Qué es la crianza receptiva y cómo influye en el cerebro emocional de los bebés
Un estudio revela que una crianza sensible y consistente puede proteger a bebés con temperamento difícil de futuros problemas emocionales

Los bebés con un temperamento más intenso “necesitan un entorno que los ayude a regular sus emociones”. Crédito: Shutterstock
Un nuevo estudio ha arrojado luz sobre el impacto profundo que la crianza temprana puede tener en el desarrollo emocional de los bebés, especialmente en aquellos que presentan un temperamento más reactivo y sensible desde sus primeros meses de vida.
Investigadores de la Universidad Reichman han seguido de cerca la evolución de 51 parejas madre-bebé durante el primer año de vida del infante, con el objetivo de comprender cómo las respuestas parentales influyen en la actividad cerebral y en la regulación emocional de los más pequeños.

Se estima que uno de cada cinco bebés nace con un temperamento turbulento, caracterizado por una alta sensibilidad a los estímulos, llanto excesivo y dificultad para calmarse tras un episodio emocional. Este tipo de temperamento ha sido previamente identificado como un factor de riesgo en el desarrollo de trastornos de ansiedad y otras dificultades socioemocionales durante la infancia y adolescencia.
Sin embargo, los hallazgos del estudio revelan un mensaje alentador, estos patrones temperamentales no están escritos en piedra.
La crianza, especialmente cuando es contingente y responsiva —es decir, cuando los padres responden con precisión y sensibilidad a las señales del bebé—, puede influir directamente en el desarrollo cerebral y emocional del niño.
Los investigadores observaron a los bebés a los cuatro meses para evaluar tanto su temperamento como el nivel de respuesta de sus madres. Posteriormente, a los doce meses, se les realizó un electroencefalograma (EEG) para analizar la actividad cerebral y se les expuso a situaciones diseñadas para medir su reacción ante el miedo y el dolor ajeno.
Los resultados mostraron diferencias claras entre los bebés que recibieron cuidados sensibles y aquellos que no. En el primer grupo, los patrones de actividad cerebral observados favorecían una mayor capacidad de regulación emocional y respuestas más adaptativas frente al miedo.
Bebés con temperamento científico
Incluso se identificaron señales tempranas de empatía, como intentos de consolar a otros en situaciones de malestar. En contraste, los bebés con temperamento difícil que no recibieron una respuesta parental adecuada desarrollaron una actividad cerebral asociada con dificultades emocionales, mostraron mayor miedo en contextos desconocidos y tendieron a ser menos prosociales.
La doctora Tahli Frenkel, líder del estudio desde la Facultad de Psicología Baruch Ivcher, subraya que estos hallazgos confirman el valor de la crianza como un factor protector esencial. En sus palabras, los bebés con un temperamento más intenso “necesitan un entorno que los ayude a regular sus emociones”, y cuando los padres logran sintonizar con el ritmo de sus hijos, están fortaleciendo la resiliencia emocional desde el inicio.

Frenkel también hace hincapié en el desafío que representa criar a un bebé con estas características, tanto en lo emocional como en lo práctico. Por ello, aboga por estrategias de acompañamiento que brinden a los padres el apoyo emocional, los conocimientos y las herramientas necesarias para enfrentar esta etapa de forma más positiva.
La conciencia sobre estas dinámicas puede transformar no solo la experiencia de crianza, sino también el desarrollo del niño y la calidad del vínculo entre ambos.
El estudio ha sido publicado en Developmental Psychology, dentro de un número especial en homenaje a Jerome Kagan, pionero en el estudio del temperamento infantil. Este reconocimiento refuerza el peso científico de los hallazgos, que además proponen una ruta clara hacia intervenciones tempranas más eficaces.
La combinación de concientización, detección oportuna y apoyo personalizado no solo puede prevenir dificultades futuras, sino también potenciar un desarrollo emocional más saludable y equilibrado para los niños desde el inicio de sus vidas.
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