El negocio del millón de dólares
Pareja de WIlmington crea una empresa de regalos personalizados
El olor de humo llenaba el pasillo en los departamentos donde Ashley Chávez y Miguel Ruvalcaba comenzaron su propio negocio de grabado láser en el 2021.
“Todos caminaban y decían, ¿por qué hay humo? y yo solo pensaba, dejen de mirar hacia aquí”, dijo Chávez sobre sus vecinos en Irvine.
En ese tiempo, la pareja hacía sus trabajos en casa y lo que más vendían eran soportes de madera para vasos de chupito con grabados personalizados.
Cuando el láser quema la madera, cuenta la pareja que huele como si estuvieran usando un ahumador para una carne asada.
“Recibimos advertencias constantes todo el tiempo sobre nuestro ‘ahumador’ y realmente pensaron que estábamos ahumando comida”, confiesa Rubalcava entre risas.
Hoy en día, el negocio llamado Simply Crafty Customs, queda en un almacén con más de 10 máquinas de grabado láser y tienes siete trabajadores, incluyendo la pareja y está ubicado en medio de varios talleres de reparación de automóviles en Harbor City.
Recientemente, lanzaron su propio sitio web donde venden una gran variedad de productos como: posavasos de mármol hexagonales, llaveros, libretas, copas de vino, porta joyas y más.
La pareja se conoció en su último año de la preparatoria Banning en la ciudad de Wilmington y han permanecido juntos durante 10 años.
Chávez obtuvo su título en recursos humanos de la Universidad Estatal de California en Fullerton (CSUF), mientras que Rubalcava obtuvo su título en ingeniería de la Universidad de California en Irvine (UCI).
Pero en el 2020, Chávez como trabajadora de recursos humanos tuvo que despedir gente durante la pandemia y al final dice que se tuvo que despedir ella misma.
Poco tiempo después el negocio de la pareja empezó gracias a un anuncio de una máquina de grabado láser pequeña.
Cuando Chávez le enseño el anuncio a Rubalcaba de inmediato compraron la máquina, pero no fue hasta meses después que decidieron usarla.
A medida que se acercaba el Día de San Valentín, Chávez pensó hacer etiquetas con nombres de las personas.
“Dije vamos a vender uno por diez dólares y al día siguiente, hicimos una venta y pensé, Dios mío, esto es genial esto puede pagar mi Starbucks”, explicó Chávez. “Y luego comenzamos a vender más y más y nuestro primer depósito de Etsy fue de unos $3000 dólares”.
Con el tiempo el negocio de la pareja fue creciendo y tuvieron que invertir en una máquina más grande para trabajos comerciales.
Cuando el trabajador de FedEx entregó la máquina de grabado láser, venía en una caja de madera gigante.
“¿Qué es esto un león?”, preguntó el trabajador.
Chávez recuerda haber tenido que quitar la puerta de su departamento para poder meter la máquina.
Por un tiempo Rubalcava trabajó de día como ingeniero civil y de noche ayudaba a Chávez con el negocio.
Después de seis meses Rubalcava dejó su trabajo y decidió dedicarse totalmente al negocio.
“El primer año ganamos medio millón de dólares, así que para nosotros fue una locura porque nunca habíamos visto esa cantidad de dinero antes y no conocíamos su potencial”, explicó Chávez.
Se mudaron a un espacio en el almacén del cuñado de Rubalcava, donde ahora la pareja se hizo cargo, y el año siguiente el negocio vendió un millón de dólares.
Pero la pareja dice que, aunque el dinero es importante para poder seguir con su negocio, más que nada lo que quieren hacer es poder apoyar a su comunidad.
“De repente me doy cuenta del impacto que realmente estamos teniendo en las personas, porque si hay gente que cree en nosotros o que se tomó el tiempo de comenzar su propio negocio porque vieron lo que hicimos”, dijo Rubalcava.
Rubalcava agregó que dar el salto y confiar en uno mismo es realmente todo lo que cualquier persona necesita para lanzar un negocio.
“A medida que crecemos y me conecto con la gente, siento que casi le debemos a nuestra comunidad para que la gente sepa quiénes somos porque somos de una comunidad que realmente no comparte esas historias ni tiene personas a las que admirar que sean de la comunidad”, explicó Chávez.
Cuando comenzó su negocio en vez de seguir en su carrera, su padre le preguntaba cuando iba volver a trabajar.
Pero ahora la joven entiende que su padre solo la quería proteger debido al riesgo que tomó al lanzar su negocio.
Aunque la familia de Rubalcava siempre ha tenido emprendedores, Chávez dice que ella viene de una familia más tradicional en el aspecto laboral.
Mientras su padre dudaba de la potencia del negocio, Chávez dijo haberse sorprendido cuando su abuelo se convirtió en su principal apoyo.
“Siento que mi abuelo ha cambiado su mentalidad a medida que se hizo mayor y siento que probablemente fue uno de los primeros que realmente creyó en nosotros”, comentó.
La pareja espera seguir creciendo el negocio con la meta de abrir un nuevo almacén en el estado de Texas.
Pero también buscan apoyar a su comunidad en Wilmington a través de conectarse más con las personas y compartir su historia.