Migrante sale de las sombras para irse de diputada a México

Después de dos décadas de vivir en Estados Unidos, Maribel Solache regresa a su país de origen a servir en la Cámara de Diputados

Maribel Solache, diputada  migrante. (Fotos Maribel Solache)

Maribel Solache, diputada migrante. (Fotos Maribel Solache) Crédito: Cortesía

Maribel Solache dejó su vida como indocumentada durante dos décadas en California para irse a servir a México en la Cámara de Diputados.

“Tenía dos motivos para regresar a México, mi mamá y servir a mi patria”, dice Maribel quien a sus 53 años, se convirtió en diputada migrante por el Partido Morena.

Cuando dejó su natal Ecatepec en el estado de México para emigrar a California en 2004, nunca cruzó por su mente que un día lo abandonaría todo por un escaño en la cámara de su país de origen.

“Yo vine aquí con mis dos hijos, Juan Carlos que ahora anda en los 24 años, y es beneficiario de DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia); y con Valentina, mi hija que tiene 21 años”.

Maribel, llegó de México graduada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) como abogada, y se asentó en San Diego. Se ganaba la vida como niñera y trabajando en una organización comunitaria. Actualmente realiza una maestría en Derecho Constitucional y Amparo.

Al mismo tiempo, en San diego se hizo activista a favor de las causas de los inmigrantes como la reforma migratoria, la lucha para que los dreamers tengan un camino a la ciudadanía, y también por el derecho al voto de los mexicanos en el exterior.

“El viernes 2 de agosto dejé a mis hijos y San Diego para regresar a México. Fue un día muy duro. Mi hija no me dejaba ir, no quería que me viniera. Me abrazaba y me abrazaba. Fue increíble que por muchos años, yo no quería acercarme a la frontera, tenía miedo de pasarme y cruzar a México sin querer, por un error; y ahora yo me estaba yendo por mi propia voluntad”.

Maribel Solache, diputada migrante. (Fotos Maribel Solache)
Crédito: Cortesía

Dos décadas después de emigrar a Estados Unidos, Maribel, cruzó en carro la frontera sur.

“Una vez que tomas la decisión, no puedes volver atrás. Es como si fueras un militar y estuviera recibiendo un llamado para servir a la patria. Vas con la frente en alto. Fue una sensación como de estar en una montaña rusa de sentimientos. Al salirme de Estados Unidos, sabía que no habría retorno. No me arrepentí, no dudé ni por un segundo; y cuando llegué a México, dije “ya estoy aquí”.

Maribel dice que reencontrarse con su madre dos décadas después de no verla y abrazarla, fue muy emocional.

“La encontré más jorobadita, más flaquita. Ver a la mamá de mi niñez, convertida en una adulta mayor a sus 77 años, fue muy fuerte”.

Madre e hija se abrazaron y lloraron juntas durante largo rato.

“La abracé y le agradecí por haberme esperado. Por ser tan valiente y aguantar mi ausencia. Pensé que nos volveríamos a ver, pero hasta en la vida eterna”.

Maribel dice que acudió también al cementerio a rendir respeto a su padre, quien murió hace diez años, sin que ella pudiera darle el último adiós.

“Regresar a México fue como si estuviera dentro de una película en cámara lenta. Me despertaba preguntándome si era real lo que estaba viviendo o si se trataba de un sueño”.

Cuando el 25 de agosto le tocó ir a la Cámara de Diputados por primera vez, dice que se arrodilló para entrar y fue como besar la tierra.

“Me conecté con la madre tierra, y mi mexicanidad; y sentí mucho gusto de poder abrazar los pasos y la lucha del presidente Andrés Manuel López Obrador”.

Dice que cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador decía en sus discursos que tenía una deuda con los migrantes, asume que parte de ese adeudo se paga dándoles la posibilidad de tener representantes en el Congreso mexicano.

“Incluir a cinco diputados migrantes en un grupo de 500 diputados, es parte de pagar esa deuda”, dice Maribel.

Aunque resultó diputada migrante plurinominal por la circunscripción cuatro que abarca los estados de Morelos, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo, Guerrero y la Ciudad de México, también le toca atender el exterior. 

“Mi lucha siempre ha sido comunitaria, yo estoy aquí representando a diez millones de migrantes, y a seis estados y a su población. Qué responsabilidad tan grande”.

Confía que ha sido López Obradorista desde que tenía 16 años, y su compromiso al llegar a la Cámara de Diputados Mexicana es ayudar a construir el segundo piso de la Cuarta Transformación.

“Venimos a apoyar al presidente López Obrador en el último mes de su gobierno, a pasar la reforma judicial, y a Claudia Sheinbaum cuando asuma la presidencia, pero sobre todo venimos a servir a nuestros patrones, el pueblo de México”.

Una de las cosas que más la ha impactado al incursionar en la política mexicana es la oposición.

“No es lo mismo ver en la televisión a la derecha racista y grosera, que ver directamente sus trucos y tonterías en persona. Imposible no reaccionar, y decirles que dejen de mentirle al pueblo. También entendí que para ellos, es parte de su show en su lucha por regresar al poder”. 

Maribel Solache es parte del grupo de cinco diputados migrantes en la Cámara de Diputados de México. (Cortesía Cheto Polanco)
Crédito: Cortesía

Revela que el ambiente en la Cámara de Diputados es Obradorista 100%.

“Durante la votación por la reforma judicial, yo observaba todo. Ahí estaba cuando llegaron los militares; y ha sido muy estremecedor ver en plena acción a los grupos de poder actuando a través de los legisladores”.

Indica que hay muchos grupos de poder en la Cámara, y ella anda buscando su lugar.

“El doctor Monreal, es un gran líder que jala gente y cuya presencia impone. Es un gran negociador, muy calculador, muy mesurado. Piensa mucho antes de contestar, y al mismo tiempo que piensa está observando todo”.

Maribel dice que la gran mayoría de los diputados, tienen mucha simpatía con el tema migrante.

“Hay mucha solidaridad. Nos han integrado, y nos hemos ganado su respeto”.

La gran pregunta es si le gustaría regresar a vivir a Estados Unidos, donde se han quedado sus hijos.

“No estoy pensando en regresar. Vine a servir y a trabajar para pasar las reformas que necesita México. Si Dios quiere que regrese a Estados Unidos, lo haré con un pasaporte diplomático. De momento, estoy con los dos pies puestos acá”.

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