Niños ciudadanos fueron deportados con su familia pese a problemas críticos de salud

Organizaciones proinmigrantes denuncian el caso de una familia de Texas que fue deportada con sus hijos pese a ser ciudadanos

Familias inmigrantes con hijos menores están siendo deportadas aunque los menores sean ciudadanos.

Familias inmigrantes con hijos menores están siendo deportadas aunque los menores sean ciudadanos. Crédito: Eric Gay/Archivo | AP

Texas Civil Rights Proyect y The Young Center for Immigrant Children Rights están denunciando el caso de una familia de padres inmigrantes indocumentados de Texas que fueron detenidos y deportados por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas( ICE) junto a sus seis hijos, 5 de los cuales son ciudadanos estadounidenses, en el mes de febrero.

Una familia de latinos fue detenida en un puesto de control migratorio de ICE en el sur de Texas en febrero cuando se dirigían a Houston para una revisión médica de emergencia y fueron detenidos y deportados, según se expone en el comunicado de prensa de Texas Civil Rights Proyect.

La familia Hernández García (estos no son sus nombres reales que no se usan para protegerlos), compuesta por María y Juan, y sus seis hijos (cinco de ellos ciudadanos estadounidenses), construyó su hogar en Texas durante más de una década: trabajando, pagando impuestos e involucrando a sus hijos en actividades comunitarias.

En 2024, se descubrió que a una de sus hijas (ciudadana estadounidense) le diagnosticaron un tumor cerebral, mientras que otro de sus hijos padece una grave afección cardíaca.

Esto requirió que la familia Hernández García realizara el arriesgado viaje a través de los puestos de control migratorios con frecuencia, pero en viajes anteriores, las cartas de sus médicos y abogados fueron suficientes para que pudieran realizar los viajes sin que las autoridades migratorias los detuvieran.

No obstante, en febrero fueron detenidos, sufrieron maltratos, y se les propuso por los agentes de inmigración una disyuntiva imposible: que sus hijos permanecieran en Estados Unidos bajo custodia del gobierno y no los volvieran a ver, o que los sacaran del país junto con sus padres.

Los padres decidieron mantenerse unidos a sus hijos y la familia completa fue deportada.

“Quiero que mis hijos tengan acceso a la atención médica que necesitan, que asistan a sus escuelas y vivan sus vidas en el único país que conocen como su hogar. Son ciudadanos estadounidenses, es su derecho. Pero también es su derecho ser criados por sus padres en ese hogar”, dijo María, madre de los niños, en el comunicado de prensa.

“Lamentablemente, la historia de la familia Hernández García* no es única. Fuimos testigos de separaciones familiares devastadoras durante el primer gobierno de Trump, lo que causó daños irreversibles a los niños obligados a soportar estas políticas”, dijo Rochelle Garza, presidenta del Proyecto de Derechos Civiles de Texas.

“Familias como esta son tan texanas como cualquiera de nosotros, y nuestros sueños son los mismos: mantener a nuestros hijos seguros, sanos y unidos. El Proyecto de Derechos Civiles de Texas apoya a María, Juan y a sus hijos en nuestra lucha por un Texas que nos acoja y proteja a todos”, afirmó Garza.

“Hacemos un llamado al gobierno”, dijo Garza, “para que conceda libertad condicional a la familia, para reparar el daño que han causado y para que no le haga esto a nadie más”.

Una situación desesperada

Ahora, esta familia deportada espera encontrar la manera de regresar a Estados Unidos y asegurar que su hija de 10 años, ciudadana estadounidense, pueda continuar su tratamiento contra el cáncer cerebral.

A la niña de 10 años le diagnosticaron cáncer cerebral el año pasado y se sometió a una cirugía para extirparle el tumor. Los médicos “prácticamente no le daban esperanza de vida, pero gracias a Dios es un milagro”, dijo la madre.

La inflamación en el cerebro de la niña aún no ha desaparecido por completo, comentó la madre, lo que le causa dificultades para hablar y mover el lado derecho del cuerpo.

Antes de que la familia fuera expulsada de Estados Unidos, la niña acudía regularmente a consultas médicas para supervisar su recuperación, asistía a terapias de rehabilitación y tomaba medicamentos para prevenir convulsiones.

Ahora ya no podrá continuar su recuperación. “Es muy difícil”, dijo la madre. “No le deseo a nadie pasar por esta situación”.

El hijo de 15 años padece de un trastorno cardíaco conocido como síndrome de QT largo, que causa latidos cardíacos irregulares y puede ser mortal si no se trata adecuadamente y tampoco ha recibido la atención médica que necesita en México, dijo su madre. El adolescente usa un monitor que monitorea su ritmo cardíaco.

“Las autoridades tienen la vida de mis hijos en sus manos”, dijo la madres entre lágrimas.

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