El Cártel de Sinaloa inyecta fentanilo a animales y personas para probar su calidad

Testimonios de personas en condiciones vulnerables y "cocineros" del crimen organizado, revelan los crueles métodos para probar la calidad del fentanilo

Jeringa

Los criminales ofrecen jeringas a quienes estén dispuestos a inyectársela a cambio de hasta 30 dólares. Crédito: Jeff Chiu | AP

Los cárteles mexicanos están cambiando sus métodos de producción de fentanilo debido a los esfuerzos internacionales para combatir su tráfico.

Un dato alarmente fue revelado por el diario The New York Times al asegurar que, para probar las fórmulas de esta droga sintética, los criminales inyectan fentanilo en animales y en personas en condiciones vulnerables.

Pedro López Camacho, habitante de un campamento para personas sin hogar en el noroeste de México, narró al diario estadounidense que varios miembros del Cártel de Sinaloa han visitado el lugar para ofrecer “su fórmula más reciente de fentanilo” en jeringas a quienes estén dispuestos a inyectársela, a cambio de hasta 30 dólares.

Pedro se ofreció voluntariamente varias veces, incluso diario. Los miembros del cártel observaban, sacaban fotos y grababan los efectos de las drogas y las reacciones que presentaba.

Sobrevivió, pero vio a muchos otros que no lo hicieron, pues cuando la droga que les suministran es muy fuerte, noquea a las personas o incluso las mata.

A diferencia de Pedro, la mayoría de las personas entrevistadas como “cocineros”, estudiantes de química y exmiembros de cárteles hablan desde el anonimato para salvaguardar su integridad.

Mezclas y prueba con animales

Uno de los “cocineros” del cártel explicó que la experimentación consiste en combinar el fentanilo con todo tipo de aditivos, incluidos sedantes para animales y otros anestésicos peligrosos.

Se llama “cocineros” a quienes están realizando las mezclas de la droga para su futura distribución. Para probarlas, las inyectan no sólo a animales, sino también a humanos.

Utilizan conejos y gallinas para experimentar el tipo de combinación a comercializar. Cuando los conejos sobreviven más de 90 segundos, la droga se considera demasiado débil para ser vendida a los consumidores.

Esto fue corroborado por seis cocineros y dos funcionarios de la embajada que vigilan la actividad de los cárteles, según informó The New York Times.

En muchas de las redadas en laboratorios de fentanilo ejecutadas por fuerzas del orden mexicanas, han sido hallados animales muertos por todo el lugar que fueron utilizados para las pruebas.

Renato Sales, un excomisionado de Seguridad Nacional de México, expresa que los narcotraficantes experimentan al estilo “Dr. Muerte”. “A ver, ‘con esto se muere’, ‘con esto no’, así la podemos graduar”, señaló el entrevistado.

Otro hombre que dio su testimonio al diario estadounidense, narró que se involucró en la fabricación de fentanilo porque estaba lleno de deudas, pero que “no hay jubilación; aquí es trabajo o muerte”.

El mundo del fentanilo

The New York Times ha entrevistado a muchas personas implicadas en la producción de la droga y ha observado cómo se fabricaba fentanilo en laboratorios y en casas de seguridad.

El fentanilo se mezcla con Xilacina, un tranquilizante empleado en animales, conocido en las calles como “tranq”. Esta mezcla resulta potencialmente mortal.

Uno de los “cocineros” explicó: “Esto ya se le inyecta a una gallina; si tarda entre minuto y minuto y medio en morir, es de que salió muy buena. En caso de que no llegue a morir o tarde más tiempo, se le echa xilacina”.

“La potencializas y por lo mismo necesitas menos producto [fentanilo] y así le sacas mas ganancia”, mencionó Alexiz Bojorge Estrada, subdirectora de una comisión de salud mental y adicciones.

La ketamina es otro anestésico que se usa para mezclar el fentanilo; produce un sabor desagradable al fumarlo, así que los cárteles prueban con un anestésico local empleado en cirugías dentales, procaína.

Los “cocineros” mezclan sustancias químicas en lugares rudimentarios, a la vez que se exponen a sustancias tóxicas provocando que algunos de ellos alucinen, se desmayen, pierdan el conocimiento e incluso mueran.

Estás mezclas provocan que ninguna dosis resulte igual, que contenga distintas sustancias que varían en su potencia y letalidad, cosas que tiene sin cuidado a los altos mandos de los cárteles, uno de los cuales dijo: “Se muere uno, pero nacen diez adictos más. No hay preocupación por ellos”.

Algunos “cocineros” dijeron que quisieran crear un producto estandarizado que no matara a los usuarios. Otros dijeron que no veían la letalidad de su producto como un problema, sino como una táctica de mercadotecnia.

Cuando no salen bien las mezclas, los jefes los castigan encerrándolos en un cuarto, sin comida ni agua, y lleno de ratas y serpientes.

“El Jefe”, quién desde los 12 años ha estado en contacto con la producción de drogas, afirma que “si no hubiera toda esa gente que se droga, uno no vendiera… Los que tienen la culpa son ellos, la verdad. Uno nomás se aprovecha de la situación”.

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