Alimentos ultraprocesados ​​podrían acelerar los cambios cerebrales del Parkinson

Consumir muchos ultraprocesados se asocia con signos tempranos del Parkinson, según un estudio que siguió a 42.853 personas durante 26 años

La prueba cutánea detecta con precisión el Parkinson y otras enfemerdades neurodegenerativas

La enfermedad de Parkinson (EP), la demencia con cuerpos de Lewy (DLB) y la atrofia multisistémica (MSA) son trastornos degenerativos que afectan a muchas personas en el mundo. Crédito: Kotcha K | Shutterstock

Una dieta rica en alimentos ultraprocesados podría estar relacionada con el desarrollo temprano de síntomas asociados con la enfermedad de Parkinson, según sugiere una nueva investigación publicada el 7 de mayo de 2025 en la revista Neurology. Aunque el estudio no demuestra una relación causal directa, los hallazgos refuerzan las crecientes sospechas sobre el impacto negativo de ciertos hábitos alimenticios en la salud neurológica a largo plazo.

Los investigadores centraron su atención en la etapa más temprana de la enfermedad, conocida como Parkinson prodrómico. En esta fase inicial, ya comienza el proceso de neurodegeneración, aunque los síntomas clásicos de la enfermedad como los temblores, la lentitud en los movimientos o los problemas de equilibrio aún no se manifiestan. En su lugar, los primeros signos pueden incluir alteraciones del sueño, pérdida del olfato, somnolencia diurna, trastornos depresivos, dolor corporal o incluso cambios en la visión del color. Estos síntomas pueden aparecer años, o incluso décadas, antes del diagnóstico clínico.

El estudio, liderado por el Dr. Xiang Gao del Instituto de Nutrición de la Universidad de Fudan en Shanghái, hizo seguimiento a 42.853 personas adultas con una edad promedio de 48 años al momento de iniciar la investigación. Ninguno de los participantes presentaba la enfermedad al comienzo del estudio. Durante un período de seguimiento de hasta 26 años, los voluntarios se sometieron a evaluaciones médicas periódicas y respondieron cuestionarios relacionados con su salud y alimentación.

Una parte esencial del estudio consistió en evaluar los hábitos alimenticios de los participantes, quienes completaron diarios de comida cada dos a cuatro años. Estos registros permitieron a los científicos estimar la cantidad diaria de alimentos ultraprocesados que consumían, dividiéndolos en cinco grupos según el nivel de ingesta. Entre los productos considerados ultraprocesados se incluyeron cereales industrializados para el desayuno, refrescos azucarados o con edulcorantes artificiales, perritos calientes, galletas empaquetadas, snacks salados, productos lácteos azucarados, salsas, untables y otros condimentos industriales.

El grupo con mayor consumo ingería en promedio 11 o más porciones diarias de este tipo de productos, mientras que los que estaban en el extremo opuesto consumían menos de tres porciones al día. Una porción equivalía, por ejemplo, a una lata de refresco, una rebanada de pastel industrializado o una cucharada de kétchup.

Los resultados revelaron que aquellos que pertenecían al grupo con mayor consumo tenían 2,5 veces más probabilidades de presentar al menos tres signos tempranos de Parkinson en comparación con quienes tenían la dieta más baja en ultraprocesados. Al analizar cada síntoma de manera individual, el vínculo persistía en casi todos los casos, con excepción del estreñimiento.

Para el Dr. Gao, los hallazgos refuerzan la idea de que las decisiones alimentarias cotidianas pueden tener repercusiones a largo plazo sobre el cerebro. “Llevar una dieta saludable es crucial, ya que se ha asociado con un menor riesgo de enfermedades neurodegenerativas, y las elecciones dietéticas que hacemos hoy pueden influir significativamente en la salud de nuestro cerebro en el futuro”, expresó.

Sin embargo, el propio equipo de investigación reconoce ciertas limitaciones en el estudio. Una de ellas es la naturaleza autodeclarada de los registros alimentarios, ya que los participantes podían no recordar con precisión lo que consumieron o con qué frecuencia lo hicieron. Además, aunque se halló una asociación significativa, el estudio no puede establecer una relación causa-efecto definitiva.

A pesar de esto, el mensaje que deja el trabajo es claro, reducir el consumo de productos ultraprocesados y optar por alimentos más naturales e integrales podría ser una estrategia efectiva para cuidar la salud neurológica a largo plazo. Aún así, los investigadores señalan que se requieren más estudios para confirmar si modificar la dieta puede retrasar el inicio de los síntomas tempranos de la enfermedad de Parkinson.

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