Mamá emprendedora abre boutique con moda de segunda mano

Su idea es vender ropa de calidad a bajos precios en el barrio de Highland Park

Sandra Bonaparte incursiona en la ropa de segunda manos.

Sandra Bonaparte incursiona en la ropa de segunda manos. Crédito: Araceli Martínez Ortega | Impremedia

Inspirada por su hija adolescente, Sandra Bonaparte, una mexicana a quien sus padres trajeron de niña a vivir a Los Ángeles, abrió su tienda de segunda mano en el barrio de Highland Park.

“Este mes estamos celebrando el primer año de Ave 50 Thrift”, dice Sandra.

“Todo empezó con mi hija. Cuando ella estaba creciendo, era muy apasionada de no comprar cosas nuevas y luego empezamos a ir las ventas de liquidación de ropa y artículos de personas que fallecen”.

Sandra Bonaparte abre su negocio de ropa de segunda mano en HIghland Park, en Los Ángeles.
Crédito: Impremedia

A partir de esa experiencia, su hija y otras amigas crearon un sitio online de venta de ropa usada al que llamaron Threads of Opportunity, y las ganancias obtenidas las donaban.

“Yo abrí mi negocio, pensando también en que era un modo de acercarme a mi hija adolescente”, dice.

La mayoría de la ropa que Sandra vende en su tienda se la han donado amigos, familiares y gente de la comunidad.

Pero ella también se surte en las tiendas que organizan los familiares de los fallecidos en sus hogares para vender el guardarropa y las pertenencias que dejaron.

De vez en cuando compra algunos muebles en las llamadas estate sales. “No se compara algo que hicieron en 1934 a lo que compras en IKEA. La calidad no tiene comparación. Los muebles duran más y son más bonitos”.

Dice que lo que ella quiso con su tienda era ofrecer ropa de calidad a precios accesibles para que los latinos en el área puedan adquirir un guardarropa del que se vende en tiendas grandes como Nordstrom”.

Sandra platica que es muy exigente con las prendas y los artículos que va a poner a la venta.

“Primero me aseguro que la ropa esté limpia. Alguna la metemos a la lavadora; y otra la mandamos a la tintorería. Si le falta un botón o tiene un agujero, la reparamos para que a la hora de exponerla al público, esté presentable”.

Todo lo que vende en su tienda es de segunda mano.

“Solo tengo unas bolsas de mujer que son nuevas, que le compré a una persona que las hace en Boyle Heights. Lo hice porque me encantaron sus diseños, y le dije, ‘te voy a comprar cinco y vamos a ver cómo no va’. Hemos vendido tres. Cada una cuesta $200; y es lo más caro que tenemos, pero luego hay ofertas de tres prendas por un dólar”.

Sandra Bonaparte le apuesta a la ropa de segunda mano, y abre su negocio.
Crédito: Araceli Martínez Ortega | Impremedia

La ropa de 50 Ave Thrift es para hombres y mujeres.

“Ahora tenemos mucha ropa para niños que estamos regalando. En enero cuando pasaron los incendios, estaba en Puerto Rico. Al siguiente día, puse un anuncio diciendo que podían venir a agarrar ropa gratis”.

Así fue como ayudaron a alrededor de 12 familias y ese proyecto todavía sigue. 

“Mis amigos donaron mucha ropa para las víctimas de los incendios de Los Ángeles. No pido pruebas para donarles. Basta que digan que les  afectaron los incendios. Pueden llevarse lo que necesiten”.

A un año de abrir sus puertas, Avenue 50 Thrift aún no deja ganancias.

“No vivo de esto. Trabajo como directora de recursos humanos en una empresa. Esta tienda es una labor de amor que hice con mi hija que ya se fue a la universidad”.

La intención es que su pequeño negocio se sostenga por sí mismo. Mientras tanto, Sandra ha tenido que poner de su bolsa para pagar la renta.

“Honestamente el dueño del edificio Marco Antonio Rodríguez me tendió la mano. Me dijo, ‘si este es tu sueño, yo te apoyo’. Así fue como me lancé”.

Esta madre emprendedora no planea dejar su trabajo, pero si quisiera que Avenue 50 Thrift se mantuviera por sí sola, y saliera para pagar la renta y a una empleada.

“Mi hijo que va a la universidad de Cal State Los Angeles también me apoya en el negocio”.

Ave 50 Thrift se abre de martes a domingo de 10 am a 6pm; y cierra los lunes.

“Mi sueño es que el negocio florezca. No lo abrí para hacerme rica sino para ofrecer ropa de buena calidad que sea accesible a la gente que tal vez no pueda comprarla nueva”.

Ha sido su hija quien la ha concientizado y educado sobre el consumo de ropa de segunda.

“Hay muchas cosas nuevas de buena calidad que la gente ya no quiere, y que terminan en los basureros”.

Y amplia: “Los jóvenes se preocupan por el mundo porque estamos comprando cosas nuevas y desperdiciando”.

De vez en cuando se aparece por su tienda, una que otra señora, que le dice ‘qué asco’ y le preguntan si lavan la ropa o qué hace.

Yo creo que especialmente los latinos más jóvenes están más abiertos a comprar productos de segunda mano; y ya tengo señoras que se han hecho clientas cuando vienen y ven que la ropa está limpia, que no huele mal, que no tiene hoyos y se han animado a comprar”. 

Y para quitar cualquier mala vibra, la tienda la limpia de cualquier energía destructiva con palo santo, una planta que sirve para purificar el ambiente.

“No pongo a la venta, ropa que no usaría yo misma; y mucha de las prendas son donadas por amigas que son abogadas o presidentas de compañías”.

Sandra lanzó una invitación para que visiten su tienda y le den una oportunidad a la ropa y accesorios de segunda mano.

“Inténtelo. Hay que pensar en el mundo y la ropa que dejamos. Yo compra cosas de segunda y también nuevas para mi propio uso. Si un porcentaje de lo que vestimos, es usada=o, vamos ayudar mucho al planeta”.

Durante muchos años trabajó en las tiendas Saks Off 5th, y tomando su ejemplo y el de las tiendas de segunda mano de Corea, decidió que quería que su negocio no se viera como cualquier otro de vestimenta usada.

“La visualicé como una boutique decorada muy bonito para que la gente al entrar se sienta a gusto; y creo que he logrado tener una tienda con estilo”.

Puedes encontrar Avenue 50 Thrift en el 245 N Avenue 50, Los Ángeles, CA 90042 junto al restaurante Gloria’s Cuisine. 

El primer fin de marzo va a ser el primer aniversario y van a tener una actividad para que la gente que vaya, reciba una bolsa grande; y lo que puedan meter, va a costar $10.

“Es un evento que ya hemos tenido y ha sido muy exitoso. La gente se va con una bolsa llena de ropa de buena calidad”.

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