Pfas en agua de grifo podría relacionarse con cáncer de colon en jóvenes de EE.UU.

PFAS en productos comunes dañan el intestino y afectan riñones, inmunidad y cáncer en jóvenes. EPA y expertos buscan limitar su exposición en agua y alimentos

CDC: una infección bacteriana se propaga en duchas, grifos y unidades de aire acondicionado en EE.UU.

La bacteria Legionella se propaga principalmente a través de aerosoles contaminados presentes en torres de agua. Crédito: New Africa | Shutterstock

Una nueva investigación advierte sobre el impacto de los químicos perfluoroalquilados y polifluoroalquilados (PFAS), ampliamente presentes en productos de consumo diario, en la salud de los jóvenes.

Estos compuestos, conocidos como “químicos permanentes” por su resistencia a descomponerse en el cuerpo y el medio ambiente, podrían estar impulsando una alza de enfermedades entre la población joven al deteriorar su microbioma intestinal y dañar sus riñones.

Los PFAS se encuentran en el agua del grifo, empaques de alimentos, productos de higiene personal y una amplia gama de artículos industriales.

Un estudio reciente de la Universidad del Sur de California (USC), liderado por el profesor Jesse Goodrich y publicado en la revista Science of the Total Environment, explora la relación entre los PFAS, el microbioma intestinal y la función renal.

Los hallazgos sugieren que la exposición a altos niveles de estos químicos se asocia con una reducción en bacterias intestinales beneficiosas, particularmente las del tipo Lachnospiraceae, conocidas por sus propiedades antiinflamatorias y protectoras frente a enfermedades renales.

Esta disminución bacteriana se asoció con una reducción de hasta un 50 % en la función renal en un lapso de cuatro años, lo cual podría llevar a una progresión hacia enfermedades renales crónicas, una de las principales causas de mortalidad en EE. UU.

El estudio incluyó a 78 jóvenes sanos, residentes cerca de la USC, quienes no presentaban afecciones de salud previas que afectaran el intestino, como diabetes, infecciones o problemas de obesidad. Se tomaron muestras de sangre y heces para evaluar el microbioma intestinal y los niveles de PFAS en el organismo.

A cada participante se le asignó un índice de carga de PFAS, una medida para calcular su exposición a estas sustancias. Tras cuatro años, se volvió a evaluar a los participantes y se observó que aquellos con niveles elevados de PFAS en la sangre mostraban una notable disminución en su función renal y pérdida de bacterias antiinflamatorias.

Dónde se encuentran los PFAS

Los PFAS han sido empleados desde la década de 1940 para fabricar materiales resistentes a manchas, agua y grasa en numerosos productos. Sin embargo, estudios previos los han vinculado con problemas inmunológicos, complicaciones del embarazo, y cáncer de riñón y testículos, lo que ha suscitado un debate sobre su seguridad y la necesidad de una regulación más estricta.

Según la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (EPA), estos compuestos pueden ser responsables de un aumento en el riesgo de varios tipos de cáncer, alteraciones hormonales y efectos negativos en el desarrollo infantil.

En respuesta, la EPA ha impulsado una normativa para que los sistemas públicos de agua potable analicen y limiten los PFAS a partir de 2025, una medida que podría reducir significativamente la exposición de millones de personas.

Además de la exposición a través del agua potable, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) advierten que los PFAS pueden ingresar al cuerpo al consumir alimentos procesados cerca de fábricas de PFAS, pescado de aguas contaminadas o incluso mediante el polvo en áreas afectadas. Un informe de 2024 reveló que más de 70 millones de estadounidenses pueden vivir en hogares con agua contaminada con PFAS.

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