Cartas de amor del genio de la física Albert Einstein lo ponen como “una estrella pop” de las ciencias
Albert Einstein, nacido en Ulm, no fue sólo un reconocido científico, sino también un hombre fascinado por las mujeres durante toda su vida
A lo largo de su vida, Albert Einstein fue una especie de estrella pop de las ciencias. En 1905, con 26 años, presentó varios trabajos innovadores. Uno de ellos fue la teoría de la relatividad, que lo hizo mundialmente famoso. Apenas doce años después, Einstein recibió el Premio Nobel de Física.
Jürgen Renn, historiador de ciencia y profesor del Instituto Max Planck de Geoantropología de Jena, coeditó en 2005 “El domingo te beso en la boca”, una colección de cartas de amor entre Einstein y su primera esposa, Mileva Maric, entre 1897 y 1903.
Estas cartas forman parte de la obra “Collected Papers of Albert Einstein”, publicada en 1987 por Princeton University Press, en Estados Unidos. Renn trabajó en ese volumen como coeditor entre 1986 y 1992. “Las misivas acababan de ser descubiertas”, recuerda en una entrevista con DW. “Mi trabajo consistía en leerlas, comentarlas y clasificarlas históricamente”.
Renn todavía sigue fascinado por ellas: “Era un material sensacional, porque no sólo contenía expresiones de amor, sino también material científico de la fase más creativa de Einstein, sobre los que intercambió (información) con su novia y más tarde esposa”.
Ciencia y amor
Las cartas no sólo aportan una idea del mundo emocional del joven Einstein, sino también de sus teorías científicas. Einstein y Mileva Maric (1875-1948), una joven serbia, se conocieron en 1896 en el Politécnico de Zúrich. El tenía 17 años y ella, 20. La muchacha terminó el curso de acceso universitario en Suiza, país donde también estudió Física. Fue la única mujer de su clase y la primera serbia de la historia en conseguirlo.
Entre Mileva y Albert surgió un amor especial: “Con ella, Einstein podía combinar su vida amorosa con su vida científica”, dice Renn. “¡Podían hablar literalmente de todo!”. ¿Por qué si no, todavía hoy, los expertos especulan sobre el papel de Mileva en el desarrollo de la teoría de la relatividad?
Einstein escribió a Mileva desde Winterthur, en Suiza, alrededor de 1901: “Te amo, mi querida doncella… ¡Qué hermoso fue la última vez que pude estrechar tu querida personita como la creó la naturaleza, por eso recibe un beso sincero! Los seis años de correspondencia son cruciales para Albert y Mileva. Ella se quedó embarazada en 1901 y dio a luz a un hijo. Se casaron 1903 y el matrimonio tuvo tres hijos. En 1918, la pareja se rompió. “Renuncias a toda relación personal conmigo”, dejó ya claro Einstein en una carta de 1914, “no tienes que esperar ninguna ternura de mi parte ni hacer ninguna acusación contra mí”. En el acuerdo de divorcio, le concedió el dinero del Premio Nobel, que él aún no había recibido.
Higiene personal del científico
En 1933, Einstein, que era judío, rompió con la Alemania nazi y se fue a Estados Unidos. Antes, en Alemania, se casó con su prima segunda, Elsa Löwenthal. Ella criticó su higiene personal y le regaló un cepillo para el pelo. “Si te parezco desagradable”, le escribió él, “entonces busca a un amigo más apetecible al gusto femenino. Pero yo conservaré mi indolencia”.
Su higiene no fue impedimento para que las mujeres lo cortejaran. En muchas de sus frecuentes giras de conferencias, Einstein mantuvo aventuras amorosas. Incluso en Berlín, como escribe el biógrafo de Einstein, Armin Hermann, además de su matrimonio con Elsa, tuvo una amante. “Las mayores tensiones en el matrimonio fueron desencadenadas por los líos amorosos de Einstein”, señala Hermann en el prólogo de las cartas de amor de Einstein. “Einstein se sentía fuertemente atraído por todo lo femenino”, explica.
Amor juvenil apasionado
Más adelante, quedó claro que la conexión de Einstein con su primera novia, Marie Winteler, fue algo más que un simple coqueteo juvenil. “Cuando leí tu carta, fue como si estuviera viendo cómo cavaban mi tumba”, escribió patéticamente, y añadió: “La poquita felicidad que me quedaba está destruida, lo único que queda es una desolada y obligada vida”. La destinataria de estas frases era su antigua novia de la infancia, hija de la familia de acogida con la que Einstein vivió durante un año cuando era adolescente.
Estas cartas, que estuvieron mucho tiempo en el Museo Histórico de Berna antes de su publicación en 2018, muestran al genio como un romántico al que le gustaba el lenguaje pomposo: “Qué infinita felicidad es el sentimiento: somos una sola alma”, o “El amor nos hace grandes y ricos, y ningún Dios puede arrebatárnoslo”.
Las misivas de amor de Einstein muestran que el físico amaba la ciencia, la amistad y las mujeres. No sólo fue un genio universalmente admirado, sino también un hombre completamente normal. Las cartas de amor de Albert Einstein a Mileva Maric fueron adjudicadas por 500.000 euros el miércoles (11.12.2024) en la casa de subastas londinense Christie’s.
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