Luchando contra cáncer 

Decenas de niños y adolescentes de la fundación Sunshine Kids sonríen ante la adversidad, se divierten en California y conviven con policías del LAPD 

Niños y adolescentes con cáncer visitaron la Academía de LAPD.

Niños y adolescentes con cáncer visitaron la Academía de LAPD. Crédito: Fotos: Jorge Luis Macías | Impremedia

Todo iba bien en la vida de Jennifer Valdés Guzmán, hasta que un día le detectaron leucemia. 

Tenía 18 años y estaba a punto de graduarse de la secundaria, en El Bronx, Nueva York. 

A causa de su enfermedad, no pudo acudir a la ceremonia de graduación. 

“Era agosto de 2022 y de pronto sentí que me salieron unas bolitas en el cuello”, relató Jennifer. “Pensé que se me iban a quitar, pero llegó septiembre y nada”. 

En octubre de ese año, su regalo de cumpleaños fue un viaje a Guerrero, México, de donde son originarios sus padres, Ismael y Enedina. 

Jennifer Valdés Guzmán padece leucemia.

“En México empeoré, pero no sabía que tenía cáncer; mi cuerpo empezó a cambiar mucho, y de un día para otro no me sentía bien, hasta que me internaron por tres días en un hospital”, recordó. 

Después de varios estudios llegó la noticia: Jennifer, ahora de 19 años, tenía leucemia. 

La leucemia es el cáncer de los tejidos que forman la sangre en el organismo, incluso la médula ósea y el sistema linfático. 

Existen muchos tipos de leucemia. Algunas formas de leucemia son más frecuentes en niños. Otras tienen lugar, principalmente, en adultos. 

“Ma gustaba salir de compras con mis amigas y por ahora no puedo”, dijo Jennifer. “Pero mis padres y mis cinco hermanos han sido unos Ángeles en mi vida; siempre han estado cerca de mí y me hacen reír mucho”. 

Jennifer y otros 27 niños y adolescentes de Florida, Texas, Washington que están batallando contra el cáncer son parte de la fundación Sunshine Kids  estuvieron una semana de vacaciones en el sur de California. Visitaron, entre otros lugares, el parque temático de Disneylandia, el Paseo de la Fama en Hollywood y Elysian Park, en la Academia Policía de Los Ángeles. 

En este último lugar, y como lo ha sido por más de dos décadas, unos 45 policías en activo y reservas del LAPD fueron se formaron en dos filas y recibieron con aplausos a los niños. 

“La dedicación y generosidad del LAPD por aceptar la misión de Sunshine Kids han impactado positivamente las vidas de innumerables niños con cáncer del área metropolitana de Los Ángeles y de todo el país”, dijo a La Opinión, Jennifer Wisler, directora ejecutiva de la fundación. “La asociación entre LAPD y Sunshine Kids ejemplifica lo mejor del espíritu y compromiso comunitario”. 

El impacto de la participación de los agentes del orden demostró que  los niños no están solos en su lucha, añadió Whisler. 

“Sus esfuerzos crean una sensación de esperanza y conexión que trasciende el miedo y la incertidumbre que están experimentando los niños durante su batalla contra el cáncer”, dijo. “Estos días se convertirán en una parte integral y colaborativa de su viaje hacia un mañana más brillante”. 

Incidencias de cáncer en niños y adolescentes 

De acuerdo con la Sociedad Americana del Cáncer, alrededor de 9,620 niños menores de 15 años en Estados Unidos serán diagnosticados con cáncer en 2024. 

Las tasas de incidencia de cáncer en niños en general se han estabilizado desde 2015, después de haber aumentado desde al menos 1975, informa dicha organización e indica que, debido a los avances en el tratamiento en las últimas décadas, alrededor del 85% de los niños con cáncer viven ahora 5 años o más después de haber sido diagnosticados con cáncer. 

La misma Asociación Americana del Cáncer revela que, alrededor de 5,000 a 6,000 adolescentes de 15 a 19 años son diagnosticados con cáncer cada año en los Estados Unidos, y cada año mueren de cáncer entre 500 y 600 adolescentes, siendo el cáncer la cuarta causa de muerte, sólo detrás de los accidentes, el suicidio y el homicidio. 

