Una pollería especial atiende a los latinos en Los Ángeles
El negocio del egipcio Abdul El Hawary atrae a gente de todas las razas en el área de MidCity
Ante la cercanía del Día de Acción de Gracias, inmigrantes de Guatemala y El Salvador son quienes especialmente abarrotan el negocio de LA Fresh Poultry, propiedad del egipcio Abdul El Hawary.
“No. Pavo no. No like”, dice en Spanglish la guatemalteca Teresa Jiménez, quien compró dos gallinas indias, por las cuales pagó $32.00.
“La carne es fresca y agarra buen sabor en cualquier forma que uno la cocine”, dijo la mujer. “En los supermercados la carne está bastante refrigerada y ha perdido el sabor”.
Como ella, al salvadoreño Herman Reyes, oriundo del departamento La Paz, acudió al negocio junto con su sobrina Alison Reyes a comprar tres gallinas de rancho.
“Haré panes con pollo”, dijo Alison, quien sonreía por el acento peculiar en español de Abdul, un musulmán que habla cinco idiomas, incluyendo árabe, inglés y hebreo.
“A ver si este paisa sabe cocinar”, bromeó Abdul El Hawary al salvadoreño. “Si no sabes cocinar la gallina, yo te enseño”.
Un cumplido para los salvadoreños
El Hawary afirma que entre el 35% y el $5% de su clientela no sabe cocinar un pavo, “pero mis clientes salvadoreños son los mejores para cocinar la gallina india”.
“Ellos le ponen mucho sabor a la comida y le agregan arroz, comen con pan y salsa criolla”, reconoció el hombre, quien siempre ha mostrado su interés por otras culturas de Latinoamérica.
Sin embargo, aparte de dirigir el intenso tráfico de vehículos alrededor del 121 norte de la calle Virgil, en MidCity Los Ángeles, el hombre también comparte el secreto de su familia para cocinar en el Día de Acción de Gracias el pollo molokhia, (malva judía), un vegetal frecuentemente utilizado en la cocina de Oriente Medio, África Oriental, África del Norte y sur de Asia.
Abdul El Hawary cuenta que llegó a Estados Unidos en 1980. Su hermano Mohamed, quien residía en Nueva York y era dueño de una tienda de donas lo invitó para que emigrara.
Con el paso de los años, Mohamed se mudó a Lake Elsinore, en California y Abdul decidió seguir los mismos pasos.
De un banco al negocio de las aves
Por nueve años (1980-1989), El Hawary trabajó en Chase National Bank, en el área de computación, hasta que se aburrió de ser un asalariado y decidió comenzar s buscar fortuna en los negocios.
No fue sino hasta 2006 cuando abrió LA Fresh Poultry, una compañía donde comenzó a volar literalmente, entre las alas de gallinas, patos y guajolotes (pavos o chompipes).
“El negocio marcha bien, pero podría ser mejor”, afirmó El Hawary. “Los gastos de electricidad, basura, agua, la renta del edificio y los salarios de mis empleados son muy altos
De hecho, subrayó que hace pocos años pagaba $500.00 mensuales por la recolección de basura, y ahora la factura le llega por $1,300.
“Son muy rateros los cab**rones”, dijo.
En la fila de compradores, el señor Nelson Colocho, un salvadoreño de 54 años de Sonsonate adquirió dos gallinas por $32.00.
“Está cómodo el precio, pero vale la pena porque la carne es fresca”, dijo. “Vine por la gallinita para la sopita… A mí me encanta como mi esposa prepara el caldo de gallina con muchas verduras, sopa de codito y güisquil (chayote para los mexicanos)”.
El señor Colocho, residente en la ciudad de Glendale, añadió que el Día de Acción de Gracias, aunque es una tradición estadounidense, también se festeja en otros países de Centroamérica, como Guatemala y Honduras.
Compartir los alimentos en comunidad
En Guatemala, muchos chapines como Carolina Morales, oriunda de Suchitepéquez, optan por el pavo o chompipe, pero ella prefirió llevar cuatro gallinas.
“En mi iglesia [Adoradores de Cristo Rey, entre la calle Sexta y Alvarado] vamos a tener una cena para 30 personas”, dijo Martínez, de 26 años.
Ella, que trabaja en un restaurante adelantó que preparará las gallinas como si fueran pavos al horno.
“Hay que aderezar la gallina con jugo de limón, ajo, cebolla, aceite de oliva, miel, consomé de pollo, pimienta, orégano, tomillo y otros ingredientes, para que cuando salga del horno este como para chuparse los dedos”, manifestó la chica. ¡Ah! Se me olvidaba decir que también le ponemos yerbabuena, cilantro y epazote a la gallina y que, además cocinamos arroz”.
¿Qué es el Día de Acción de Gracias?
Desde 1621, cada año, en el cuarto jueves de noviembre se celebra el tradicional Dia de Acción de Gracias.
La tradición recuerda la celebración de los ingleses con los nativos americanos, por el éxito de su primera cosecha durante tres días consecutivos.
De los colonos que habían llegado el año anterior, en el barco “Mayflower”, a la colonia de Plymouth (parte del actual estado de Massachusetts), solo la mitad logró sobrevivir el primer invierno, por lo cual la cosecha exitosa del año siguiente fue motivo de celebración y gratitud.
En la celebración, los colonos compartieron pavo, calabazas y frutas secas con los nativos.
Y, aunque por muchos años no se volvió a festejar aquel encuentro de culturas distintas, en 1789, el presidente George Washington declaró festividad nacional el Día de Acción de Gracias, que ese año se celebró el jueves 26 de noviembre.
“Yo también estoy listo para festejar como cada año”, dijo Abdul El Hawary, quien estará acompañado por su esposa Mervat y sus hermanas Zoba y Fatema, de 84 y 82 años, respectivamente.
¿Y cómo festejan los egipcios el Día de Acción de Gracias?
“Así como los católicos hacen la señal de la cruz, se persignan y bendicen los alimentos, en nuestra comunidad nosotros practicamos el Halal, que es como bendecir a Dios [Alá]. Los musulmanes no comemos otra carne que no sea Halal”.
Halal es un término árabe que significa “lícito” o “permitido” y es un concepto general que guía la vida de los musulmanes en muchas áreas, como la alimentación, la higiene, la sanidad, la economía y los viajes.
En el contexto de la alimentación, halal se refiere a los alimentos, bebidas y otros productos que cumplen con las normas de la ley islámica. Para que un alimento sea halal, debe cumplir con ciertas características: Los animales deben criarse en un entorno natural y con una dieta vegetariana; no deben recibir hormonas de crecimiento ni antibióticos.
Además, el sacrificio de los animales sacrificio debe realizarse de forma rápida y profunda en el cuello del animal, sin tocar la columna vertebral, y se debe pronunciar el nombre de Alá durante el sacrificio.
En este ritual participaron como testigos dos clientes de Abdul Al Halary: Fatema Begum y Rawad Hasan, musulmanes de Bangladesh.
Ellos presenciaron que el sacrificio de las gallinas que llevarían a casa fuera rápida y se desangraran en el interior de un tambo.
“Somos una familia de cuatro y tenemos que respetar nuestras costumbres”, dijo Fatema.