Atlixco: 40 años de tradición, engrillados cargan cadenas y espinas en Viernes Santo
Los engrillados de Atlixco cargan 176 libras de cadenas y espinas para conmemorar 40 años de tradición que honra la Pasión de Cristo cada Viernes Santo

Engrillados en Atlixco, Puebla. Crédito: EFE
Un grupo de fieles protagonizó una de las manifestaciones más extremas de devoción religiosa en México, conocidos “engrillados” cumplieron 40 años de mantener viva una tradición en la que cargan hasta 176 libras de cadenas y se incrustan espinas de huizache en el cuerpo como parte de su penitencia para conmemorar la Pasión de Cristo, durante el Viernes Santo.
Desde tempranas horas del Viernes Santo, 28 personas -20 hombres y ocho mujeres— se dieron cita en la Capilla de Guadalupe para iniciar la preparación del ritual. Allí comenzaron a alistar las pesadas cadenas y las espinas, mientras ofrecían oraciones cargadas de fe y gratitud. Cada uno de los participantes lo hace por motivos personales: algunos como forma de cumplir una promesa, otros como agradecimiento por los favores recibidos durante el año.
La práctica, aunque dolorosa, es considerada un acto de profunda fe en esta localidad del centro del país. Las espinas, cuidadosamente elegidas del huizache —una planta espinosa nativa— se clavan en la espalda y otras partes del cuerpo, mientras los engrillados recorren las calles descalzos, arrastrando las cadenas como símbolo de penitencia y sacrificio.
Más allá del impacto visual que genera el ritual, esta tradición es también un poderoso testimonio del sincretismo cultural y religioso que permanece vigente en comunidades del interior de México, donde la fe se vive de forma intensa y profundamente arraigada.
¿Cómo van los engrillados?
Las mujeres se colocan las túnicas cortas para dejar libres brazos y piernas, los hombres utilizan un taparrabos con el torso y extremidades al descubierto, y todos portan color morado o negro como lo marca el luto en la religión católica.
Después se colocan cadenas cruzadas en espalda y pecho, y amarradas en los tobillos, que en conjunto llegan a pesar de 25 a 80 kilos por persona, para después clavarse espinas con las que recorrerán tres kilómetros, en alusión al último camino de Jesucristo.
Luis Abraham Moranchel, coordinador de los Engrillados de la Capilla de Guadalupe de Álvaro Obregón, compartió que la tradición cumple 40 años, por están apoyando a nuevos participantes en su proceso físico, mental y espiritual.
“Para los que son nuevos, se les pide que al mediodía salgan descalzos, para que más o menos se vayan acoplando al clima, al sol, y al piso, porque si vas a llegar como si nada el mero día, se va a resentir el calor del chapopote (tipo de asfalto) y del cemento, se necesita preparación y tener buena condición física”, describió.
Muestras de fe
Margarita Domínguez expresó que es el primer año que participa en la procesión para agradecer porque, pese a todo lo que ha pasado en su vida, la fe la motivó a salir adelante.
“Lo que me mueve es mí fe, el amor a mis hijos, es lo que más me motiva la fe”, compartió la mujer.
La feligrés expuso que cambió su estilo de vida para llegar a este día.
“Primero que nada. tuve que acercarme más a Dios, ingresé a un curso bíblico y decidí esto porqué sé qué le estoy ofreciendo Dios por todo lo que he vivido”, contó.
Las tradiciones de Semana Santa se conjugan con el folclor en México, donde hay casi 98 millones de católicos, la segunda cifra más alta del mundo, sólo por detrás de Brasil, según el último censo de 2020.
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