El colesterol bueno puede proteger contra la atrofia cerebral
El colesterol "bueno" podría proteger la salud cerebral en adultos de mediana edad, según un estudio de UT Southwestern que vincula el HDL con la materia gris
Un reciente estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Médico UT Southwestern ha revelado que la lipoproteína de alta densidad (HDL), conocida comúnmente como colesterol “bueno”, podría tener un papel clave en la conservación de la materia gris del cerebro en adultos de mediana edad. Estos hallazgos, publicados en el Journal of Clinical Medicine, representan un avance significativo en la comprensión de los factores que influyen en la salud cognitiva a medida que envejecemos.
El Dr. John Giacona, autor principal del estudio y Profesor Asistente de Investigación Clínica Aplicada y Medicina Interna en UT Southwestern, destacó que su investigación es la primera en explorar la relación entre la función del colesterol HDL y el volumen cerebral. Según el Dr. Giacona, mantener la integridad de la materia gris resulta crucial para preservar las funciones cognitivas en esta etapa de la vida, marcando un nuevo enfoque en los estudios sobre salud cerebral y metabólica.
El análisis incluyó a 1.826 participantes de entre 35 y 70 años que formaban parte del Estudio Cardíaco de Dallas, un proyecto longitudinal y multiétnico que lleva más de 25 años en marcha. La metodología del estudio involucró la evaluación de las concentraciones de lipoproteínas mediante resonancia magnética nuclear, junto con mediciones del volumen de materia gris y pruebas de función cognitiva. Las evaluaciones iniciales se llevaron a cabo entre los años 2000 y 2002, y una segunda fase de análisis se realizó entre 2007 y 2009.
Uno de los hallazgos más relevantes de esta investigación fue la relación entre las concentraciones elevadas de pequeñas partículas de HDL y un mayor volumen de materia gris en el cerebro, acompañado de un mejor desempeño cognitivo. Por el contrario, las partículas de mayor tamaño y la concentración total de HDL no mostraron la misma correlación. El Dr. Anand Rohatgi, profesor en la División de Cardiología de UT Southwestern, explicó que estas diferencias subrayan la importancia de analizar no solo la cantidad de colesterol HDL, sino también su funcionalidad.
El colesterol HDL desempeña un papel bien establecido en la reducción de la lipoproteína de baja densidad (LDL), o colesterol “malo”, al facilitar su transporte al hígado para su descomposición. Sin embargo, el Dr. Wanpen Vongpatanasin, Director de la Sección de Hipertensión en la División de Cardiología de UT Southwestern, señaló que no todas las partículas de HDL son iguales. Las pequeñas partículas parecen tener una capacidad única para atravesar la barrera hematoencefálica, un proceso que podría explicar su impacto beneficioso en el cerebro.
El estudio también subraya la posibilidad de utilizar los niveles de pequeñas partículas de HDL como un marcador para identificar a individuos con mayor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo. Sin embargo, los autores enfatizan la necesidad de realizar investigaciones adicionales para confirmar y ampliar estos hallazgos. Este avance abre nuevas oportunidades para el desarrollo de estrategias de prevención en el ámbito de la neurociencia y la cardiología.
La colaboración multidisciplinaria fue un elemento clave en el éxito de este proyecto. Según el Dr. Giacona, la unión de especialistas en cardiología, neurología y técnicas avanzadas de imagen en UT Southwestern permitió abordar la relación entre el colesterol y la salud cerebral desde múltiples perspectivas. Este enfoque holístico también permitió extender el análisis hacia el llamado eflujo de colesterol, una función esencial del HDL que consiste en movilizar el colesterol acumulado en las arterias hacia el hígado, donde es eliminado.
Este mecanismo no solo es fundamental para la salud cardiovascular, sino que podría tener implicaciones significativas para el mantenimiento de la integridad cerebral. Entender cómo el HDL actúa en el cerebro, particularmente las partículas de menor tamaño, podría revolucionar la manera en que se evalúa y aborda el riesgo de deterioro cognitivo en adultos de mediana edad y mayores.
Este estudio destaca la importancia de considerar no solo los niveles generales de colesterol HDL en el cuerpo, sino también la calidad y funcionalidad de estas lipoproteínas. Para los investigadores, este enfoque podría cambiar la manera en que se diagnostican y previenen condiciones relacionadas con el envejecimiento cerebral.
La investigación liderada por UT Southwestern no solo ofrece nuevos insights sobre la relación entre el colesterol “bueno” y la salud cognitiva, sino que también plantea preguntas fundamentales sobre cómo aprovechar este conocimiento para desarrollar intervenciones efectivas que promuevan un envejecimiento saludable. Con estos hallazgos, se abre una nueva puerta hacia la comprensión integral de la interacción entre el corazón y el cerebro.
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