Por la propuesta de ley ABX 2-1
La Legislatura debe aprobar la ley ABX 2-1, un punto de partida para detener los precios de gasolina
Como muchos saben, la temporada legislativa en la práctica termina el último día de septiembre, porque es entonces cuando culmina el proceso legislativo – entre principios de enero y fines de agosto – y el cúmulo de proyectos de ley que se debatieron y votaron se convierten en leyes y pasan a diversas agencias para su codificación e implementación. Menos aquellas vetadas por el gobernador, que tiene todo un mes para considerarlas y decidir.
En numerosas ocasiones – demasiado numerosas – hay mociones de último momento, diseñadas de tal manera que llegan a la votación lo más tarde posible. Entre otras cosas, para prevenir que la oposición de la opinión pública eche por la borda el esfuerzo de los legisladores, cabilderos y representantes de industrias que empujaron las mociones.
En otros momentos, hay un esfuerzo legislativo proveniente de la oficina del mismo gobernador – Gavin Newsom – que, cuando las circunstancias lo exigen, convoca con la autoridad que le da la constitución estatal a una sesión especial extraordinaria de la Legislatura.
Este es el caso de la Moción de Sesión Especial ABX 2-1, que está en debate durante, precisamente, la sesión legislativa extraordinaria que Newsom convocó el 15 de agosto y que comenzó el 17 de septiembre.
La convocatoria significa que los asambleístas y senadores estatales se tienen que quedar en Sacramento, se les acorta la temporada de trabajo en sus distritos de origen… y sus vacaciones.
Pero Newsom tuvo que convocar esta sesión porque no logró durante la temporada regular avanzar medidas que prevengan más aumentos repentinos en los precios de la gasolina.
La ABX 2-1, de ser finalmente aprobada, requerirá de las refinerías que mantengan una reserva estratégica de petróleo crudo.
De esa manera evitarán enfrentarse a una situación de baja oferta, lo que, según estas corporaciones, es el motivo principal de que los precios de la gasolina se disparen.
Específicamente, la ley le daría a la Comisión de Energía de California la capacidad de ordenar a las refinerías que mantengan más gasolina disponible cuando dejen de funcionar por mantenimiento.
La moción fue aprobada en primera y segunda instancia en comité, y el pleno de la Asamblea votará el martes. Luego, si es aprobada, irá al Senado para un proceso similar de debates y votaciones. Finalmente llegará al despacho del gobenador para su rúbrica.
Dijo el gobernador en su convocatoria: “El organismo de control de precios de la gasolina del estado también descubrió que, en 2023, los precios de la gasolina se dispararon en gran medida debido a que las refinerías cerraron sin planificar adecuadamente la reposición de suministros, lo que provocó que los márgenes de refinación se dispararan a medida que los precios al contado y minoristas subieron, lo que indica que los márgenes de las refinerías constituyeron la mayor proporción de los picos de precios entre julio y septiembre de 2023”.
Más específicamente, dijo también Newsom en más de una ocasión: “¿Por qué los precios de la gasolina son mucho más altos aquí que en otras partes del país? Las compañías petroleras… nos han mentido”.
En las sesiones de esta semana, representantes de la industria petrolera, sin descartar completamente la influencia del cierre temporario de refinerías y la ausencia de reservas, dijeron que: “Ahora podemos establecer claramente que en el centro de los picos de precios se encuentra la falta de niveles saludables de liquidez en el mercado”. Un razonamiento circular por excelencia.
De hecho, las petroleras y sus representantes adjudican los aumentos de los precios a la acción ambientalista de Newsom, quien en ese sentido ha avanzado mucho más allá de su predecesor Jerry Brown. Alegan que la administración Newsom ha aprobado sólo un puñado de permisos de perforación, que una nueva ley nuevas perforaciones a menos de 3200 pies de edificios ocupados, que ha detenido el fracking, que ha empujado a algunas refinerías (dos de once) a cambiar de gasolina a biocombustible en lugar de la mezcla de gasolina especial de California, que es la menos contaminante del país.
Señalan medidas ciertas y correctas, por las que agradecemos a la administración por tener en cuenta la salud y las vidas de los residentes por encima del lucro de las empresas, que sigue siendo alto.
La verdad es que comunidades de todo el estado son el blanco impotente de las manipulaciones de precios mediante el cierre de refinerías. Especialmente sufren aquellos que viven en zonas alejadas de las principales urbes, como en el Valle Central de California. Porque recordemos que cuanto menores los ingresos de las familias, es mayor el porcentaje de sus gastos asignados al transporte, a la gasolina, llegando a un 20% de su presupuesto contra 10% a 14% en otros grupos. Esto concierne a tantos trabajadores que manejan a sus empleos.
Lo demuestra un estudio histórico del Instituto PPIC. En todo el estado, una de cada cuatro familias latinas reporta que los altos precios del combustible les han causado serios problemas financieros. Y la mitad del total reclaman daños moderados, pero sensibles. Recordemos que la inflación de los últimos dos años redujo considerablemente el poder adquisitivo de quienes menos tienen, y el cuadro es casi desolador.
No hay tiempo que perder. La Legislatura debe aprobar de inmediato la ley ABX 2-1 y con ello de una vez por todas hacer responsables a las corporaciones petroleras, que no podrán pretender que sus aumentos de precios se deben a una casualidad, que se han visto obligadas a hacerlos por la falta de reservas. Ya no.