Cinco artículos que debemos desechar para reducir los microplásticos
Microplásticos y químicos dañinos como PFAS están presentes en nuestra vida diaria. Reducir su impacto requiere mayor conciencia y cambios en hábitos cotidianos
Los microplásticos, esas diminutas partículas derivadas de la descomposición del plástico, se han infiltrado en cada rincón de nuestras vidas. Invisibles a simple vista, se encuentran en el agua que bebemos, el aire que respiramos y hasta en las prendas que usamos.
Estas partículas, cargadas de aditivos químicos nocivos, representan una amenaza silenciosa que penetra en nuestros cuerpos a través de la inhalación, ingestión o contacto directo, según explican expertos en salud y medio ambiente.
El doctor Nhan Nguyen, médico y abogado especializado en lesiones químicas, alerta que eliminar por completo los plásticos de nuestra rutina diaria es un desafío monumental.
Nguyen, junto con Aidan Charron, director de biología, ha identificado prácticas simples que podrían marcar una diferencia significativa para reducir nuestra exposición a estas sustancias.
Charron señala que ser más conscientes de los artículos que utilizamos diariamente podría ayudarnos a mitigar los riesgos asociados con los microplásticos y los compuestos perfluoroalquilados y polifluoroalquilados (PFAS).
Los PFAS, también conocidos como “químicos permanentes” debido a su resistencia a la degradación, están presentes en numerosos productos domésticos y han sido vinculados a problemas de salud graves, incluyendo cánceres de próstata y riñón, trastornos reproductivos y una debilitación del sistema inmunológico, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.
Botellas de agua de plástico
Uno de los principales culpables identificados son las botellas de agua de plástico de un solo uso. Estudios recientes han detectado hasta 240,000 nanoplásticos en una sola botella, lo que subraya la urgencia de eliminar estos productos de nuestras vidas. Nguyen aboga por su prohibición antes de 2040, destacando su impacto negativo tanto en la salud humana como en el medio ambiente.
Otro artículo cotidiano problemático son los recipientes de plástico utilizados en microondas. Aunque muchos fabricantes los etiquetan como “aptos para microondas”, Nguyen advierte que los químicos del plástico pueden filtrarse directamente en los alimentos durante el calentamiento. Esta situación se agrava con alimentos grasos, ya que los plásticos son liposolubles. Optar por alternativas de vidrio podría ser una solución más segura y sostenible.
En la cocina, los utensilios plásticos y las sartenes antiadherentes recubiertas con politetrafluoroetileno (PTFE) también representan un riesgo significativo. Estas sustancias químicas pueden transferirse a los alimentos, especialmente cuando se utilizan a altas temperaturas. Nguyen recomienda volver a los utensilios de madera y a sartenes tradicionales libres de recubrimientos químicos para minimizar la exposición.
Los envases de plástico utilizados en productos de cuidado personal y belleza generan otro foco de contaminación. Solo en 2018, se produjeron 7.9 mil millones de unidades de estos envases en los Estados Unidos.
Además, muchos artículos de tocador contienen químicos cuyo impacto en la salud no está completamente estudiado debido a la falta de claridad en el etiquetado. Cambiar a envases reciclables o biodegradables puede ser un paso importante para reducir la contaminación.
La ropa sintética, compuesta en gran parte por fibras como el poliéster y el nailon, representa otro desafío. Estas fibras plásticas generan microfibras que se liberan en el aire y forman parte del polvo doméstico, que es especialmente peligroso para los niños pequeños. Nguyen señala que estas partículas no solo contaminan el ambiente, sino que también pueden ser inhaladas, acumulándose en el organismo.
Reducir nuestra exposición a microplásticos y químicos PFAS requiere un cambio consciente en nuestros hábitos de compra y consumo. Aunque no es posible erradicarlos completamente, pequeñas acciones, como elegir materiales naturales, evitar plásticos de un solo uso y preferir envases de vidrio, pueden contribuir significativamente a proteger nuestra salud y la del planeta.
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