El consumo de cannabis puede alterar el ADN y aumentar el riesgo de psicosis

Vinculan el consumo de cannabis de alta potencia con cambios distintivos en el ADN, lo que podría ayudar a identificar a personas en riesgo de psicosis

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Crédito: Kitreel | Shutterstock

Un estudio pionero, publicado en la revista Molecular Psychiatry, ha revelado que el consumo de cannabis de alta potencia deja una marca única y discernible en el ADN de quienes lo consumen.

Este hallazgo ofrece una nueva perspectiva sobre cómo el consumo frecuente de cannabis con alto contenido de THC (delta-9-tetrahidrocannabinol), el principal compuesto psicoactivo de la planta, puede afectar la salud mental a nivel genético.

El estudio, liderado por investigadores de King’s College London y la Universidad de Exeter, marca el inicio de investigaciones más profundas sobre los efectos biológicos del cannabis, especialmente en relación con el riesgo de desarrollar psicosis.

El cannabis de alta potencia, que contiene un 10% o más de THC, ha ganado popularidad en los últimos años debido a su disponibilidad creciente tanto para uso recreativo como medicinal. Sin embargo, este aumento en la potencia ha generado preocupaciones en torno a sus efectos en la salud mental, especialmente en individuos vulnerables. Según la profesora Marta Di Forti, autora principal del estudio y experta en drogas, genes y psicosis en el Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencia del King’s College, entender el impacto del cannabis de alta potencia es crucial dado su uso cada vez más frecuente. “Nuestro estudio es el primero en mostrar que el cannabis de alta potencia deja una huella en el ADN vinculada a mecanismos relacionados con el sistema inmunológico y la producción de energía”, señaló Di Forti.

La investigación se centró en la metilación del ADN, un proceso químico que modifica la forma en que los genes se activan o desactivan sin alterar la secuencia genética en sí. Este proceso es clave en la interacción entre factores ambientales, como el consumo de sustancias, y la salud mental. Para analizar estos efectos, los investigadores tomaron muestras de sangre de 682 personas, algunas de las cuales habían experimentado su primer episodio de psicosis, mientras que otras no presentaban antecedentes de trastornos psicóticos. El equipo analizó la relación entre la frecuencia y potencia del consumo de cannabis y los cambios en la metilación del ADN.

Los resultados mostraron que los consumidores frecuentes de cannabis de alta potencia presentaban alteraciones en genes relacionados con la función mitocondrial, que regula la producción de energía en las células, y con el sistema inmunológico. Un gen particularmente afectado fue el CAVIN1, que desempeña un papel crucial en la respuesta inmunitaria y la producción de energía celular. Estos cambios epigenéticos, es decir, modificaciones en la actividad genética influenciadas por el estilo de vida y la exposición a sustancias, podrían ayudar a identificar a aquellos consumidores en mayor riesgo de desarrollar trastornos mentales, como la psicosis.

Uno de los aspectos más innovadores del estudio fue la diferenciación entre consumidores de cannabis que habían experimentado psicosis y aquellos que no. Los investigadores encontraron que la marca epigenética en el ADN variaba significativamente entre ambos grupos, lo que sugiere que ciertos individuos podrían ser más susceptibles a los efectos perjudiciales del cannabis de alta potencia. Esto abre la puerta a posibles aplicaciones clínicas, como la utilización de análisis de sangre para identificar a personas en riesgo de psicosis antes de que desarrollen síntomas graves. La Dra. Emma Dempster, coautora del estudio y profesora en la Universidad de Exeter, explicó que estos cambios en la metilación del ADN ofrecen una visión única sobre cómo las influencias externas, como el consumo de cannabis, pueden afectar los procesos biológicos y, en última instancia, la salud mental.

El estudio incluyó datos de dos cohortes: el estudio GAP, que se centró en pacientes con un primer episodio de psicosis en el sur de Londres, y el estudio EU-GEI, que abarcó varios países europeos y Brasil, con muestras de ADN de pacientes y controles sanos. De los 682 participantes, 239 habían experimentado un primer episodio de psicosis, mientras que 443 no presentaban antecedentes psicóticos. La mayoría de los consumidores de cannabis incluidos en el estudio comenzaron a usar la droga a los 16 años y consumían cannabis de alta potencia más de una vez por semana.

Este estudio pionero subraya la necesidad de seguir investigando los efectos a largo plazo del consumo de cannabis de alta potencia en la salud mental. Los hallazgos no solo proporcionan una comprensión más profunda de los mecanismos biológicos involucrados, sino que también podrían ayudar a diseñar intervenciones preventivas para proteger a las personas más vulnerables. En un contexto donde el cannabis es cada vez más accesible, comprender cómo impacta en el ADN es fundamental para evaluar los riesgos que conlleva su consumo a nivel individual y social.

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