Las 5 revelaciones que hizo el papa Francisco en su reciente autobiografía “Esperanza”
A 12 años de ser elegido como Papa, te contamos algunas de sus anécdotas y reflexiones más destacadas publicadas poco antes de que fuera hospitalizado

Este 13 de marzo Jorge Bergoglio cumple 12 años como papa Francisco. Crédito: Getty Images
Jorge Mario Bergoglio no solo ha sido el primer Papa de América Latina, sino el primero desde el siglo XV en publicar un libro con sus memorias estando en el cargo.
En verdad “Esperanza. La autobiografía” estaba pensada para ser publicada después de su muerte, pero Francisco decidió lanzarla este enero.
Unas semanas después, Francisco fue ingresado el hospital Gemelli de Roma por una infección respiratoria que derivó en otras complicaciones de salud.
Y si bien continúa en el hospital, este jueves celebra sus 12 años de papado en estado estable. Incluso una reciente tomografía de tórax confirmó mejoras en su condición.
“Una autobiografía no es nuestra literatura privada, sino más bien nuestra bolsa de viaje. Y la memoria no es solo lo que recordamos, sino también lo que nos rodea”, dice Francisco en su libro.
El texto está basado en más de seis años de conversaciones de Francisco con el periodista italiano Carlo Musso.
Allí recorre los recuerdos de su juventud en Buenos Aires, comparte sus reflexiones sobre temas como la migración, y da detalles de su vida como Papa.
“En cada página, en cada paso, también el libro de quien ha caminado conmigo, de quien me ha precedido, de quien nos seguirá”, agrega.
Estas son algunas de las anécdotas y reflexiones más destacadas de “Esperanza”.
1. El hundimiento del barco
La historia de Francisco empieza con un naufragio.
Nueve años antes de su nacimiento, el 11 de octubre de 1927, su padre Mario José Bergoglio tenía boletos comprados para viajar de Génova a Buenos Aires acompañado de sus respectivos padres en barco.
Pero ese día ni Mario ni su familia subieron a la embarcación.
No había conseguido vender a tiempo los muebles de la casa que dejarían para vivir en otro país. Por eso, la familia Bergoglio optó por devolver los pasajes y retrasar su salida hacia Argentina.
Unos días más tarde, mientras la familia Bergoglio todavía permanecía en Italia, el enorme buque Principessa Mafalda fue impactado por un rayo mientras cruzaba el Atlántico y el accidente terminó en el hundimiento de la embarcación.
La tragedia dejó al menos 300 personas muertas, según la autobiografía del Papa.
“Por eso estoy ahora aquí”, reflexiona sobre el destino que llevó a que quien sería su padre no tomara ese barco.

Finalmente, dos años después, el padre de Bergoglio llegó a Buenos Aires, donde fueron inscritos como “inmigrantes de ultramar”.
“No es una historia nueva, es de ayer tanto como de hoy”, comenta Francisco sobre los motivos que, tanto a principios de 1900 como ahora, llevan a miles de personas a abandonar sus países en búsqueda de mejores condiciones de vida.
Por eso, después de muchos años, en su primer viaje como pontífice fuera del Vaticano, Francisco viajó a Lampedusa, la isla del Mediterráneo convertida en un símbolo de las migraciones.
En su opinión, “es urgente la adopción de medidas para garantizar el derecho a la emigración”.
2. La papeleta extra
Francisco no esperaba en 2013 ser elegido el máximo líder espiritual de la Iglesia católica.
A lo sumo, creía que como cardenal latinoamericano podría orientar algunos de los votos entre los nombres de los posibles sucesores que circulaban por aquellos días.
“Decir que no me esperaba nada semejante, nunca en la vida y mucho menos al principio de aquel cónclave, es sin duda decir poco”, cuenta.
De todos modos, visto en retrospectiva, los movimientos previos dentro del Vaticano podían dejar entrever lo que finalmente pasaría.
En la reunión previa al cónclave, al argentino le llamaron la atención los aplausos que había recibido después de pronunciar un breve discurso improvisado.
–Bien, hace falta una persona que haga esas cosas –le dijo uno de los cardenales al terminar de escucharlo.
–Sí, pero ¿dónde la encuentras? –respondió Bergoglio.
–En ti.
–¡Jajaja! Ya, claro, muy bien, dale, hasta luego.
El futuro Papa se tomó aquel comentario como una broma.

