La actividad cerebral podría predecir el riesgo de depresión posparto

Un estudio sugiere que la actividad cerebral en la amígdala de mujeres embarazadas está vinculada a un mayor riesgo de depresión posparto

Apoyo prenatal de salud mental es clave para evitar la depresión posparto

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Una reciente investigación ha arrojado nueva luz sobre el vínculo entre la actividad cerebral durante el embarazo y el riesgo de desarrollar depresión posparto, una condición que afecta significativamente a muchas madres después del nacimiento de sus hijos.

El estudio, liderado por un equipo de investigadores europeos, ha encontrado que una mayor actividad en la amígdala, una región profunda del cerebro asociada con la regulación emocional, podría estar relacionada con una mayor propensión a experimentar síntomas depresivos tras el parto.

El embarazo es un periodo de intensos cambios físicos y emocionales, lo que hace que las mujeres sean especialmente vulnerables a alteraciones en su bienestar mental. Aunque el “baby blues”, un estado temporal de tristeza que ocurre en hasta el 80% de las mujeres después del parto, suele desaparecer en pocos días, alrededor de una de cada siete madres experimenta depresión posparto.

A diferencia del “baby blues”, la depresión posparto es un trastorno más grave y duradero que puede impactar en el vínculo entre la madre y el bebé y tener consecuencias a largo plazo para ambos. En este contexto, los investigadores están tratando de entender mejor los mecanismos que subyacen a este trastorno para poder anticipar y prevenir su aparición.

El estudio se centró en la comparación entre la actividad cerebral de 15 mujeres embarazadas y 32 mujeres no embarazadas. Las participantes embarazadas, que se encontraban entre los cinco y seis meses de gestación, fueron seleccionadas por estar en su primer embarazo y tener niveles altos de estrógenos, una hormona cuya producción aumenta significativamente durante la gestación.

A todas las participantes se les realizaron resonancias magnéticas mientras se les mostraban imágenes perturbadoras con el fin de medir su capacidad para regular sus emociones mediante una técnica conocida como reevaluación cognitiva, que implica intentar cambiar la perspectiva emocional frente a una situación adversa.

Franziska Weinmar, de la Universidad de Tübingen en Alemania, presentó los resultados de este innovador trabajo durante el Congreso de ECNP en Milán. Weinmar explicó que, aunque tanto las mujeres embarazadas como las no embarazadas demostraron ser capaces de manejar sus emociones utilizando la reevaluación cognitiva, las mujeres embarazadas tendían a utilizar esta técnica con menos frecuencia en su vida cotidiana.

Emociones negativas son más difíciles de controlar durante el embarazo

Esto podría deberse a que, durante el embarazo, las emociones negativas pueden ser más difíciles de controlar conscientemente, lo que podría estar relacionado con los cambios en la actividad de la amígdala observados en los escáneres cerebrales.

El equipo de investigación descubrió que las mujeres embarazadas que mostraban una mayor actividad en la amígdala al intentar regular sus emociones eran menos eficaces en este control y presentaban más síntomas de depresión.

Estos hallazgos sugieren que la hiperactividad de la amígdala podría ser un factor de riesgo para desarrollar depresión posparto, lo que abre la puerta a nuevas estrategias de prevención.

Weinmar fue cautelosa al interpretar los resultados, señalando que el tamaño de la muestra es pequeño y que se trata de una investigación pionera en este campo. Sin embargo, los resultados preliminares son prometedores y sugieren que estudios futuros podrían confirmar la importancia de la actividad de la amígdala como un biomarcador clave para identificar a las mujeres en riesgo de depresión posparto.

Si esto se confirma, los profesionales de la salud podrían diseñar intervenciones específicas para ayudar a estas mujeres a gestionar sus emociones durante el embarazo, por ejemplo, a través de entrenamientos en técnicas de regulación emocional.

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