Más que una taza de café se disfruta en el Carrito Cafeinado en la ciudad de Compton

El establecimiento de café que busca que sus clientes recuerden y celebren su identidad latina

Pablomanuel Maldonado prepara un Latte en el Carrito Cafeinado en Compton.

Pablomanuel Maldonado prepara un Latte en el Carrito Cafeinado en Compton. Crédito: Isaac Ceja | Impremedia

El silbido de la olla de café despertaba a Pablomanuel Maldonado por las mañanas cuando tenía 8 años.

Su abuelo, Manuel, y su padre, Alfredo, disfrutaban de un café por las mañanas mientras se paraban afuera de su casa en Compton y una vez más antes de dormir. 

“Para ellos, era más que una taza de café, era algo más que simplemente algo para despertarlos por la mañana”, dijo Maldonado. “Era como un ritual que tenían para estrechar lazos”.

Hace casi 4 años, Maldonado lanzó su propio negocio de café de especialidad llamado el Carrito Cafeinado donde se enfoca en celebrar su identidad latina.

En el 2019 Maldonado fue despedido de su trabajo en IKEA y ni siquiera le quiso decir a sus padres por la vergüenza que tenía.

Pero su esposa, Melissa Herrera, dijo que lo debería de ver como una bendición, y que seguramente lo que estaba viviendo lo dejaría intentar otras cosas.

Pablomanuel Maldonado posa con sus padres Ernestina y Alfredo.
Crédito: Isaac Ceja | Impremedia

Gracias a eso, Maldonado se pudo dedicar a experimentar con café por un tiempo y crear sus sabores únicos.

Algunas de las innovaciones que tiene incluye: su jarabe de “Café de Olla” que hace desde cero con un toque especial de jugo de naranja, el latte llamado el “Cereal Killer” que lleva cereal y el latte “Cookie Crumble” que lleva dos galletas de Oreo machacadas dentro del café.

Hoy en día el Carrito Cafeinado es muy reconocido por sus apariciones en una tienda emergente en mercadillos como el Angel City Market y The Beach Flea, pero Maldonado dice que comenzó vendiendo café embotellado a finales del 2020

Recuerda que entregaba las botellas a sus clientes él mismo, en ocasiones manejaba hasta una hora y media para entregar pedidos, y aunque era costoso, realmente lo único que le importaba era ver a los desconocidos con el mismo nivel de emoción al recibir el café embotellado.

Después de casi dos años de entregar y vender café embotellado, Angel City Market contactó al emprendedor para ver si quería ser parte del mercadillo como tienda emergente.

Maldonado ya se había acostumbrado a hacer el café en casa, pero la idea de servir café en persona fue un poco aterrador para él pero decidió hacerlo.

Un café Latte del Carrito Cafeinado en Compton.
Crédito: Isaac Ceja | Impremedia

Invirtió en un generador, un cofre de hielo y una carpa entre otras cosas, pero al final de su primer día solo vendió como 20 cafés.

Maldonado subraya que sus ventas se incrementaron después de un año y medio de su primer día como tienda emergente. 

A pesar de la dificultad de no poder tener un éxito temprano, el joven emprendedor dice que su consistencia lo ayudó a salir adelante.

Actualmente, Maldonado solo trabaja el carro de café de tiempo parcial porque trabaja de tiempo completo en Bristol Farms, pero su meta es poder tener su propio negocio en un edificio algún día. 

La comunidad de cafés en el área de Los Ángeles han contribuido al éxito de Maldonado y dice que el apoyo de Leonardo Abularach de Picaresca Café en Boyle Heights y el Café 88Keys en Lakewood ha sido increíble.

“Su negocio me hizo sentir como si estuviera entrando en la cocina de una abuelita, hay un montón de pequeñas chucherías y muchas cosas sucediendo, pero era muy reconfortante y acogedor”, dijo Maldonado de su primera visita a Picaresca. “Realmente me hizo sentir como si estuviera en México”.

Ese mismo día Abularach le regaló 8 bolsas de diferentes tipos de granos de café gratis a Maldonado, lo cual ha inspirado al joven a centrarse en las personas y tratar de ayudarlos como a él mismo le ayudaron.

De acuerdo con Ernestina, madre de Maldonado, su hijo ha tenido la idea de lanzar su negocio de café desde que tenía la edad de 14 años y a ella le parecía una locura.

“Empezaba a traerme cazuelas, cafeteras y yo le decía ‘Pablo para qué quieres todo esto’, y él me decía, ‘mami, es que tú no sabes, yo quiero hacer algo de café’”, dijo Ernestina.

Hoy en día, Ernestina y Alfredo Maldonado están muy orgullosos de su hijo y de lo que él ha podido lograr con su sueño en tan solo 4 años.

De joven Maldonado solo probaba café por cucharadas, pero la experiencia que realmente le dio un amor por el sabor del café ocurrió durante un viaje a México a los 12 años con su abuelo.

Los dos fueron a una heladería por la noche y cuando Maldonado vio el sabor del helado de café decidió probarlo ya que a su abuelo le encantaba el café.

“Fue tan bueno, que en ese momento supe que el café era especial para mí y, en cierto modo, era especial para la familia”, explicó. 

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