El 12 de marzo de 2013 empezó el cónclave.
Bergoglio llegó a Santa Marta con una maleta en la que llevaba dos túnicas y poco más. El resto de sus cosas las dejó en Buenos Aires, ciudad a la que no regresó después de ser electo Papa.
La primera noche del cónclave terminó sin consenso.
A la mañana siguiente, el 13 de marzo, tuvo lugar con poco éxito una segunda y tercera votación, donde ninguno de los candidatos consiguió la mayoría de 77 sobre 115 votos que se necesitaba.
En medio del receso hacia una quinta votación, un cardenal latinoamericano le dijo a Bergoglio:
–¿Has preparado el discurso? Prepáralo bien.
–¿De qué discurso me hablas? –preguntó Bergoglio.
–¡El que tienes que pronunciar desde el balcón! –respondió el cardenal en referencia al primer discurso del nuevo Papa.
“¿Es otra broma?”, se preguntó a sí mismo Bergoglio, quien no entendía qué era lo que estaba pasando.
En la cuarta votación, el argentino consiguió 69 votos. Pero no alcanzó.

La quinta votación desató un problema inesperado: había una papeleta de más. A alguien se le habían pegado dos cartones, así que debieron quemarlos todos y repetir el proceso.
Fue en esa segunda ronda de la quinta votación que el apellido Bergoglio se escuchó más de 77 veces.
“Ignoro cuántos votos hubo exactamente al final, ya no escuchaba, el ruido se sobrepone a la voz del escrutador”, narra Francisco.
–¿Acepta la elección canónica del Sumo Pontífice? –le dijo el cardenal Re.
–Acepto –respondió Bergoglio.
Doce años después reconoce: “Me sentí en paz, tranquilo”.
Entonces, cargaron los cartuchos del humo blanco, que se elevó por la chimenea de la Capilla Sixtina cuando empezaba a anochecer.
3. La caja blanca
La elección de Bergoglio llegó tras la renuncia del papa Benedicto XVI, el primer Sumo Pontífice en casi 600 años en retirarse del cargo debido a sus problemas de salud.
Envuelto en esa situación casi sin precedentes, Francisco pudo dialogar con su predecesor quien, al principio de su pontificado, le entregó una “gran caja blanca”.
“Aquí dentro está todo. Las actas con las situaciones más difíciles y dolorosas, los abusos, los casos de corrupción, los pasajes oscuros, las fechorías”, dice Francisco que le contó Benedicto, fallecido en diciembre de 2022.
“Yo he llegado hasta aquí, he tomado estas medidas, he apartado a estas personas. Ahora te toca a ti”, agregó Benedicto según Francisco.
En el libro, el Papa define a su antecesor como “un padre y un hermano” con el que siempre tuvo una relación “auténtica y profunda, más allá de toda leyenda construida por quien se ha empeñado en contar lo contrario”.

