La sal enriquecida con potasio ayuda a reducir el riesgo de accidente cerebrovascular
Sustituir la sal común por una alternativa con potasio redujo en China la recurrencia de accidentes cerebrovasculares y la mortalidad
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Un ensayo clínico de gran escala llevado a cabo en comunidades rurales del norte de China ha revelado que la sustitución parcial de la sal común por una alternativa con potasio puede reducir significativamente la recurrencia de accidentes cerebrovasculares y la mortalidad asociada. Este hallazgo surge de un análisis específico dentro del Estudio sobre Sustitutos de la Sal y Accidentes Cerebrovasculares (SSaSS), una investigación internacional desarrollada en China que ha despertado un gran interés en el ámbito de la salud pública.
El accidente cerebrovascular es una de las principales causas de muerte y discapacidad en países de ingresos bajos y medios, y la recurrencia de estos episodios sigue siendo una preocupación crucial. China, en particular, presenta tasas de recurrencia, con un 17 % de los pacientes sufriendo un segundo evento en el plazo de un año y hasta un 41 % en un periodo de cinco años, cifras que superan con creces los promedios globales. Factores como el alto consumo de sodio y la deficiencia de potasio en la dieta han sido identificados como elementos clave en la prevalencia de esta enfermedad, especialmente en el norte del país, donde las costumbres alimenticias y el acceso limitado a la atención médica preventiva agravan la situación.
El ensayo SSaSS, diseñado para evaluar los efectos de modificar la composición de la sal en la dieta, incluyó a un total de 20.995 personas distribuidas en 600 aldeas rurales. En estudios previos, los investigadores sustituyeron la sal de cocina habitual por una mezcla compuesta en un 75 % de cloruro de sodio y un 25 % de cloruro de potasio. Posteriormente, en la fase de análisis focalizado, se examinó un subgrupo de 15.249 participantes que ya habían experimentado un accidente cerebrovascular.
La metodología del estudio incluyó un riguroso seguimiento de la presión arterial, la incidencia de nuevos accidentes cerebrovasculares, la mortalidad y posibles efectos adversos, como el riesgo de hipercalemia, un trastorno relacionado con niveles elevados de potasio en sangre. Además, se monitoreó la excreción urinaria de sodio y potasio, lo que permitió evaluar con precisión los cambios en la ingesta de estos elementos esenciales.
Los resultados fueron contundentes: el grupo que consumió la sal modificada experimentó una reducción del 14 % en la tasa de recurrencia de accidentes cerebrovasculares en comparación con aquellos que continuaron utilizando sal común. Este hallazgo es consistente con los resultados previos obtenidos en el análisis de toda la cohorte original del SSaSS. Además, la presión arterial sistólica promedio fue menor en los participantes que utilizaron el sustituto de sal, lo que sugiere un beneficio adicional en términos de control de la hipertensión, uno de los principales factores de riesgo para los accidentes cerebrovasculares.
Durante el periodo de estudio, se registraron un total de 2.735 episodios recurrentes, de los cuales 691 resultaron fatales y 2.044 fueron no mortales. En particular, los accidentes cerebrovasculares hemorrágicos mostraron una reducción del 30 %, mientras que las muertes relacionadas con esta condición disminuyeron en un 21 %, lo que refuerza la seguridad y efectividad de la intervención dietética. A pesar del incremento en la ingesta de potasio, no se detectaron diferencias significativas en la incidencia de hipercalemia entre los grupos, lo que indica que la estrategia es viable desde el punto de vista clínico.
Estos hallazgos refuerzan la idea de que una modificación relativamente sencilla en la alimentación puede traducirse en mejoras sustanciales en la salud cardiovascular de poblaciones vulnerables. Dado su bajo costo y la facilidad de implementación, los investigadores abogan por una adopción más amplia de los sustitutos de sal en comunidades con alto consumo de sodio y escasa disponibilidad de servicios médicos preventivos. De ser aplicada a gran escala, esta medida podría representar un avance significativo en la lucha contra la enfermedad cerebrovascular y sus devastadoras consecuencias en la calidad de vida de los pacientes.
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