Narcominas y desplazamiento forzado agravan la crisis en Tierra Caliente, Michoacán
Narcominas, violencia y abandono militar agravan la crisis en Tierra Caliente, Michoacán, donde cientos de familias han sido desplazadas por el crimen

Los oficiales fueron interceptados por un grupo de sicarios cuando llegaron a Apatzingán. Crédito: AP
La región de Tierra Caliente, en Michoacán, atraviesa una nueva y alarmante fase de violencia debido a uso de narcominas por parte de grupos criminales, la disminución de operativos militares y el desplazamiento forzado de familias enteras, han transformado la zona en un territorio marcado por el miedo y el abandono.
Cárteles como los remanentes de La Familia Michoacana y el recién formado Cártel Michoacán Nueva Generación (CMNG) se disputan el control de la región utilizando explosivos artesanales colocados en caminos, campos agrícolas y zonas rurales, con el objetivo de sembrar terror entre los habitantes y obstaculizar cualquier intento de presencia estatal.
Víctimas de minas
El 15 de abril, Josué, un jornalero de 29 años, resultó gravemente herido tras activar una mina terrestre mientras trabajaba en una huerta de la comunidad Lomas de Hoyos, en Apatzingán. El caso es uno de los siete ataques con explosivos registrados solo en abril, que han dejado un saldo de cinco muertos y tres heridos.
A esto se suman agresiones como la emboscada con drones explosivos registrada en febrero, en la que murieron cuatro soldados y nueve más resultaron heridos. Estos hechos reflejan una preocupante evolución en las tácticas del crimen organizado, que ahora adopta métodos propios de un conflicto armado.
Pueblos vacíos y comunidades olvidadas
La violencia ha provocado un desplazamiento masivo en varias localidades. Comunidades como El Terrero, Los Hornos y La Bocanda han sido completamente abandonadas, convertidas en pueblos fantasma. Las familias han huido dejando atrás hogares, cultivos y pertenencias ante la falta de garantías de seguridad.
“Nos dejaron solos, sin protección; tuvimos que huir para salvar nuestras vidas”, relató un campesino desplazado al medio La Silla Rota.
Desde finales de 2023, la presencia del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional ha disminuido considerablemente en la región, lo que ha permitido a los cárteles expandir su control. Aunque el gobierno estatal anunció operativos para localizar y desactivar narcominas, los resultados han sido limitados.
El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla aseguró que se han desplegado equipos especializados en los municipios más afectados: “Estamos trabajando para limpiar las zonas afectadas. No vamos a dejar a la gente sola”, afirmó. No obstante, la percepción en las comunidades es otra: el abandono persiste.
En municipios como Tepalcatepec y Aguililla, los testimonios de quienes han huido retratan un panorama devastador. “Ya no es solo miedo a una balacera. Es el temor de pisar una mina. Es ver tu comunidad vacía, con casas abiertas, como si el tiempo se hubiera detenido”, relató un maestro que abandonó su hogar.
El desplazamiento forzado no solo implica la pérdida de viviendas, sino también el abandono de tierras, cosechas y proyectos de vida. La vida rural en Michoacán está siendo desmantelada por la violencia, mientras muchos esperan una respuesta estatal que aún no llega.
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