Las posibilidades de contraer cáncer son aproximadamente iguales para niños y niñas adolescentes, pero las tasas de supervivencia al cáncer son ligeramente más altas en las niñas que en los niños.  

“Tenemos corazón” 

Entre los oficiales de reserva que participaron en la recepción de los niños de Sunshine Kids había empresarios, médicos, contadores que se pusieron la insignia del LAPD en el uniforme, y se convirtieron en patrulleros, agentes de tránsito o pilotos de helicóptero. 

“La razón por la que todos nos convertimos en agentes de policía y el por qué los oficiales de reserva se convirtieron en policías es porque tenemos corazón”, declaró el subjefe del LAPD, Blake Chow. 

“Debajo de nuestra insignia late un corazón que se preocupa por las personas; nos damos cuenta de que podemos cambiar la vida de las personas. Estos niños que están pasando por una batalla con el cáncer, por la que nadie debería tener que pasar, y cuando estos niños se vayan de aquí hoy, recordarán esto durante mucho tiempo esta experiencia”. 

“Dios me puso a prueba” 

Originario de Wenatchee, Washington, Jonathan Thompson, un joven alegre, entusiasta, extrovertido y sociable contó a La Opinión que, en mayo de 2023 estaba jugando futbol con un amigo, lo tacleó fuerte y sufrió un golpe en el cuello. 

“Sentí algo hinchado, pero no le di importancia”, narró el chico de 17 años. “Semanas después se estaba volviendo enorme”. 

Aquella protuberancia fue analizada por los médicos. Le sacaron sangre y el análisis arrojó que tenía cáncer. Su madre y su hermana lloraban y Johnny no sabía qué pensar. 

“Yo estaba en shock. Simplemente no tenía emociones que me consolaran. Y luego tuve que ir a la escuela y contárselo a mis amigos. Todo fue muy duro para mí. Entonces, empecé a llorar”, dijo Johnny. 

La parte más difícil para él fue estar fuera de la escuela. Johnny tuvo que ir a Seattle, lejos de sus amigos y su familia, y estar en el hospital durante largos periodos de tiempo. 

“Odio estar en un hospital”, subrayó el chico. “Toma mucho de ti”. 

Johnny considera que madre y su hermana han sido dos “ángeles” que lo han estado cuidando y cree que Dios ha obrado un milagro en su recuperación. 

“Es difícil decirlo, pero creo que fue Dios quien me puso a prueba para ver qué tan fuerte era”, afirmó. “Cuando pase todo esto, quiero ser un influencer (un hombre de influencia); quiero ser un inspirador. Quiero difundir mi historia, tener éxito, trabajar, ojalá una esposa y tener muchos sobrinos”. 

De igual manera, Jennifer Valdés Guzmán, quien aspira a ser una maestra de primaria, dijo que su fe ha sido importante para confiar en la remisión total de la leucemia. 

En noviembre de este año podría ser dada de alta médica y recuperar la energía que le robaba siempre a su organismo las continuas sesiones de quimioterapia. 

“Siempre le pedí a la virgencita de Guadalupe que intercediera por mí, y Dios obró el milagro de mi curación, además de los médicos”, afirmó. “También, agradezco las bendiciones de mi familia y el apoyo de quienes hacen de Sunshine Kids una fundación de amor y ayuda para quienes tuvimos que enfrentarnos al cáncer”. 

La Sunshine Kids Foundation fue fundada por Rhoda Tomasco en 1982 mientras se desempeñaba como voluntaria en la unidad de cáncer pediátrico de un hospital en Houston, Texas. 

Guerra contra el cáncer 

Hace dos años, Gaby Rangel una inmigrante de Venezuela y su familia veían tranquilamente de un partido de futbol entre los equipos Real Madrid y Barcelona. 

Gaby Rangel se recupera de leucemia.

Días antes habían ido con un doctor de Dallas, Texas, pensando que sufría de anemia y fue sometida a estudios de sangre. Una anemia con riesgo de muerte significa tener hemoglobina por debajo de 6.5 gramos por decilitro de sangre. 

