Cómo mitigar efectos del exceso de pantalla en los niños
Un estudio en 19 países revela que el uso excesivo de pantallas en niños pequeños afecta el habla. Leer y la interacción con adultos lo favorecen
![Cuándo las pantallas son realmente malas para los niños](https://laopinion.com/wp-content/uploads/sites/3/2023/11/pantallas_ninos_shutterstock_1477614521.jpg?resize=480,270&quality=80)
Una mayor exposición a pantallas se asociaba con una menor densidad léxica y con la adquisición más tardía de hitos lingüísticos clave. Crédito: Lopolo | Shutterstock
El uso de pantallas en niños pequeños se ha convertido en un fenómeno global, con un aumento significativo en el tiempo de exposición, especialmente después de la pandemia de COVID-19.
Un reciente estudio multicéntrico llevado a cabo en 19 países latinoamericanos ha revelado que los niños entre 12 y 48 meses superan ampliamente las recomendaciones de tiempo frente a pantallas establecidas por las asociaciones pediátricas.
La televisión y los teléfonos inteligentes son los dispositivos más utilizados, y los efectos en el desarrollo lingüístico infantil han sido motivo de preocupación.
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La investigación, publicada en la revista PLOS ONE, analizó datos de 1.878 niños pequeños entre agosto de 2021 y marzo de 2023.
A través de encuestas realizadas a los padres, los investigadores evaluaron el tiempo de exposición a pantallas, la interacción con los medios, la cantidad de libros en el hogar y las habilidades lingüísticas y motoras de los niños. Además, el estudio consideró el nivel socioeconómico de las familias en función de su acceso a necesidades básicas, el nivel educativo de los padres y su ocupación.
Los resultados indicaron que la televisión sigue siendo el medio predominante en los hogares con niños pequeños, tanto en forma de contenido programado como de ruido de fondo. En promedio, los niños pasaban más de una hora diaria expuestos a pantallas, con el entretenimiento liderando como el contenido más consumido, seguido de la música y los programas educativos.
Aunque la exposición variaba poco entre países y niveles socioeconómicos, se identificó que las familias con menos recursos tenían un acceso significativamente menor a libros y materiales educativos físicos.
Priorizar el contenido educativo
El estudio encontró una correlación negativa entre el tiempo frente a pantallas y el desarrollo del lenguaje, con un impacto más pronunciado en aquellos niños expuestos de manera pasiva a la televisión de fondo.
Se observó que una mayor exposición a pantallas se asociaba con una menor densidad léxica y con la adquisición más tardía de hitos lingüísticos clave. En contraste, la lectura de libros y la interacción activa con adultos mientras se consumían contenidos digitales demostraron estar relacionadas con mejores habilidades lingüísticas.
A pesar de que el estudio no encontró una relación significativa entre el tiempo de pantalla y el desarrollo motor, los investigadores advierten sobre las posibles consecuencias del uso excesivo de pantallas en la infancia temprana, un período crítico para el desarrollo cognitivo y socioemocional.
Las asociaciones pediátricas internacionales han recomendado evitar el uso de pantallas en niños menores de dos años y limitar su exposición en edades posteriores, priorizando el contenido educativo y la interacción supervisada con adultos.
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El creciente acceso a la tecnología y la digitalización de los hogares han generado nuevas dinámicas en la crianza, lo que hace necesario un enfoque equilibrado para el uso de pantallas en la infancia. Los investigadores sugieren que futuras investigaciones profundicen en las diferencias individuales en la asimilación del contenido digital y en estrategias que permitan reducir el impacto negativo del tiempo de pantalla en el desarrollo del lenguaje.
Con la certeza de que la tecnología seguirá desempeñando un papel central en la vida cotidiana, los expertos enfatizan la importancia de promover hábitos saludables desde edades tempranas. La exposición moderada a pantallas, combinada con la lectura y la participación activa de los cuidadores, podría mitigar los efectos adversos en el desarrollo infantil y contribuir a una mejor adquisición del lenguaje en los primeros años de vida.
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