Más allá de estos y otros comentarios generales, en ninguna parte del libro Francisco especifica el contenido de la caja ni habla sobre algún caso en particular.
Por ejemplo, dice que la reforma de la curia romana y sus discusiones con el ala más tradicionalista de la Iglesia católica, fue “la más ardua y la que durante más tiempo tuvo más resistencias al cambio”.
O explica sobre la administración económica del Vaticano que “salir de la maldición del siempre se ha hecho así no resultó fácil, pero ahora por fin se está en el buen camino”.
De todos modos, la mención ha sido relevante porque, aunque ya en 2013 se publicaron informes sobre la existencia de dichos documentos, esta es la primera vez que Francisco se refiere al tema.
4. El doble atentado
El mundo no había salido de la pandemia cuando Francisco viajó a Irak.
En una visita histórica, el Papa fue a la ciudad de Náyaf, considerada el centro histórico y espiritual del islam chií, para encontrarse con el ayatolá Ali Al Sistani.
La Santa Sede llevaba años preparando el encuentro, considerado un hito en el camino del diálogo interreligioso. Pero los riesgos vinculados a la seguridad del Papa, en medio de la violencia desatada entre los musulmanes chiítas y suníes, eran según el Vaticano muy altos.
“Casi todos me desaconsejaron aquel viaje, que iba a ser el primero de un Papa a ese país de la región de Oriente Próximo devastada por la violencia extremista y las profanaciones yihadistas”, dice Francisco en su autobiografía.
“Pero yo quería llegar hasta el final. Sentía que debía hacerlo”, agrega.
La población cristiana en Irak se calcula menor a 250.000, una caída estrepitosa desde los 1,4 millones previos a la invasión de Estados Unidos en 2003, según un informe de 2019 del Departamento de Estado.

Al aterrizar en Bagdad, la Gendarmería del Vaticano le informó a Francisco que los servicios secretos de Reino Unido habían desactivado dos intentos de atentado suicida contra su persona.
Uno era de una mujer con explosivos que se dirigía a Mosul para inmolarse durante la visita papal. El otro se trataba de una camioneta que había salido a toda velocidad con la intención de explotar en el camino.
Francisco preguntó entonces cómo habían desarticulado ambas amenazas.
“El comandante respondió lacónicamente: ‘Ya no existen'”, narra Francisco. “La policía iraquí los había interceptado y hecho explotar”.
“Eso también me conmocionó. Era otro fruto envenenado de la guerra”, cuenta.
5. La relación con Borges
Francisco recuerda en su autobiografía la vez que conoció al escritor argentino Jorge Luis Borges.
En aquel momento, Bergoglio tenía 27 años y era profesor de Literatura y Psicología en el colegio de la Inmaculada Concepción de la provincia de Santa Fe, en el centro de Argentina, donde dictó un curso de escritura creativa.
La secretaria de Borges había sido profesora de piano de Bergoglio, así que este último decidió mandarle a través de ella dos cuentos escritos por sus alumnos.
Para aquel momento Bergoglio no era más que un religioso y Borges ya se encontraba entre los escritores latinoamericanos más reconocidos del siglo XX.
Borges no solo le gustaron, sino que sugirió que los publicaran en forma de libro y se ofreció a escribir el prólogo: “Este prólogo no solamente lo es de este libro, sino de cada una de las aún indefinidas series posibles de obras que los jóvenes aquí congregados pueden, en el porvenir, redactar”, según Bergoglio.

Después lo invitó a dar unas clases sobre lo que en Argentina se conoce como “literatura gauchesca”.
“Y él aceptó; podía hablar de cualquier cosa, y nunca se daba aires. Con 66 años se subió a un autobús e hizo un viaje de ocho horas, de Buenos Aires a Santa Fe”, cuenta el Papa, que se identifica como un amante de la lectura y un apasionado de la enseñanza.
“En una de aquellas ocasiones llegamos tarde porque, cuando fui a buscarlo al hotel, me pidió que lo ayudara a afeitarse”, detalla.
“[Borges] era un agnóstico que cada noche rezaba un padrenuestro porque se lo había prometido a su madre, y antes de morir recibió los sacramentos”, dice Francisco del escritor fallecido en 1986.
Y agrega: “Admiré y estimé mucho a Borges, me impresionaba la seriedad y la dignidad con las que vivía la existencia. Era un hombre muy sabio y muy profundo”.

Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro canal de WhatsApp.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.