Cómo las decisiones de Trump podrían afectar los precios de la salud y cadenas de suministro

Los aranceles de Trump a China podrían aumentar costos médicos, generar escasez de suministros y afectar la respuesta del sistema de salud en EE. UU.

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Crédito: Pexels | Pixabay

La reciente decisión del expresidente Donald Trump de imponer un arancel del 10% a todas las importaciones chinas ha despertado preocupaciones en la industria, que teme una escalada de precios, escasez de medicamentos y dificultades para acceder a componentes clave en la fabricación de dispositivos médicos. China, en respuesta, ha amenazado con establecer un arancel del 15% sobre una serie de productos estadounidenses, lo que intensifica el riesgo de una guerra comercial con consecuencias imprevistas para la atención médica.

La industria de la salud en EE. UU. aún enfrenta fragilidades heredadas de la pandemia, cuando la interrupción en la producción y distribución de insumos expuso la dependencia del país de proveedores extranjeros. China es un actor fundamental en la manufactura de productos biofarmacéuticos y el suministro de ingredientes activos para medicamentos esenciales, incluyendo terapias especializadas y fármacos de uso hospitalario. Además, gran parte del equipamiento médico, desde jeringas hasta guantes quirúrgicos y equipos de protección personal, proviene del gigante asiático.

Un informe de Black Book Market Research reveló que el 80% de los profesionales del sector prevé un aumento del 15% en los costos hospitalarios en los próximos seis meses, impulsado por el encarecimiento de las importaciones. Asimismo, un 70% de los encuestados estima que los precios de los medicamentos subirán al menos un 10%, si los aranceles continúan vigentes. Jason Hollar, director ejecutivo de Cardinal Health, advirtió que tarifas entre el 10% y el 25% provocarían incrementos proporcionales en los precios de los suministros. Esta presión económica podría afectar la estabilidad de muchos proveedores, especialmente aquellos que aún no se han recuperado de la crisis sanitaria de los últimos años.

El impacto de los aranceles también se reflejaría en la capacidad de respuesta ante emergencias. Un ejemplo claro es lo sucedido tras el huracán Helene, cuando una planta de fluidos intravenosos en Carolina del Norte quedó inutilizable y fue necesario recurrir a importaciones desde China, Canadá y México para evitar el desabastecimiento. La incertidumbre en torno a las tarifas impuestas por la administración Trump genera inquietud entre las empresas del sector, que desconocen si estas medidas serán temporales o marcarán un cambio estructural en la política comercial del país.

Algunos expertos señalan que China podría utilizar su papel dominante en la producción de medicamentos como un instrumento de presión geopolítica, agravando la situación. La pandemia ya demostró los riesgos de depender en exceso de un número reducido de países para el abastecimiento de insumos médicos críticos. Sin embargo, otros actores ven la coyuntura como una oportunidad para fortalecer la producción nacional y reducir la vulnerabilidad del sistema de salud estadounidense. Eric Axel, director de la Asociación Estadounidense de Fabricantes Médicos, sostiene que los aranceles pueden ayudar a crear condiciones más equitativas para los productores locales, fomentando la inversión en manufactura de insumos como guantes, respiradores y agujas.

A pesar de estas perspectivas, asociaciones como AdvaMed, que representa a la industria de dispositivos médicos, advierten que los aranceles podrían derivar en despidos, alza de precios y menor inversión en investigación y desarrollo. Asimismo, organizaciones del sector piden incentivos fiscales para la repatriación de la producción, mayores reembolsos de Medicare para productos fabricados en EE. UU. y procesos de inspección más ágiles por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para fortalecer la capacidad de producción interna.

El efecto de los aranceles no será inmediato, ya que muchos proveedores cuentan con contratos a largo plazo y ciertos productos en stock. No obstante, una prolongación del conflicto comercial podría traducirse en costos más elevados para los pacientes, quienes podrían ver reflejado el impacto en primas y copagos más altos. La Ley de Reducción de la Inflación busca mitigar esta situación al penalizar a las farmacéuticas que aumenten los precios de sus medicamentos de manera acelerada, pero las medidas podrían no ser suficientes si la crisis en la cadena de suministro persiste.

En última instancia, el efecto de esta política comercial no se limitaría a los fabricantes y hospitales, sino que terminaría afectando directamente a los ciudadanos. “El impacto no se limita al médico o al hospital. Te afecta a ti”, advirtió Niobis Queiro, director ejecutivo de Queiro Group, subrayando que la carga económica de estos cambios recaerá en los consumidores finales. Con la incertidumbre sobre el futuro de las relaciones comerciales entre EE. UU. y China, la atención médica podría convertirse en uno de los sectores más vulnerables a las decisiones políticas en materia de comercio internacional.

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