Literalmente fue accidental que, a través de una llamada telefónica, la chica de 19 años se enterara el 16 de octubre de 2022 que padecía cáncer:  leucemia. 

“Los doctores dijeron que tenía un nivel 3 de hemoglobina. Eso significaba que tenía menos sangre que un bebé recién nacido”, dijo Gaby, a La Opinión. 

En un hospital, sometieron a Gaby a una transfusión de sangre inmediata. 

“Estuve en la sala de emergencias toda la noche”, recordó. “Mis padres estaban llorando… yo solamente estaba en shock hasta que le pregunté a mí a doctora que si mi cabello se iba a caer”. 

Como la respuesta del cáncer fue afirmativa, Gaby rompió en llanto. 

“Honestamente, mis doctores y mi familia, mis enfermeras y mis amigos son el mayor apoyo que puedo tener y me ayudaron muchísimo con todo esto”, reconoció la chica.  

“Todos los que son parte de Sunshine Kids son increíbles. Es una fundación llena de amor y me ayudan cada día”, dijo Gaby, nacida en Cabimas, una ciudad a orillas del lago de Maracaibo en el estado Zulia, en el noroeste de Venezuela. “A ellos les estoy muy agradecida”. 

En el proceso de las quimioterapias y la recuperación de la leucemia, Gaby perdió su pelo, algo que a muchas niñas y mujeres les causa dolor, por el aprecio que tienen de la apariencia física. 

Ella no es así. 

“El pelo nos da una identidad. Tú te cortas el cabello y te ves diferente; te lo cortas menos o más, le colocas algo y te ves distinto”, expresó con entera madurez. “Son cambios de identidad, y cuando a mí me dijeron que tenía cáncer y tuve que cortarme el cabello, pensé: ‘Aunque no quiera lo que va a pasar, simplemente dejemos que suceda’”. 

Desde Dallas, Texas, vía telefónica, su madre, Marianela Cañizales manifestó a La Opinión que un padre o una madre nunca quiere que sus hijos tengan o vivan esas condiciones. 

“Uno jamás se imagina que un hijo va a tener que vivir esa experiencia”, dijo la mamá de Gaby. “Ha sido un proceso duro desde el momento en que nos dieron la noticia…es como si te apagaran la luz y te quedas a ciegas por un momento, como si te quitaran todo, porque se trata de la vida de tus hijos”. 

Para la madre, fue importante saber que una doctora le informó a ella y a su esposo Gustavo Rangel que Gaby tenía entre 85% y 90% de superar la leucemia, que no era muy agresiva. 

“Ella [Gaby] comenzó con su tratamiento y nosotros, como venezolanos, somos de una cultura muy familiar tenemos muchas bases morales y espirituales que nos han permitido desarrollarnos como buenas personas en la sociedad”, dijo. 

Además de que ambos se brindaron totalmente al cuidado de su hija, le dieron apoyo, amor y cariño para que Gaby no se sintiera desprotegida en ningún momento, ni que tuviera miedo. 

En cierto día más calmado, en una plática con su esposo, compartieron los días de sufrimiento. De ver las batallas de su hija con los tratamientos que, psicológicamente afectan a tantas personas. 

“Pero yo me quedo asombrada del poder mental que tiene Gaby. A ella, nunca, nunca, nunca la vimos expresar miedo, preocupación, ansiedad o depresión”, dijo la mamá de Gaby. “Al contrario, más bien ella nos fortalecía a todos. Era impresionante la fuerza que nos daba esa niña”. 

“Mi niña me decía: ¿Mami, por qué estás llorando? No te preocupes, voy a salir adelante, voy a superar esto. Mami, todos lo vamos a superar”. 

Tanta es la fuerza de voluntad de Gaby Rangel, quien pudiera estar libre de todo peligro a finales de febrero de 2025, que ya piensa que en 10 años más se ve graduada con un título de psicología especialista en niños con cáncer. 

Pero antes de eso, indicó, “Quiero ir a Hawái. Es un sueño que tengo y voy a cumplirlo”. 

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