho de esa promesa una prioridad. Hemos invertido más de 100 millones de dólares en programas de equidad al aire libre para las comunidades, ampliando el acceso a la naturaleza para las familias de bajos ingresos en cada rincón de nuestro estado. Hemos visto los frutos de esa inversión, como la apertura del Parque Estatal Dos Ríos en el Valle Central, que se convierte en un testimonio de lo que podemos lograr cuando nos dedicamos a las necesidades de las comunidades desatendidas.
Seré directa: el presupuesto de este año ha sido complicado. Hemos tenido que tomar decisiones difíciles, y eso ha significado reducir parte del financiamiento que ayudaba a abrir nuestros parques a todos. Incluso cuando hay financiamiento, las organizaciones comunitarias me dicen que el laberinto de permisos, tarifas y restricciones puede convertir lo que debería ser un simple día de playa en una pesadilla burocrática.
Por eso presenté el proyecto de ley AB 2038. Este proyecto de ley acaba con la burocracia, para tener la certeza de que los programas recreativos y educativos pequeños y no comerciales tengan el mismo acceso a nuestros parques estatales como cualquier otra persona. Se trata de equidad. Se trata de hacer que todos los niños puedan sentir la arena a sus pies y escuchar las olas al romper en la playa, ya sea que provengan de una familia con recursos o de una que vive al día.
La AB 2038 cuenta con apoyo bipartidista y no ha registrado oposición por una buena razón. Es una forma directa y rentable de hacer que nuestros parques y playas estén abiertos a todos, no sólo a unos pocos afortunados. Reduce las cargas administrativas, disminuye los costos y permite que los programas comunitarios se dediquen a lo que realmente importa: servir a nuestros niños y a nuestras familias.
Se trata de algo personal, no sólo de política. Cuando pienso en la alegría y la libertad que sentía de niña en esos parques y en esas playas, quiero que todos los niños de California tengan esa misma experiencia. Que encuentren su propia historia en la belleza natural de todos nosotros. Que sientan que ellos también forman parte de algo más grande.
Hagamos que nuestros parques y playas sigan siendo lugares de alegría, aprendizaje y comunidad para todos los californianos, sin importar quiénes sean o de dónde vengan.
(*) Sharon Quirk-Silva es asambleísta por el distrito 67 de California.